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SANTIAGO DE CUBA.— Porque el eterno Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz sigue sembrado en el cariño de su pueblo, es esperanza y camino de los agradecidos por los que tanto hizo, cientos de cubanos de las más diversas edades y procedencias acudieron este 25 de noviembre hasta la necrópolis Santa Ifigenia, para rendirle tributo a siete años de su deceso.
Temprano en la mañana, tras la ceremonia de cambio de Guardia de Honor que cotidianamente tiene lugar en el cementerio patrimonial santiaguero, fueron depositadas flores ante el monolito que atesora las cenizas del líder.
El homenaje estuvo encabezado por la integrante del Buró Político y secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas, Teresa Amarelle Boué; José Ramón Monteagudo, primer secretario del Comité Provincial del Partido en la provincia santiaguera, y el Héroe del Trabajo de la República de Cuba, Lázaro Expósito Canto.
En lo adelante y durante todo el día el silencio habitual del camposanto se pobló del paso de pioneros, jóvenes, mujeres, trabajadores, combatientes y también sus familiares; cada uno le honró a su modo: la flor, una mano en el pecho, el saludo militar, una lágrima y el compromiso de prologar su huella.
En el contexto de la efeméride, fue presentado en la biblioteca provincial Elvira Cape el libro 26 de Julio, el asalto que incendió las nubes, obra del investigador adjunto de la Oficina de Asuntos Históricos de la Presidencia de la República, Frank Josué Solar Cabrales, que propone un acercamiento panorámico al asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
Al final de la tarde y como es tradicional, la comunidad universitaria rindió sentido homenaje al líder en vigilia de recordación desde el Monumento a los Mártires de la mambisa Universidad de Oriente, y en una velada político cultural en la céntrica plaza de Marte se le reverenció desde el arte.
