La tecla del duende
Las tertulias con nuestros lectores en la capital cumplen este sábado 17 años. Exactos. Porque el 12 de febrero de 2005, tras una sugerencia de Deyanira Dorta Duarte y la aprobación de los lectores, se juntaron los tecleros en el mítico Hueco de G y 21.
En aquel momento, Guillermo Cabrera Álvarez propuso que el número mágico en La Habana fuera el dos: segundo sábado, dos de la tarde, dos horas de duración y entrar al encuentro, en la medida de lo posible, de dos en dos. Ahora solo habría que agregar: a dos metros de distancia.
Pero no únicamente habrá magia con el dos. Cumpliremos 17 en la calle 17 del Vedado, justo en la esquina donde se intersecta con D, señalizada por el busto al más universal de los cubanos. Ese mismo joven que, con 17 años, conoció el horror del presidio sin que este le borrara de su alma la bondad y la poesía.
De modo que este sábado habrá bondad, poesía, números e invitados de lujo, aunque la pandemia nos haya impedido un evento nacional. La salud nos propone abrazos a distancia, y los habrá en la comunicación con nuestros coordinadores de tertulias.
Números en nuestras vidas, he ahí un tema para el sábado. Pero los aniversarios reciben todas las propuestas. Una cita para lectores que se encuentren en la capital cubana, el segundo sábado de febrero, a las dos, en 17.
Desde Sancti Spíritus, Arminda Madrigal me cuenta que Inés viajó de La Habana a su terruño y las tecleras espirituanas le organizaron un almuerzo por su cumpleaños. Xiomara también estuvo sumando una velita más a la torta, así que la celebración es también desde nuestra columna.
Agradezco el mensaje de Efrén Domínguez, quien gracias a Margot compiló algunos recuerdos de los tecleros en Matanzas. Emocionan mucho. Y en Guaracabulla, Ana María festejó su cumpleaños con los protocolos requeridos, y el teléfono y la radio hicieron internacional su felicidad.
Quedo a la espera de noticias desde Batabanó, desde España Republicana y desde Holguín. Pero también desde cualquier otro sitio donde usted nos lea y quiera sumarse al intercambio.
N.: Quédate con todo, pero no contigo, que ahora estás conmigo donde ni siquiera estás tú. N plus.
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