Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La candidatura de un maestro

Lázaro Alejandro Romero Álvarez es el más joven de los candidatos por Cienfuegos a la Asamblea Nacional del Poder Popular

Autor:

Laura Brunet Portela

CIENFUEGOS.— «Quien no ama, no siente. Yo soy un eterno enamorado. Me gusta todo lo que hacemos desde el corazón, todas las cosas hermosas, en el concepto más amplio de belleza». A esta conclusión ha llegado tempranamente Lázaro Alejandro Romero Álvarez, Lazarito, como le llaman todos.

Con 23 años de edad tiene la total certeza de que el amor inspira todo lo que hace. Desde la chica que le arranca a diario los estados de Whatsapp más sensibles hasta el vecino que necesita ayuda, o el pizarrón, que le sigue despertando pasiones, los abuelos que se volvieron padres a sus ocho años y Cuba, el más intenso de sus amores.

Por eso ha sido un rostro conocido en los contextos más diversos: en los centros del Sistema de Atención a la Familia, como director de una de las escuelas primarias emblemáticas y de mayor matrícula de Cienfuegos, en las zonas rojas durante la pandemia, en el campo…

Tal vez antes de su propuesta como candidato a diputado del Parlamento cubano, no todos hubieran podido ponerle nombre a ese muchacho, pero Cienfuegos conoce bien lo que hace: maestro de profesión y miembro del Buró Municipal de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), ha sido por años parte visible de la vanguardia joven en esta provincia.

«He tenido muchos desafíos que al final se han convertido en oportunidades para probarme a mí mismo: la Cumbre de las Américas en 2019, dirigir la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) por tres años, estar en la UJC y ahora esto. Es muy difícil cuando todos te miran porque hay que ser ejemplo y superarte cada día», consideró Lazarito, a las puertas de otra gran victoria personal, ser licenciado en Maestro Primario.

Como delegado de la circunscripción 23, consejo popular Punta Gorda, en el municipio de Cienfuegos, reconoce las complejidades de asumir una formación profesional de calidad. «Llevar eso y el trabajo comunitario de la mano es muy complicado. Me ha resultado difícil ocuparme de todo lo que se me propone y seguir también con mis metas personales. Pero he podido contar siempre con el apoyo de mis profesores. Por eso estoy seguro de que puedo continuar avanzando en ese camino», expresó, y se declara listo para estrenarse como maestrante.

«Ser candidato a diputado no es algo a lo que uno aspira ni en lo que has estado trabajando toda tu vida. Tampoco te hace más popular o relevante ante determinados asuntos en la sociedad. Nosotros simplemente trabajamos, y esto es una consecuencia de lo que hemos hecho», dijo Romero Álvarez.

Para este joven criado por sus abuelos, «la nominación es la forma en la que el pueblo reconoce lo que haces, lo que eres, lo que vales. Para mí es la expresión de que en la juventud se siguen depositando grandes responsabilidades para trabajar por Cuba. Es el compromiso de representar consecuentemente a una amplia gama de la ciudadanía y ayudar a encontrar soluciones equilibradas a las preocupaciones y los disgustos de cada uno».

El hecho de que las nuevas generaciones representen el 20 por ciento de la candidatura a la Asamblea Nacional del Poder Popular no es cuestión de estadísticas: ese dato manifiesta la confianza de los cubanos en los más bisoños, en la frescura e ingenio de sus ideas.

«Cuba sigue dando voz a los jóvenes que han sabido aportar desde sus sectores. Tenemos el alto honor de representar a nuestro tiempo y de hacer patente el aporte a la vida económica y social de la Isla», recalcó.

Todavía algunos creen que con estos muchachos ha ocurrido alguna anomalía, pero ellos son lo más normal de esta época. «No salimos de ninguna máquina. Como todos, tenemos familia y amigos, vamos a fiestas, compartimos los mismos intereses de cualquiera a esta edad..., pero además estamos conscientes de lo que nos corresponde aportar al país desde los puntos más diversos», expresó Lazarito.

A la generación de este maestro también le corresponde desplegar una fuerte dosis de perseverancia, «y no cansarse de soñar porque un mundo mejor sea posible. Y eso no solo depende de la responsabilidad de un diputado, o de los dirigentes del Gobierno y el Partido. Tiene que ver con el empeño y la participación de todos los ciudadanos para ser más prósperos. Veamos en nuestra Cuba oportunidades y nuestro proyecto de vida».

Esta es su primera experiencia como candidato a diputado, pero la faena como delegado de circunscripción le aportó muchas herramientas. «No podemos pasarnos toda la vida empeñando nuestra palabra o haciendo compromisos en vano. Primero hay que escuchar mucho a la gente, sensibilizarse con sus problemas —que muchas veces son los nuestros también— y valorar con ellos lo que tenemos».

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