Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Recorren estudiantes la Ruta de José Martí

Autor:

Rocío Trujillo Olivares

Estudiantes de la Enseñanza Media reeditaron la ruta que él emprendía cada día desde la Real Cárcel de La Habana hasta las Canteras de San Lázaro, durante el año en que sufrió presidio

Los días de enero siempre traerán al Apóstol a la mente de todo cubano conocedor de su historia. Ese hombre de pequeña estatura pero gigante en ideas y sentimientos supo, desde bien joven, criticar enérgicamente a quienes traicionaban a la Patria.

Corría la noche del 4 de abril de 1869 cuando un grupo de Voluntarios irrumpió en la casa de la familia Valdés Domínguez. Ellos detuvieron a los hermanos Fermín y Eusebio y realizaron un registro en el domicilio. Fue entonces que descubrieron algunas cartas entre las que se encontraba la dirigida por José Martí y su amigo Fermín Valdés Domínguez a Carlos de Castro y Castro, calificándolo de traidor por haberse alistado en el ejército español.

Pasaron algunos días y al percatarse las autoridades del contenido de la misiva, ordenaron la detención de Martí, acusándolo de deslealtad. Aquel joven enfermizo, de 17 años, no claudicó ante el encierro.

«La honra puede ser mancillada. La justicia puede ser vendida. Todo puede ser desgarrado. Pero la noción del bien flota sobre todo, y no naufraga jamás», afirmaba el Apóstol.

Un año después, el 4 de abril de 1870, fue trasladado al Presidio Departamental, ubicado cerca de las actuales calles Prado y Cárcel. En la jornada siguiente ya vestía uniforme de presidiario.

Su oscura cabellera fue rasurada por completo. A su pierna derecha ataron un grillete que, unido a una cadena, pendía de su cintura. Su delgado cuerpo fue destinado a realizar trabajos forzados en las Canteras de San Lázaro.

Iniciaba así su vida penal el recluso 113 de la Primera Brigada de Blancos. Para llegar hasta su centro de castigo, cada jornada emprendía «a las cuatro y media de la mañana, el trecho de más de una legua que separa las canteras del establecimiento penal», asegura en su texto El Presidio Político en Cuba.

Más de un siglo ha pasado desde aquellos días, y todavía hoy se recuerda la ruta que fue testigo del sufrimiento de Martí. La juventud cubana realizó en 2005 la primera convocatoria a la Ruta del Joven Martí.

En la mañana de ayer, representantes de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) protagonizaron la tercera reedición de la Ruta, en conmemoración del aniversario 156 del natalicio del Héroe Nacional, y el 50 del triunfo de la Revolución.

Declamando a pura garganta poemas del Apóstol, los estudiantes recorrieron la ruta del Maestro hasta la actual Fragua Martiana, y allí les entregaron a Armando Hart y a Cintio Vitier, el sello conmemorativo de su XI Congreso.

Al decir de Gretchen Gómez, presidenta de la FEEM, recordar su sacrificio, su esfuerzo, y la claridad de sus ideas con tan corta edad, es un verdadero ejemplo para los jóvenes de hoy, porque José Martí tenía bien definido que había que luchar por una Cuba libre, y pese a tanta opresión, siempre supo levantarse.

Mucho sufrió el maltrato del presidio, mas nunca se resignó porque creía firmemente en la victoria: «¿Qué es aquello? Pasar allí con el agua a la cintura, con el pico en la mano, con el grillo en los pies, las horas que días atrás pasábamos en el seno del hogar, porque el sol molestaba nuestras pupilas y el calor alteraba nuestra salud. ¿Qué es? Nada».

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