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El suelo que nos salva

Cerca del 80 por ciento de la tierra cubana cultivable presenta algún tipo de degradación, pero anualmente se benefician 500 000 hectáreas con la agroecología como práctica prevaleciente

Autor:

Marianela Martín González

El suelo, además de cumplir la función de producir biomasa y fibra, recicla los nutrientes, filtra el agua y es un banco de genes y archivo de nuestro patrimonio geológico y arqueológico. Es también el elemento fundamental para el ciclo planetario del carbono, pues es el segundo reservorio de materia orgánica más importante en el planeta, después del océano.

Con ese recordatorio, Luis Gómez Gorrín, director del Instituto de Suelos, inauguró el Taller sobre manejo de suelos, tecnologías y estrategias para mitigar los efectos del cambio climático, que desde este miércoles y hasta hoy sesiona en el Palacio de Convenciones.

En otro momento de la jornada la investigadora Miriam Limia, del Instituto de Meteorología, al impartir su conferencia magistral relacionada con el impacto del cambio climático en la agricultura, comentó los estudios realizados sobre el fenómeno y su evaluación para disminuir el efecto invernadero, la cual contempla la sugerencia de fuentes de energía renovables, tanto para el desarrollo económico como social.

Al referirse a los estudios desarrollados en la zona sur del occidente, en la parte comprendida en la llanura Habana-Matanzas, Limia explicó que las áreas paperas de otros tiempos, hoy, debido al cambio climático, ya no son tan productivas, fundamentalmente por las altas temperaturas que merman los rendimientos en este cultivo.

Por su parte, el doctor Fernando Funes —investigador de la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey—, responsable de la otra conferencia magistral que versó acerca de la innovación agroecológica, adaptación y mitigación del cambio climático, reconoció el quehacer naturalista que sienta bases en la agricultura tras el período especial, cuando escasearon los productos químicos.

Recordó que la agricultura intensiva contribuyó a que cerca del 80 por ciento de los suelos cubanos cultivables presenten algún tipo de degradación. Al mismo tiempo significó cómo anualmente se vienen beneficiando 500 000 hectáreas, a partir del uso de la agroecología como práctica prevaleciente.

Al referirse al cambio climático alertó sobre fenómenos como la sequía. Precisó que cerca de 1 200 millones de seres humanos no tienen acceso al agua, por lo que insistió en la importancia de recuperar la voluntad hidráulica, que por iniciativa de Fidel se instauró hace años en Cuba, la cual permitió la construcción de obras como presas y canales, y promovió una conciencia ahorradora de este recurso.

Sostuvo que hay que usar variedades eficientes, métodos adecuados de cultivo, labranza mínima y realizar otras acciones para conservar el agua sin comprometer los rendimientos.

Finalmente dijo que se debe aprovechar más el pronóstico de lluvia que tan eficientemente ofrece el Instituto de Meteorología, aplicar la agroforestería y el empleo de especies y variedades de plantas resistentes, entre otras medidas estratégicas para mitigar el cambio climático.

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