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El leninismo recupera sus poderes

No hay actualmente ningún esfuerzo constructor del socialismo que no haya retomado los principios leninistas, considera la licenciada en Filosofía Nidia Nelia Estévez Febles

Autor:

Margarita Barrios

Así como el descubrimiento de la Ley de gravitación universal es muy antigua y no por eso ha dejado de imponer sus desafueros físicos, el pensamiento de Lenin, quien nació hace 138 años y murió hace 84, el 21 de enero de 1924, sigue siendo revolucionario, útil, valioso y certero.

Nidia Nelia aboga porque la juventud cubana conozca el pensamiento de Lenin A esa conclusión llegamos tras dialogar con Nidia Nelia Estévez Febles, máster en Ciencias desde 2007 y jefa de Cátedra de Filosofía de la Escuela Superior del Partido Ñico López, a propósito del nuevo cumpleaños de Vladimir Ilich Lenin.

La también licenciada en Filosofía Marxista-Leninista desde 1982 trae a la actualidad el legado teórico del gran dirigente, convencida de que «aún hoy, venciendo el poder gastador del tiempo, el leninismo sigue latiendo en millones de corazones».

—¿Cuánto puede aportarle la teoría leninista a la reconstrucción de los «modelos» de la izquierda hoy?

—Como el marxismo, el leninismo sigue siendo noticia en el orbe y ha recuperado sus poderes, luego de una etapa de aparente decaimiento. Hasta pudiera decirse que está en la calle y de moda nuevamente.

«El leninismo es un referente imprescindible para lograr el triunfo en la construcción de ese mundo que Fidel asegura que es posible mejorar. Pero más que de “modelos”, es más eficaz hablar de sujetos o actores de los movimientos populares y revolucionarios. Decir «modelo» hace pensar en un fenómeno diseñado con exactitudes de edificio.

«No se puede aplicar el leninismo sin tener en cuenta las particularidades de cada región del mundo, sus características propias, su historia. Eso forma parte del legado leninista.

«Los revolucionarios de hoy tienen la gran responsabilidad de concebir y crear métodos que se correspondan con cada país, para poder satisfacer sus necesidades sociales, políticas, económicas y de todo tipo.

«En su trabajo Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática, el propio Lenin aseguró que “Las tareas políticas concretas hay que plantearlas en una situación concreta”.

«Incluso aclaró con énfasis —y puede confirmarse en la página 495 del tomo I de sus Obras Completas— que “la sustitución de lo concreto por lo abstracto es uno de los pecados capitales, uno de los pecados más peligrosos que pueden cometerse en una revolución”».

Ejemplo de comó se sigue estudiando a Lenin es la revista Paradigmas y utopías, que edita trimestralmente el Partido del Trabajo de México —¿Hasta qué punto la violación de los postulados y presupuestos leninistas condujeron al fracaso del «modelo» soviético?

—Justamente como Lenin fue el primero que llevó a la práctica y pudo dirigir una Revolución socialista por primera vez en el planeta, es imprescindible no solo estudiar su pensamiento, su legado, sino materializarlo en su esencia, adaptándolo a las tipicidades de cada país, cada pueblo y cada historia.

«Las tradiciones de cada nación no pueden olvidarse a la hora de concebir la aplicación creadora del marxismo y del leninismo. En su trabajo El 18 Brumario, Carlos Marx sentenció que “las tradiciones de las generaciones muertas, pesan como una losa sobre los cerebros de las generaciones vivas”. Claro, no se trata de copiar, ni siquiera de remendar tradiciones, sino de aplicar en forma dialéctica y concienzuda los principios leninistas, como hizo Lenin con el marxismo.

«Pero violar sus esencias cuesta lo que ya sabemos que ha costado. Lenin fue un marxista consecuente, por coherente y por no copiar, sino crear. Él fue el maestro del análisis concreto de una situación concreta.

«Planteó con fuerza que “sin teoría revolucionaria, no hay movimiento revolucionario”. Y apenas es necesario recordar a estas alturas que lo que Marx, Engels y Lenin esbozaron, solo fue una “guía para la acción”. Pero no hay acción valedera si se olvida el ideario teórico y práctico del hombre que fundó un Partido, hizo un Estado y dirigió una Revolución a partir de una teoría científica y revolucionaria, aunque después haya sido mediatizada.

«Es preciso hurgar, repensar, releer a Lenin, para no olvidar las tácticas y estrategias que sugirió a los revolucionarios del mundo, no solo a los bolcheviques. Él no hizo una Revolución solo para los rusos o los soviéticos, la hizo para el proletariado mundial. Y entre sus presupuestos estaban no apartarse de las masas, interpretar sus ansias, sus necesidades, crear conciencia, como siempre ha hecho Fidel».

—¿Cuáles son las diferencias sustanciales entre stalinismo y leninismo?

—Cuando se habla de stalinismo no se habla solo de Stalin, sino de las concepciones suyas, cómo se fue aplicando lo que él impuso en un momento determinado y su secuela social. La primera gran enseñanza de Lenin es analizar cada fenómeno en su contexto original.

«Lenin, en 1923, ya muy enfermo, escribió una carta-testamento al Comité Central del Partido donde alerta las consecuencias que pueden tener las características personales de Stalin.

«Fidel recientemente en su Reflexión sobre el presidente brasileño Lula dijo sobre ese dirigente soviético que aunque fue un militante honesto y consagrado, cometió muy graves errores que lo llevaron a posiciones sumamente conservadoras y cautelosas».

Stalin —precisa Nidia Nelia— olvidó el legado leninista, lo desvirtuó, no tomó las decisiones en forma colegiada, no tuvo en cuenta la democracia interna del Partido, no aplicó el principio del centralismo democrático, y simplificó y dogmatizó el legado leninista. Fue creando lo que con el tiempo dio al traste con la caída del socialismo en la URSS y Europa del Este, por culpa de desviaciones y traiciones, sin negar otras causas, como la labor encubierta del imperialismo.

«El leninismo no es otra cosa que la aplicación creadora de la teoría marxista de la revolución a las nuevas condiciones históricas. Lenin se encargó de interpretar y analizar los acontecimientos en forma que pudieran servir de fuente orientadora a los revolucionarios futuros».

—¿A 138 años del natalicio de Lenin, cómo ve su teoría del eslabón más débil?

—Ser leninista no significa dedicarse a copiar a Lenin. Fidel no lo copió, como tampoco copió a Martí. La actividad del gran realizador del histórico Octubre y fundador de la URSS pudo sentar las bases para barrer el atraso feudal de la antigua Rusia de los Romanoff, porque fue dialéctico.

«La teoría del eslabón más débil demostró precisamente eso. Lenin llamó la atención siempre sobre la necesidad de analizar las situaciones dialécticamente, tener en cuenta las contradicciones sociales, las peculiaridades de cada movimiento político. Y el socialismo tomó fuerza aún en varios países que, como China y Vietnam, eran muy pobres cuando iniciaron este camino.

«Su tesis sobre el llamado “eslabón más débil” tiene una enorme vigencia. Es una muestra del desarrollo creado por Lenin de la teoría revolucionaria. Lenin llegó a la conclusión de que el capitalismo evolucionó de modo desigual, y por tanto la revolución social podía realizarse en un país pobre como Rusia, feudal fundamentalmente.

«Su tesis se basó en su descubrimiento de la ley del desarrollo desigual y en su caracterización del imperialismo, a partir de las ideas de Marx y Engels sobre los países coloniales y semicoloniales».

—¿Por qué la mayoría de los rusos, pese al derrumbe del socialismo allí, no quieren enterrar el cuerpo de Lenin?

—Entre otras razones, porque su cuerpo momificado ha sido considerado siempre como parte de la memoria intocable y motivo de sumo respeto. Esto, sin embargo, no ha sido obstáculo para que algunos políticos e intelectuales hayan esbozado la idea de destruir el mausoleo que guarda sus restos y declarado públicamente la necesidad de enterrarlo. Mientras, otras personalidades se oponen al entierro.

«El mismo Vladimir Putin llegó a plantear que “el cuerpo de Lenin permanecerá en el Mausoleo mientras lo quiera la mayoría de los rusos”, y según artículos periodísticos buena parte de la población rusa cree que enterrar a Lenin es un ataque a la conciencia de la nación, una ofensa a la memoria del líder comunista internacional, la profanación de un símbolo y un intento por convertir a los rusos en amnésicos históricos».

—¿Cuánto se sigue estudiando el pensamiento leninista en el mundo?

—No hay actualmente ningún esfuerzo constructor del socialismo que no haya retomado los principios leninistas. Los revolucionarios actuales conocen perfectamente la tesis de Lenin de que «hay que preparar hombres que no consagren a la revolución sus tardes libres, sino toda su vida». Y ese mismo espíritu debe presidir su estudio exhaustivo.

«Lenin expresó que “el revolucionario no es quien se hace tal al advenir la revolución, sino el que mantiene con firmeza los principios y las consignas de la revolución en los momentos de mayor desenfreno de la reacción y cuando más vacilan los liberales y los demócratas”. En fin, Lenin es un símbolo y sus ideas y su pensamiento son lecciones, sencillamente inderrumbables».

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