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Para que el amor no salga por la cocina

Garantizar una oferta variada y estable de alimentos a la población, generalizar las buenas experiencias en la producción e identificar potencialidades de exportación resultan algunas de las orientaciones dadas por el Presidente Miguel Díaz-Canel al Ministerio de la Industria Alimentaria

Autor:

Iviani Padín Geroy

Mantener una oferta de alimentos en el mercado nacional estable y variada se ha convertido en una misión difícil de cumplir. Gran intermitencia han mostrado algunos de los productos más necesarios en las cocinas cubanas en los últimos meses; el pan, el aceite, el pollo, la salchicha y el huevo son solo algunos de los ejemplos.

Esta fue una de las problemáticas analizadas durante el balance anual del Ministerio de la Industria Alimentaria (Minal), en el que Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, se refirió a la necesidad de garantizar una rápida respuesta a las demandas más urgentes de la población en cuanto a suministros alimenticios.

El Minal, dijo, tiene una gran responsabilidad en el crecimiento económico del país y en el mejoramiento de la calidad de vida de los cubanos. «Una falla en este sector repercute directamente en el estado de opinión del pueblo, mientras que cuando se logran resultados positivos se  incrementa la contribución, el apoyo, la esperanza y la expectativa».

El mandatario explicó que aunque la renovación y reanimación de este sector necesita un período de tiempo considerable, principalmente para la implementación de inversiones, pueden también trazarse estrategias con inmediatez que ayuden en la solución de los problemas urgentes; habrá que utilizar mejor la capacidad creativa e innovadora de los profesionales, técnicos y obreros vinculados a la producción e industria alimentaria.

Los cuadros y directivos encargados tienen que tener una conciencia emprendedora, un sentido consolidado del compromiso y de la responsabilidad; tienen que ser sensibles ante los problemas de la gente y aprender a gestionar con eficiencia; tienen que ser, por concepto, críticos, autocríticos, inconformes, reflexivos e intransigentes ante lo mal hecho, señaló.

El Jefe de Estado insistió en la importancia de la batalla ética contra la corrupción, la ilegalidad y el delito, flagelos que ocasionan cuantiosas pérdidas económicas al país y que generan desconfianza e insatisfacciones en la población. Para ello deben perfeccionarse los sistemas de control interno y reforzarse la exigencia en todos los niveles de la cadena de mando.

Los encadenamientos productivos oportunos, el mantenimiento en tiempo, el aprovechamiento de los recursos de los municipios en la producción local de alimentos, así como la implementación de nuevas normas jurídicas que calcen lo establecido en la nueva Constitución, constituyen otras de las líneas de trabajo que se deben repasar, expresó.

Generalizar las buenas experiencias en cuanto a producción de alimentos, identificar potencialidades exportables, insistir en los procesos inversionistas y en las negociaciones que atraigan capital extranjero, informatizar y automatizar, disminuir las importaciones del turismo, fueron otras de las ideas sobre las que enfatizó también Iris Quiñones, ministra del Minal.

¡Y se perdió el aceite!

Además del aceite vegetal refinado, otras nueve producciones seleccionadas incumplieron el plan: la carne de res deshuesada, las carnes en conserva, la leche en polvo, el yogur de soya, el café torrefaccionado, la harina de trigo, el aceite, la harina de soya para pienso, la cerveza y la captura bruta total, debido a la complicada situación de la acuicultura, según aparece en el informe de balance presentado.

Estos incumplimientos «impactaron desfavorablemente en la presencia de varios productos en el mercado, con mayor incidencia en la harina de trigo, la salchicha, la cerveza, la leche en polvo y el yogur».

Aunque se cumplieron las entregas de los productos de la canasta familiar normada, lo ciclos establecidos para su entrega se violaron en seis ocasiones, se generó inestabilidad en el suministro y, por tanto, problemas en la organización de las finanzas familiares destinadas a la alimentación. 

La insuficiente oferta en relación con la demanda, la sustitución del yogur de soya por mezcla para batido en la canasta familiar, y la mala calidad de varias producciones, en particular de los productos cárnicos y el pan de la canasta familiar normada, se destacan entre las quejas más frecuentes.

Resolver la deficiente oferta en cuanto a cantidad, calidad y variedad, así como generar divisa líquida por concepto de exportación y sustitución de importaciones, requiere de un complejo proceso de renovación, recuperación y modernización de las industrias. La seguridad, soberanía alimentaria e inocuidad de los alimentos también dependen de ello.

Tales directrices se recogen en el Programa de Desarrollo de la Industria Alimentaria, que establece la prioridad de las inversiones de alto y rápido impacto, la identificación de pequeñas inversiones con recursos propios y la producción en las minindustrias, entre otros aspectos.

En los resultados del sistema empresarial en 2018, según trascendió en la reunión, influyeron factores objetivos asociados con el incumplimiento de las entregas de materias primas e insumos nacionales, el impacto de los eventos climatológicos, así como la falta de liquidez oportuna y el elevado nivel de endeudamiento externo con proveedores.

También incidieron problemas subjetivos como la indisciplina informativa, la falta de análisis para identificar la causa y el origen de los problemas y para proponer soluciones efectivas a estos, deficiencias en el funcionamiento de los órganos de dirección, en los sistemas de trabajo, así como en los métodos y estilos de dirección.

A falta de pan… ¿casabe?

La poca disponibilidad de harina de trigo fue de las ausencias más sentidas por la población cubana y que afectó una buena parte del territorio nacional. En este tema se detuvo el Presidente Miguel Díaz-Canel, quien dijo que se debe aspirar a que cada vez haya más pan y con mejor calidad, y que no se puede volver a tener un bache como el de finales de 2018, por lo que resulta vital planificar adecuadamente los mantenimientos.

Según explicó Rosel Alejandro Gil Rodríguez, director general de la Empresa Cubana de Molinería, esta fue la producción de harina más baja de los últimos diez años, con 320 000 toneladas.

Informó que se prevé terminar el primer trimestre de 2019 con alrededor de 5 000 toneladas más que las registradas en similar etapa de 2018.

El oriente es la región del país que más dificultad presenta, mientras que occidente y centro muestran mayor estabilidad en los surtidos, tanto en la cadena cubana del pan como en las alimentarias locales, añadió.

Las estrategias para recuperar los niveles de producción se centran fundamentalmente en las provincias de Guantánamo, Santiago de Cuba y Granma, lo que contribuirá al ahorro por concepto de transportación desde provincias centrales, como Cienfuegos, hacia el oriente de la Isla.

Las inversiones oportunas, el puntual mantenimiento a maquinarias e instalaciones y la eficiencia en la planificación ayudarán al rescate, tanto de la empresa de molinería como del resto de los sectores asociados a la alimentación.

Al encuentro asistieron, además, Ulises Guilarte De Nacimiento, miembro del Buró Político y secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba; José Ramón Monteagudo Ruiz, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido; Ulises Rosales del Toro, vicepresidente del Consejo de Ministros, así como otros directivos e invitados.

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