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Saña y alevosía, embarazo y violación

El pasado lunes, en Akron, Ohio, ocho policías dispararon contra Jayland Walker, un hombre negro de 25 años al que intentaron detener por una violación del tránsito. El joven, para evitar su captura, dejó el carro y corrió hacia un parqueo. 

Fueron 60 los disparos que lo impactaron cuando huía… Noventa las descargas de las armas oficiales para ultimarlo y en solo seis segundos. Puede hablarse de saña —esa violencia y crueldad provocada por un enfado muy grande con la que se trata a una persona o cosa, dice su definición—, también de alevosía —que es la comisión de un delito «a traición y sobre seguro», como establece un código penal.

La declaración oficial de lo que sucedió busca la justificación al asesinato: «Las acciones del sospechoso hicieron que los oficiales percibieran que representaba una amenaza mortal para ellos». Cálculo frío e hipócrita del proceder policíaco: llamaron a los servicios médicos, pero Walker fue declarado «muerto en la escena».

Bobby DiCello, abogado de la familia Walker, dijo a la prensa que cree que el número de disparos superó los 90, y que una investigación indica que Walker recibió de 60 a 80 heridas. «Fue una cantidad increíble de disparos».

Embarazoso de decir, pero Jayland Walker fue ejecutado, tal y como ocurría hasta mediados del siglo XX, cuando se prendía fuego a las cruces y «frutos extraños» colgaban de los árboles.

Utilicé la palabra embarazoso, así se dice de lo que hace sentir incomodidad o vergüenza. Y embarazo tiene otra acepción, que en algunos casos puede ser sinónimo de la mayor felicidad del mundo, la dulce espera de la maternidad, pero también asociarse a la incomodidad y la vergüenza, cuando las circunstancias de la gestación están asociadas a una situación no deseada, implica riesgo para la vida de la gestante o es producto de una violación o sexo no consentido.

Casi coincidente en el tiempo, Ohio dio otra noticia incómoda sobre el irrespeto a los derechos de las personas. En este caso no se conoce el nombre de la protagonista principal, por razones obvias —le llamaremos Jane Doe, como se acostumbra en Estados Unidos para ocultar una identidad o porque se desconoce—, pero sí sabemos su edad.

A una niña de diez años se le negó un aborto en Ohio después de que la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó la semana pasada que estaba revocando Roe vs. Wade que en 1973 les había dado a las mujeres estadounidenses derecho constitucional sobre la reproducción.

Llegaron los impactos tangibles que la decisión del alto tribunal está teniendo en los pacientes que buscan acceso a la interrupción del embarazo, y aunque no se mencionó tampoco la palabra violación, es obvio deducir la causa. Caitlin Bernard, obstetra-ginecóloga del vecino Estado de Indiana, recibió a una paciente de diez años que tenía seis semanas y tres días de embarazo, informó el Indianapolis Star. La niña debe viajar kilómetros en busca de la ayuda necesaria que la corte máxima en Ohio le negó: una suspensión de emergencia de la prohibición del aborto.

Saña y alevosía con Jayland Walker. Saña y alevosía con la pequeña Jane Doe.

4 de julio de 2022, a 246 años de la independencia de Estados Unidos, lo escribo sobre este lamentable hecho. Mientras allá se atragantan de hamburguesas y cerveza, se agitan las banderas, resuenan los fuegos artificiales…       

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