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Escritor cubano publicará nuevos títulos

Jesús Candelario, uno de los más prolíferos escritores de Cienfuegos nos comenta sobre sus dos proyectos más recientes

Autor:

Julio Martínez Molina

Foto: Milagros Hidalgo. CIENFUEGOS.— Jesús Candelario, uno de los escritores más fecundos de esta ciudad, cumple 48 años este enero. El 2007 lo recibió barbudo y jaranero, envuelto en proyectos literarios ambiciosos.

«Aunque estaba conectado desde pequeño con la literatura (pienso en Salgari, Verne, Stevenson; luego en Balzac, Víctor Hugo...), y escribía algunas cosas sin valor solo por hacer catarsis, no es hasta la universidad que me vinculo a algunos talleres y tomo más en serio esta profesión».

Cuenta que corría la mitad de los años 70 «y tiene lugar un punto de partida en la creación, donde no puedo olvidarme de una persona que me ayudó mucho: Rigoberto Ortiz, profesor de Literatura en la Secundaria de Cruces, y más tarde precursor de los talleres literarios y asesor de la especialidad en ese municipio».

Candelario, por su parte, también es un precursor. Fue uno de los fundadores del taller literario Raúl Aparicio y el primer vicepresidente en dicho territorio de la entonces llamada Brigada Hermanos Saíz.

Este escritor es uno de los primeros autores promovidos por la editorial Mecenas en su historia. Formó parte de aquella hornada fundacional a cuyos miembros, en 1991, les publicaron las conocidas plaquettes del sello cienfueguero.

La tristeza es culpa de las novelas se nombró su debut literario. Luego vendrían par de textos de narrativa: Breve filosofía de los huecos (1995) y Los anormales son invisibles (1999). Este último libro, punto de relieve en su carrera, complace al autor, quien así lo define al evocarlo: «Tenía bastante de filosofía, con multiplicidad de ángulos de lectura; me he encontrado con personas que lo leen desde diversos puntos de vista. La gente muy joven lo asimila, cosa que resulta estimulante e interesante».

El autor adelanta que ahora tiene dos títulos en preparación: Los muertos no saludan, proyecto de beca aprobado por la UNEAC; y Sobran los poetas, el cual saldrá este año bajo el sello Reina del Mar. «Los muertos no saludan versa sobre esos fallecidos ilustres de la literatura que se convierten en personajes de cuentos, a la manera de Julio Verne, César Vallejo y otros tantos. En este juego metaliterario ellos son los conspicuos personajes centrales de los relatos que componen el volumen», comentó.

Candelario dirige actualmente el Centro de Investigación y Promoción Literaria Florentino Morales. «Las labores directivas me quitan bastante tiempo para escribir, aunque no sea precisamente un modelo de disciplina», confiesa.

Al inquirir sobre sus incentivos a la hora de escribir comparte con el lector ese rito personal, que mediante uno u otro tipo de forma de expresión tiende a manifestarse en la mayoría de los escritores: «Me gusta pasear y meditar, a fin de concentrarme y luego escribir; gasto mucho zapato para hacer literatura».

En cuanto a su entorno íntimo de creación, apunta: «Hay lugares donde no puedo escribir, y otros donde las cosas operan de modo totalmente distinto; por ejemplo, mi cuarto... Este, la mujer y mis libros son el ombligo de mi distensión. Mi esposa es invaluable en ese sentido. Lee todas mis cosas, me respalda y es capaz de llamarme la atención sobre fallas que yo a simple vista no advierto».

Candelario realiza una suerte de mecenazgo cultural que le ha valido no pocos amigos. Muchos intelectuales reconocen que a este singular cienfueguero le interesa tanto o más promover a los demás que a sí mismo. Este detalle, unido a su carácter resuelto y firme, nos hace creer en él y en su profesión.

Que rompa, pues, bastante calzado en su largo camino.

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