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Dilemas de la formación y el empleo de los graduados de la enseñanza técnico profesional

Pese a que desde hace dos cursos el otorgamiento de plazas debe hacerse en base a las necesidades, prevalecen y son costosas, social y económicamente, las incongruencias entre la formación de profesionales y las proyecciones del desarrollo territorial

Autores:

Margarita Barrios
Yahily Hernández Porto
Hugo García
Pedro A. Rizo

Javier Díaz Ruiz tiene 20 años. Desde que se graduó en el politécnico Ernest Thaelman, de Matanzas, comenzó a laborar en la Empresa de Extintores y Cilindros para Gas Faustino Pérez (Excilgas).

«Ya había pasado aquí mis prácticas profesionales y me solicitaron para hacer mi adiestramiento. Soy aprendiz de soldador y he adquirido mucho conocimiento; la teoría de la escuela la veo asociada al trabajo. Cuando falta un soldador cubro la plaza, con el rigor y la exigencia que se necesita.

«Estoy contento, porque me recibieron bien y el jefe de turno y los soldadores me enseñan mucho».

Oscar Prats, jefe de brigada de producción de cilindros para gas, comenta que cuando llegan los muchachos, la capacitadora los presenta ante el colectivo y les da a conocer su área de trabajo: «Los ubicamos en los departamentos afines con la carrera que estudiaron; como los jóvenes cumplen con las normas de seguridad y la disciplina tecnológica, eso nos da confianza para que asuman las labores solos en un momento determinado».

Sin embargo, no todos corren la misma suerte. Las matrículas para la enseñanza técnico profesional (ETP) y la posterior ubicación de los graduados se han convertido en polémica y dolor de cabeza para las familias.

Detrás del engranaje, un grupo de profesionales de Educación y del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social se encargan de cotejar las capacidades acorde con las solicitudes de las empresas y organismos. El formalismo de las instituciones a la hora de pedir las plazas que necesitarán pone a veces en peligro el buen desempeño social y económico del país.

Adalberto Milián, subdirector de ETP en Matanzas, afirma que el proceso de captación para entrar a esa enseñanza tiene su punto de partida en el análisis de la demanda de fuerza calificada que se genera en el territorio, a partir de las necesidades que informa cada organismo de la Administración Central del Estado, y obedece también a las necesidades de los municipios.

«En el actual curso escolar el ingreso a la ETP fue del 98 por ciento del plan previsto, y de este el 85 por ciento fue para obrero calificado —apuntó—, acorde con lo planteado por los organismos de la provincia, y las especialidades de más incremento fueron la construcción, mecánica, agroindustrial y transporte».

Incongruencias inexplicables

Hay un escenario de insatisfacción estudiantil y hasta familiar en Camagüey. Muchos se cuestionan: ¿Para qué nos prepararon durante tanto tiempo, si desde hace dos años, en el mejor de los casos, nos ofrecen un oficio para el que nunca estudiamos, o simplemente seguimos esperando que algo aparezca?

«La especialidad de Construcción Civil es una de las que más dificultades ha tenido para la ubicación laboral, y las muchachas tienen especial desventaja. De ellas, 28 esperan por un empleo desde el pasado año, y en este curso 35 están en igual situación», informó Aurora Rodríguez, metodóloga de Organización escolar de ETP en Camagüey.

«De los 109 egresados de Tecnología de los Alimentos solo 68 tuvieron ubicación. Los de Secretario y Operadores de Micro tienen similar situación, pues el 95 por ciento quedó sin empleo, y si tenemos en cuenta que este es un oficio netamente femenino, ellas siguen con las de perder.

«Electrónica acumula a jóvenes sin ubicación desde hace varios cursos escolares —puntualizó—. Este año graduamos 114 y solo nueve obtuvieron respuesta laboral, ni en los poliservicios se asumieron, a pesar de sus aportes y evaluaciones positivas en las prácticas laborales.

«Contabilidad posee 187 estudiantes afectados, sobre todo en los municipios de Nuevitas y Santa Cruz del Sur, y aunque el organismo de Finanzas y Precios reporta que se pueden asimilar dichos egresados, la práctica revela una gran contradicción, sustentada en que urge un control económico más efectivo, pero ni así hay repuesta».

Bárbaro Osorio, jefe del Departamento de ETP en la Dirección Provincial de Educación en Camagüey, asegura que esta realidad se fundamenta en la escasa responsabilidad de determinados organismos, entidades, empresas y ministerios, los cuales deben estudiar sus necesidades de fuerza de trabajo, según las proyecciones de desarrollo del territorio.

«No es correcto que el sector estatal necesite de nuevos egresados para su desarrollo paulatino, y el país, junto al Ministerio de Educación, los gradúe, invierta tiempo, esfuerzo y recursos, y que por ineficiencias en el proceso de demanda de organismos rectores y entidades, el joven quede sin empleo en el sector estatal».

—Sin embargo, la actualización del modelo económico cubano ha tenido como complemento una apertura en el sector no estatal, ¿puede ser esta una opción de empleo?

—Por supuesto, pero la preocupación mayor está en que el joven necesita un adiestramiento que le permita concluir su formación profesional y, además, debe retribuirle al país el esfuerzo y los recursos que se emplearon en su formación. Si la ubicación laboral es en el sector no estatal, ¿cómo se lograrán ambas cosas?
Para la metodóloga Aurora Rodríguez Solís, la relación que de hecho comienza a establecerse en el sector no estatal con los jóvenes de la ETP, encuentra barreras desde que el muchacho queda sin ubicación.

«Aunque el trabajador por cuenta propia desee emplearlo, este se verá limitado porque el graduado debe rotar por diferentes puestos de trabajo para completar sus habilidades, que es el objetivo del adiestramiento laboral.  «Hay que estudiar bien qué posibilidades de empleo brinda este naciente sector no estatal, para de manera urgente ponerlo a disposición de aquellos muchachos que no encuentran puestos en la franja estatal. Esto es un tema que aún está por estudiar».

Desenredar la madeja

Mercedes Escuredo, directora de Educación en Camagüey, opina que la solución a esta problemática no es tan sencilla; se encuentra en el empeño unido y coordinado entre los ministerios de Educación y Trabajo y Seguridad Social, así como los organismos empleadores.

«En el VI Congreso del Partido esta temática fue una prioridad. Lograr que las matrículas en las diferentes especialidades y carreras estén en correspondencia con las demandas del desarrollo de la economía y la sociedad está expresado en el Lineamiento 150.

«A este también se le suma el número 172, que expresa: Proyectar la formación de fuerza de trabajo calificada en correspondencia con las demandas actuales y el desarrollo del país, para lo cual es preciso corregir las deformaciones que hoy presenta la estructura de la formación de especialistas de nivel superior, técnicos de nivel medio y obreros calificados.

«Pese a lo establecido en los Lineamientos, lo discutido durante años en las asambleas de Educación para la ubicación laboral de sus egresados en los 34 centros escolares para la ETP y las transformaciones que asume este territorio, las incongruencias entre quienes se gradúan de la ETP y las ofertas de plazas continúa latente y a la espera, en no pocos casos, de respuestas objetivas.

«Y es que los organismos, luego de demandar fuerza de trabajo no ubican a los muchachos, ni respetan lo convenido, a lo cual se agrega que si la cifra de estudiantes que piden no cubre la matrícula que tiene que continuar estudios en la ETP, estamos obligados a darles continuidad de estudios.

«Así se inician las contradicciones para la ubicación laboral de los jóvenes, y hasta para la creación de aulas anexas, ya que con la justificación de la no demanda, los organismos no las crean o demoran este proceso», explicó.

«Qué diferente sería si se respetaran los estudios socioeconómicos de cada territorio y de la provincia, pues la prioridad del país se sustenta en esos proyectos científicos que se realizan en todo el país», agregó.

Adiestrar el futuro

En Matanzas 7 544 jóvenes cursan el técnico de nivel medio en 39 especialidades, mientras 4 220 hacen alguna de las 15 especialidades de obrero calificado.

En el politécnico Carlos Marx se estudia para técnico de nivel medio en Informática, Telecomunicaciones, Eléctrica, Automática, Geodesia y Cartografía y Refrigeración. «Todos los meses la Dirección de Trabajo viene al politécnico y se preocupan por el desarrollo del centro», explicó Lázaro León, el director.

«Por la experiencia y relación con los organismos se sabe que hay saturación de informáticos en las empresas y organismos que siempre los recibieron, pero se les busca ubicación; ningún adiestrado se queda en la calle».

Roberto Quintana, director del politécnico de Economía Antonio Guiteras Holmes, especificó que los últimos 236 graduados del centro ya están trabajando, mientras a Adolfo Alonso, director del politécnico Fabricio Ojeda, del municipio de Perico, le preocupa la ubicación laboral de los jóvenes que terminarán en julio como obreros calificados.

«Este es un municipio eminentemente agrario y van a terminar 80 albañiles», precisó. De los 110 jóvenes recién graduados de ese centro como técnicos de nivel medio, todos fueron ubicados en el territorio y en el perfil que estudiaron.

Conciliación

Sajais Mendoza, especialista en Recursos Humanos de la Dirección Provincial del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social en Matanzas, manifiesta que primero se hacen conciliaciones con las empresas, que expresan la fuerza de trabajo que necesitan, a partir de un estudio que incluye la fluctuación de fuerza laboral a partir de diversos indicadores, como las posibles jubilaciones.

«A la matrícula se le garantiza empleo para que todos hagan sus períodos de adiestramiento y servicio social, que es por tres años. Los obreros calificados todos tienen ubicación, incluso la demanda es mayor que la solicitada».

Las empresas que más demandan son las del Minagri (1 539 obreros calificados y 970 técnicos de nivel medio), el Micons (con más de 1 700 albañiles, 680 carpinteros en banco, y 301 especialistas en instalaciones hidráulicas). El Minbas, necesita, hasta el 2015, más de 530 técnicos en refinación petrolera, 162 en Mecánica y mantenimiento del petróleo, y otro grupo significativo en la especialidad de Química, lo cual obedece a la futura construcción de la refinería matancera y al desarrollo petroquímico de la provincia.

Estudios que no se estudian

Camagüey, como el resto de las provincias del país, ha desarrollado estudios en los que se revelan las prioridades económicas para las próximas dos décadas.

La Doctora en Ciencias Técnicas Anelis Marichal González, directora provincial de Planificación Física, mencionó algunas de las prioridades inversionistas y económicas de este territorio, que bien podrían ser el punto de partida para transformar lo que hoy parece ser el talón de Aquiles de ministerios que no dan respuesta a la ubicación laboral.

—¿Con qué recursos naturales cuenta Camagüey para su desarrollo económico-social sostenible?

—El suelo es su recurso fundamental, por su extensión y por sus riquezas naturales; es aquí incuestionable el desarrollo paulatino de la agricultura y de la industria azucarera, al punto que debe ser, como lo es hoy, la mayor productora de leche y carne del país, y a la vuelta de cinco años, de azúcar también.

«Es fundamental el sector de la Construcción, porque cada proyecto tiene que estar acompañado de inversiones de obras civiles, diseminadas por todo el territorio.

«Se avizora un desarrollo paulatino del turismo en la cayería norte de Camagüey, que va a demandar fuerza de trabajo especializada, y los estudios revelan que la provincia no cuenta con esta.

«En primer término se demandará de constructores, agricultores con todos sus oficios, informáticos, contadores, economistas, proyectistas, transportistas, secretarias, electricistas, albañiles, hidráulicos, eléctricos, cocineros, gastronómicos, plomeros, carpinteros en blanco, pintores y todos los oficios de hotelería y turismo».

—¿Si no se garantiza esa fuerza de trabajo en Camagüey…?

—La provincia cuenta con proyecciones de desarrollo económico a mediano plazo, en el entorno de un quinquenio, y a largo plazo, para unos 20 años. Y con estas deben coincidir las proyecciones de formación de la fuerza de trabajo calificada.

«Si no nos preparamos desde ahora sería muy difícil asumirlo con la fuerza de trabajo de la provincia, y esto va en detrimento del desarrollo, porque estaríamos limitando el proceso inversionista y dependeríamos de fuerzas externas que no ayudarían al desarrollo local».
—¿Conocen los ministerios de estas proyecciones económicas?

—Todos las dependencias ministeriales de la provincia conocen de este desarrollo; creo que hay que prestarles mayor atención a las proyecciones para realizar anualmente un balance de fuerza de trabajo de manera objetiva.

En busca de respuestas

Nuestra responsabilidad es garantizar la formación de la fuerza de trabajo calificada, tanto de técnico de nivel medio como obrero calificado que requiere cada organismo, y darle continuidad de estudios a todo graduado de noveno grado, aseguró Alexander Manso, director de la ETP del Ministerio de Educación.

«Desde hace dos cursos escolares se han tomado en cuenta, para organizar el otorgamiento de plazas, las necesidades de cada territorio. Antes se hacía por capacidades de los centros escolares; ahora hay un mayor apego a la realidad».

—¿Puede que esta demanda no esté acorde con las necesidades del territorio?

—Sabemos que esta demanda tiene insuficiencias e influyen procesos que se realizan en el país, como el de disponibilidad. Algunos empresarios piensan, erróneamente: cómo voy a demandar si yo declaro trabajadores disponibles.

«Esto es un análisis parcializado del fenómeno, porque hay que tener en cuenta otras variables, como son, por ejemplo, las inversiones en el sector y las jubilaciones.

«Un ejemplo de que nos acercamos más a la realidad es que durante muchísimo tiempo teníamos una cantidad enorme de técnicos y casi nulos los obreros calificados. Hoy se ha invertido la pirámide.

«Hace cuatro años los obreros calificados no rebasaban los mil estudiantes. El curso anterior, de los más de 70 000 graduados de noveno grado que fueron a la ETP, más de 47 000 están hoy preparándose como obreros calificados, y solamente unos 23 000 como técnicos de nivel medio».

—De los que hoy están estudiando en centros de la ETP,  ¿cuáles tendrían problemas para su ubicación?

—En los últimos dos años hemos tenido problemas con las especialidades de los servicios e informática, que tuvieron amplias matrículas para planes perspectivos que no se cumplieron en el país al ritmo que se esperaba.

«En el caso de los informáticos, estamos haciendo un trabajo sistemático con el gobierno en cada provincia, porque hay sectores que no conocen bien toda la gama de labores que ellos pueden realizar.

«Con los servicios también pensamos que podrán encontrar ubicación laboral en el sector no estatal, con la ampliación de este tipo de trabajo en el país.

«El camino es garantizar a todo joven su continuidad de estudios cuando termina el noveno grado, pues todavía son menores de edad y no pueden acceder al mundo laboral. Deben prepararse para la vida, para ser útiles a la sociedad».

—Hay también dificultad con la formación vocacional, y algunas plazas que se ofertaron no fueron cubiertas.

—El Ministerio de Educación y los organismos empleadores han realizado muchos esfuerzos en este sentido, pero no podemos negar que es todavía una asignatura pendiente.

«El plan de ingreso para técnicos de nivel medio del pasado año se cubrió completamente; para obrero calificado no fue así. La mayor cantidad de plazas eran para la construcción y la agricultura, que son las más necesarias y también fueron las que más quedaron sin cubrir».

—¿Cuál es la tendencia para el actual curso escolar?

—La misma. La perspectiva económica del país es que la mayor cantidad de personas estén vinculadas al proceso productivo; por lo tanto será una mayor cifra de obreros calificados que de técnicos, y se seguirán priorizando las especialidades de la construcción, el transporte, la industria básica y las agropecuarias.

Es imprescindible empatar «el palo con la chambelona» para que los egresados de la ETP no encuentren, junto con su diploma de graduados, la frustración de no encontrar una ubicación laboral luego de años de estudios que pasan con la esperanza de que serán útiles.

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