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ALQUÍZAR, Artemisa.— Mucho hizo en solo 34 años. Rubén Martínez Villena, el niño al que el Generalísimo de Cuba, Máximo Gómez, presagiara luz plena de mediodía, había nacido en la etapa de la ocupación militar norteamericana y supo como nadie juntar a intelectuales y obreros, cubanos todos, en la lucha contra el tirano Machado, que fue derrocado con su empeño, aun cuando la tuberculosis le arrancaba los últimos alientos de vida.
Este 16 de enero, a 85 años de su muerte, los alquizareños se reunieron justo frente a la casa natal del intelectual revolucionario, para recordar la vida fecunda de quien es un modelo a seguir para los jóvenes de estos tiempos, como expresó Yenisey Cruz Carreño, primera secretaria de la UJC en la provincia. «Con su ejemplo iremos a las urnas el 24 de febrero a dar un Sí por la Revolución y por Cuba.
Mientras, Miyairis Bencomo, a nombre de los pioneros, agradeció a Villena por sembrar la semilla de la que luego germinara el árbol de esta Revolución, y por convertirse en un paradigma a seguir como luchador revolucionario, amoroso hijo, padre, y sensible poeta, capaz de enamorar con el verso limpio y sincero.
Entre canciones interpretadas por Ivette Letusé y Lisandra Pulido, fragmentos del poema Mensaje lírico civil y la actuación del grupo danzario Imágenes, transcurrió el homenaje que rememoró, además, el aniversario 42 de la inauguración de este inmueble como Museo Casa Natal, declarado en 1978 Monumento Nacional.
Al homenaje asistieron Omar Ruiz Martín, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido; Gladys Martínez Verdecia, miembro del Comité Central y primera secretaria del Partido en Artemisa; Susely Morfa González, primera secretaria del Comité Nacional de la UJC; Roberto Montesino Pérez, jefe del Departamento de Cultura y Propaganda del Comité Central, así como otros invitados.
