La tecla del duende
Una lectora de nuestra sección, integrante de la Tertulia espirituana, se despidió de la vida sin poder decirles adiós a tantos amigos… Conocí la noticia y recordé aquella premiación del concurso internacional Cartas de Amor, en el año 2018. Ella, múltiple ganadora del certamen, estuvo allí. Fue la última ocasión en que pude abrazar a Teresa Toyos.
Nada hacía presagiar el desenlace fatal, hace apenas dos semanas. Son las cosas de la vida. O las cosas de la muerte. Pero la Parca no mata los recuerdos, no puede: por eso veo a Teresa en aquel viaje desde Las Tunas hasta Sancti Spíritus, hablando apasionadamente de su nieta. Invitándome al concurso espirituano y mundial de las epístolas amorosas, con tanta pasión, que me llevó hasta el lugar cimero en una de las ediciones.
Esta no es una carta de amor, Teresa, pero son tantos los amigos que te quisieron… Hoy las palabras duelen, porque se sienten desde adentro y desde todos. Eres ese polvo enamorado que no pudo esparcirse, pero que llevamos en nuestras pupilas para iluminar los senderos. En nuestro andar, me llevo tu sonrisa que venció los dolores, para demostrar lo que es sobreponerse. Haremos una expedición por toda la provincia, y los ocho municipios espirituanos te conocerán mejor. ¡Ay, viejita! Seguiré viéndote, con ese entusiasmo que se admiraba, desplazándote por Cuba. Es tan fuerte el recuerdo de tu presencia, que quienes te conocimos no permitiremos que te ausentes jamás.
Reporta desde Holguín la periodista Yanela Ruiz González: El periódico ¡Ahora! recibió el cariño y la celebración de la Tecla del Duende de Holguín, por nuestro aniversario 60. Como es costumbre en ellos, vinieron a agasajarnos (…), con mucho amor e iniciativas que enamoran el alma. Ese piquete de apasionados por lo bello, que andan por toda Cuba con la patria en el pecho, como dijera su coordinadora Caridad Martínez (Cary), nos sorprendió con un asalto de admiración y mucho respeto por la #GentedeAhora, que hacen el periódico de los holguineros, su periódico.
Se escapan de nuestra vista, pero no de nuestros corazones quienes parten físicamente. Nos quedan los recuerdos felices, las sonrisas compartidas: esa debe ser su presencia entre nosotros (Anónimo).
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