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Rebajas... ¿para engavetar?

¿Por qué no se aplican los precios a los productos del agro de acuerdo con sus calidades, como está establecido? ¿Cuál resulta la causa de la falta de una selección sobre la base de la buena calidad para la venta?

Autor:

Nelson García Santos

SANTA CLARA, Villa Clara.— ¿Por qué no se aplican los precios a los productos del agro de acuerdo con sus calidades, como está establecido? ¿A qué obedece la ausencia en los mercados de un aviso que muestre esos importes máximos de venta a la población? ¿Cuál resulta la causa de la falta de una selección sobre la base de la buena calidad para la venta?

Un análisis sobre esas realidades y su efecto negativo constituía la médula del comentario El gran ausente de los mercados, publicado el pasado 12 de marzo.

Seguimos sin respuesta sobre esas preocupaciones que laceran nuestro comercio, aunque el sentir de consumidores se expresó de inmediatico en la página web, por teléfono o personalmente, para indicar que es un mal enraizado y cuestionan cómo una información tan necesaria brilla por su ausencia en los mercados y para colmo, aducen, hay administradores que desconocen esa reglamentación.

Otros afirman que esos precios máximos nunca se aplican en ningún comercio del agro y hubo coincidencia al definir como inconcebible la transgresión de las normas por los mismos encargados de hacer valer la ley en la práctica del día a día. Esperamos una respuesta sobre esta situación, alegan.

Por cierto, este redactor les debía una explicación a los lectores. Le agradezco a Miguel Espinosa Correa, productor de la agricultura urbana, suburbana y familiar del municipio de Pinar del Río, el alerta sobre la pifia en que incurrí al obviar que para este año el Ministerio de Finanzas y Precios fijó una nueva rebaja para los productos de segunda y tercera calidad. Él expresó también su coincidencia con la esencia del comentario. Ahora a los de segunda, en relación con los de primera calidad, les deben aplicar un descuesto del 15 por ciento, y a los de tercera, el 30. Es decir, un cinco por ciento menos en el primer caso y un diez en el segundo en comparación con la otra regulación, como también nos confirmó la Dirección de Finanzas y Precios en la provincia.

En definitiva, en tener que pagar más o menos determinado porciento a la hora de comprar tampoco radica el mal, si no en la violación flagrante de la resolución que fija pagar de acuerdo con las calidades. Incluso a la vista están en los mercados productos en vías de echarse a perder sin la rebaja que piden a gritos.

 El aviso con los precios oficiales de la Resolución sería una protección ideal para los compradores, más eficaz incluso que el trabajo de los inspectores, imposibilitados de estar de manera permanente en los mercados. Y sobre este particular de las calidades parece que tampoco se mantiene un gardeo a presión, como debía ser.

 El hecho de fijar, por lo general, arbitrariamente la máxima cuantía que se debe pagar, además de contravenir la legalidad perjudica en mayor medida a las personas de menores ingresos.

 Se impone de una vez que los mercados funcionen bajo las reglas concebidas, si no ¿cuál es el fin de la legislación? ¿La gaveta?

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