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Noqueando al coronavirus

Rafael Rodríguez fue uno de los jóvenes transportistas holguineros que dio su aporte en el enfrentamiento a la COVID-19

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

HOLGUÍN.— Cuarenta y cinco días estuvo movilizado el joven Rafael Rodríguez. Motomochila en mano participó en la campaña antivectorial en varios barrios de la Ciudad de los Parques, como reservista de un batallón de Tropas Especiales. Esa llamada Operación Salud fue su primera contribución a la higiene colectiva. Pero, epidemiológicamente, todavía la vida le depararía otros aportes.

Al comienzo de la pandemia del nuevo coronavirus seguía en su cotidianidad en la Unidad Empresarial de Base (UEB) Logística Oriente, de Transmetro, en cuya sede se desempeña como técnico de transporte automotor, atendiendo la esfera energética, operaciones y otras cuestiones técnicas.

Entonces le solicitaron a la empresa personal de apoyo para el enfrentamiento al patógeno en centros hospitalarios: «Se organizó una reunión y di mi disposición. En lo primero que pensé fue en el amor y el cariño con que tendría que asumir la nueva tarea».

Se fue entonces hacia el Hospital Clínico Quirúrgico Lucía Íñiguez, a la zona roja del quinto piso: «Me sumé a las labores de auxiliar general en la sala B, donde nos ocupamos de la limpieza de cubículos y nos unimos al colectivo de enfermeras en el manejo de pacientes. Fueron 14 días en ese lugar», rememora.

«En ningún momento nos faltaron medios de protección, que cambiábamos en cuantas ocasiones fueran necesarias. Disponíamos de ropas especiales, nasobucos, botas, guantes y caretas de protección individuales», describe este moense de 31 años, residente en la cabecera provincial.

Tanto en el hospital como en la sede universitaria Celia Sánchez, en cuyos dormitorios descansaban él y sus compañeros, les brindaron alimentos de calidad, con mucha variedad en las elaboraciones. «Trabajábamos 24 horas y parábamos igual tiempo, para reponer fuerzas», apunta.

En su grupo prevalecieron los jóvenes, pero también hubo personas con más experiencia: «Mi brigada tenía 45 integrantes. Proveníamos de distintas entidades transportistas, aunque con nosotros se insertaron también colaboradores de Metrología. De mi UEB, cinco dimos el paso al frente».

Primero venció una preparación inicial para ingresar a la zona roja con conocimientos: «Eso me facilitó el trabajo y borró el miedo. Los médicos siempre esclarecieron cualquier duda. Mi familia se preocupó al principio por mis faenas allí y hubo, entre quienes me conocen, hasta algunos que dijeron: “Está loco”. Pero mis padres y amigos sabían que yo podía. De todas formas, cualquiera está expuesto a la enfermedad, nadie está exento de contagiarse», asegura.

La limpieza resultó su principal actividad en el Lucía Íñiguez, pero también trasladaban a pacientes en estado delicado y hasta llegaron a bañar y cambiar la ropa a los más complicados.

«Gracias a las nuevas tecnologías me comuniqué con mis familiares y amistades y me mantuve al tanto de mis padres y mi niña, a quienes respaldaron directivos de mi Empresa y mis compañeros mientras yo me encontraba en la zona roja. Desde la delegación provincial de Transporte también nos dieron seguimiento a los miembros de la brigada».

Terminado su aporte en el Clínico Quirúrgico, hizo estancia en Villa Azúcar para cumplir el aislamiento necesario, que luego completó en su casa, en el Consejo Popular de Pedernales, por otras dos semanas: «Al regresar a la UEB percibí que muchos “me echaban de menos”. Fui felicitado y el reencuentro fue muy lindo».

A este joven, secretario del comité de base de la UJC en la UEB Transmetro, los rigores lo acompañan desde la niñez, cuando saltaba suiza y se cuidaba de no ir a la lona en un gimnasio de boxeo moense. «Lo dejé porque mi mamá no quiso que siguiera intercambiando golpes; sin embargo, aquella etapa me disciplinó», reflexiona.

«Mi generación no disparó en la Sierra Maestra, el Escambray o Angola, pero le hicimos la guerra a la COVID-19. De ahora en adelante continuaré trabajando y compartiré junto a mi familia muchos buenos ratos», despide el diálogo con JR, presto a contraatacar a cualquier otro rival microscópico.

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