Francisco Riverón. Nació en Güines el 2 de abril de 1917. Realizó en esta localidad sus estudios primarios, pero tuvo que abandonar la escuela en el octavo grado para colocarse de aprendiz de zapatero, oficio que aprendió para ayudar a la economía familiar. En su tiempo libre se dedicó a leer a los grandes maestros de la poesía y aprendió así la técnica del verso.
Cultivó distintas estrofas, pero en la décima logró sus mejores aciertos líricos, aunque otros poemas suyos fueron muy conocidos, como es el caso de Epístola a José Martí, que tuvo un gran impacto social por el tema que trató.
Su poesía tenía la gracia indispensable de toda expresión poética. Sus temas más recurrentes fueron la belleza de la naturaleza de nuestra Patria y las tradiciones del campesino cubano.
En la época prerrevolucionaria su poesía social denunció la explotación en que vivía sumido el pueblo cubano, en especial el hombre del campo. Integró una promoción de decimistas de la mejor formación cultural, quienes a partir de los años 40 comenzaron a dirigir sus esfuerzos hacia el enlace de las tradiciones populares y cultas de la décima cubana, mediante el desarrollo de una tropología autóctona, tomando como modelo las figuras surgidas espontáneamente en el habla del campesino.
Cuando falleció en La Habana, el 13 de enero de 1975, Riverón Hernández dejó publicadas muchas de sus décimas, que fueron traducidas al ruso, al alemán, al chino y al rumano.
Sobre su obra literaria escribió Jesús Orta Ruiz, El Indio Naborí, lo siguiente: «Francisco Riverón, joven poeta de Güines, acaso vio el Mayabeque con unos ojos, afín al andaluz Federico, que viera o soñara el Guadalquivir de las estrellas y cantó décimas con una nueva voz, como tomando café de más intenso aroma, en la misma jícara».
