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Plata y Bronce para la Física criolla

Andrys y Wendy obtuvieron resultados relevantes en la Quinta Olimpiada Centroamericana y del Caribe de Física, celebrada virtualmente en El Salvador

Autores:

Juan Morales Agüero
Dorelys Canivell Canal

Andrys Domínguez Moreno transpira felicidad junto a familiares y amigos, y no es para menos, pues recientemente este adolescente tunero pudo agenciarse un importante lauro en un no menos connotado evento internacional estudiantil.

Aunque renuente a hablar de sí mismo, aceptó conversar con JR acerca del suceso: «Me apasiona la Física desde mi época de estudiante de secundaria básica —admite—. Pero comencé a tomarla en serio cuando varios profesores del Instituto Preuniversitario Vocacional (IPVC) Luis Urquiza Jorge fueron a mi escuela a realizar captaciones entre los participantes en el concurso provincial de la asignatura. Fui uno de los propuestos».

Ahora Andrys cursa el duodécimo grado en ese IPVC y dedica buena parte de su tiempo al estudio de esa materia, tanto en el aula especializada en concursos como en su casa. «Siempre he obtenido buenas evaluaciones», asegura. Eso sí, reconoce que es fan de la Matemática, a la que le atribuye muchos puntos de contacto con la Física.

Un momento importante para este muchacho de 17 años de edad fue el Concurso Nacional de Física de 2020, donde obtuvo la mejor calificación entre los participantes. Con los cuatro primeros lugares se integró el equipo que representaría a Cuba en la Quinta Olimpiada Centroamericana y del Caribe de Física, celebrada virtualmente en la República de El Salvador.

«El programa del evento consistió en dos ejercicios, uno experimental y otro teórico, ambos relacionados con la vida cotidiana —explicó a este diario—. En la Dirección Provincial de Educación me prepararon un local con todas las condiciones requeridas para que se grabara cada momento y luego se enviara al Tribunal Internacional de Evaluación. En las dos pruebas debía demostrar conocimientos de la materia».

Andrys sorteó con inusitado acierto las complicaciones teórico-prácticas de los ejercicios. De los cuatro cubanos participantes, fue él quien obtuvo los resultados más relevantes. Una vez evaluadas sus respuestas, el jurado del evento decidió conferirle una de las medallas de plata.

«Esta medalla pertenece también a mi profesor Alberto Mawad, quien lleva tres décadas enseñando Física en mi IPVC y es uno de los entrenadores de la asignatura más reconocidos de Cuba —acota Andrys—. Sin la preparación a la que me sometió no hubiera conseguido este resultado».

Ciencia y arte a su alcance

Wendy tiene 18 años y anhela ser arquitecta, sueño que empezará a cumplir el próximo curso escolar porque le fue otorgada una plaza en esa carrera sin necesidad de hacer pruebas de ingreso, privilegio de ser integrante de una preselección nacional, en su caso la de Física.

«Escogí esa carrera en un principio porque es arte, ciencia e ingeniería al mismo tiempo, tres cosas que han estado presentes en toda mi vida. Luego tuve la posibilidad de asistir a las puertas abiertas y terminé enamorándome más».

 Aunque no dará Física directamente, piensa que tiene cierta relación en temas como iluminación, acústica y materiales de construcción, refiere, a la vez que imagina cómo serán sus días en la Cujae, la misma universidad que formara a sus padres como ingenieros eléctricos.

Wendy nació en La Habana, pero al iniciar la secundaria básica se mudó a Pinar del Río, específicamente al municipio de San Luis. Ahora vive en una zona completamente de campo, donde las tierras se dedican al cultivo del tabaco.

«No salgo mucho de la casa. Mis pasatiempos favoritos son leer —lo cual hago mucho desde que aprendí en primaria— y hacer trabajos manuales, como la artesanía y el dibujo. Me gusta escuchar música, y especialmente me atraen las letras de las canciones. Me encanta Buena Fe».

Pero esta joven tiene otras pasiones. Aunque confiesa que la Física no siempre estuvo entre sus prioridades, recientemente se alzó con la medalla de bronce en la Olimpiada Centroamericana de esta asignatura: «Usualmente habría ido a la preselección donde, por medio de un conjunto de exámenes, elegirían a los estudiantes mejor preparados para participar en las competencias internacionales, pero por la situación de la COVID-19 todo se vio cancelado. Así que cuando anunciaron que las competencias se realizarían vía online, escogieron a los participantes utilizando las notas del Concurso Nacional.

«La competencia tuvo dos partes: el primer día se realizó la prueba experimental y el segundo la teórica. Durante las cuatro horas que duraba el examen nos debíamos conectar todos los estudiantes de Cuba por videollamadas y una persona desde El Salvador vigilaba la realización de dicha prueba. En Pinar del Río tuvimos varias dificultades el primer día con la conexión, luego de más de dos horas intentándolo, y desde El Salvador me dieron la posibilidad de hacerla sin cámara. Ya para el siguiente día se buscaron alternativas y gracias a algunas personas de mi municipio que hicieron suya mi causa, el examen de la Olimpiada fluyó sin otros contratiempos».

Al indagar sobre su interés por la Física, admite: «Me comenzó a gustar cuando llegué al IPVCE Federico Engels. Yo entré por Biología. Cuando empezaron los concursos municipales me apunté en ambos, y al de Física pude ir gracias a un compañero de aula que me cedió su puesto. Ahí fui descubierta por el profesor Jesús Cardoso, quien al ver mi prueba me captó para el concurso. Ese día supe que la Física era la asignatura que más me atraía, así que cuando llegó la oferta de unirme al de Biología la decliné».

Metas claras

Wendy y Andrys aseguran que la preparación para concursos puede llegar a exigir mucho de un estudiante, pues no implica solo estudiar para el certamen, sino llevar a la par de forma satisfactoria el resto de las materias.

«Luego del concurso municipal, los que pasamos nos quedamos entrenando tiempo extra hasta que se realiza el concurso provincial, nivel en el que se seleccionan 10 alumnos entre los tres años para integrar el equipo de la provincia», explica la joven.

A partir de ahí el entrenamiento se vuelve intensivo, a tiempo completo con la asignatura en competencia. El concurso nacional suele hacerse en febrero y se escogen de todo el país los 10 estudiantes con las mejores notas por grado para integrar la preselección nacional en La Habana, donde se preparan con los mejores entrenadores para participar en las Olimpiadas Internacionales.

«Es cierto que se pierden muchas clases durante el tiempo de concentrado y preselección, pero eso no tiene por qué bajar nuestro promedio porque una vez realizado el Nacional tenemos una etapa de recuperación en la que se nos imparte el contenido perdido», acota la estudiante medallista.

A quienes forman parte de la preselección se le convalidan las pruebas finales: «Al año siguiente se tienen algunos baches de contenido, pero ahí entra en juego la dedicación y el sacrificio del alumno».

Para su profesor, ella también hace un aparte: «Jesús Cardoso se lleva un gran mérito. Es gracias a sus explicaciones, a su habilidad para transmitir conocimiento y su paciencia, que he llegado hasta aquí. Él confió en mí desde el primer día y no dejó de hacerlo ni siquiera cuando saqué las peores notas en las pruebas de la preselección, o cuando tenía que explicarme el mismo ejercicio cinco veces.

«Cardoso dedica mucho al concurso y a sus estudiantes: nos deja ejercicios, aclara dudas, elabora folletos de problemas para nosotros en su tiempo libre… El compromiso que tengo con él fue una de las razones por las que me decidí a participar en la Olimpiada y poner todo mi empeño», asegura quien ya clasificó en la preselección los tres cursos, aunque por problemas de la COVID-19 no se pudo realizar el concentrado en la capital este año.

Quizá se le haya escapado a esta joven que de alguna manera es tiempo de regresar a su ciudad natal. Recuerdo haber leído fuera de la entrevista un comentario suyo parecido a estas líneas: «Venir para Pinar me hizo bien, pero ya tengo ganas de volver». Por eso Wendy irá muy pronto a la CUJAE a hacerse arquitecta, que es para ella hacerse artista, científica e ingeniera a la vez.

En la Quinta Olimpiada Centroamericana y del Caribe de Física compitieron virtualmente estudiantes de preuniversitario de 10 naciones. El objetivo principal de sus patrocinadores y organizadores fue promover y estimular el conocimiento de la Física y apoyar el desarrollo de jóvenes talentos de los países del área en esta importante ciencia.

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