Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Siempre siento miedo cuando voy a hacer un trabajo

Así confiesa a Juventud Rebelde Ismary Barcia, joven periodista de la Televisión Cubana, ganadora de múltiples premios nacionales

Autor:

Julio Martínez Molina

Foto: Milagros Hidalgo CIENFUEGOS.— Ismary Barcia, Premio Juan Gualberto Gómez 2006 y laureada, sin exagerar, en cuanto concurso periodístico haya salido al ruedo durante el último lustro, también obtuvo ese año el máximo galardón del 26 de Julio, en la categoría de reportaje televisivo.

—¿Es cierto que querías ser fotorreportera?

—Hubo un tiempo en que soñé serlo, me encanta ese universo de las cámaras y rollos, pero me di cuenta de que no poseía el don. Hay quien dice que estoy medio loca, porque también he anhelado ser corresponsal de guerra.

—Te faltó la guerra, por tus años, pero la esperanza —aunque ojalá la cumplas bien lejos de Cuba—, puedes materializarla todavía, porque eres muy joven, y el mundo es una bola ardiendo.

—Sí, eso es cierto. Y ten por seguro que me iría para donde fuera, porque me gusta la aventura y el riesgo.

—¿Por qué abandonaste la radio?

—Comencé en ese medio, pero yo tenía que matar a un enano: quería trabajar en la televisión.

—Admiro la minuciosidad con que elaboras todo...

—Me gusta prepararme para todas las cosas. Te voy a confesar algo: siempre siento miedo cuando voy a hacer un trabajo, me parece que no me va a quedar bien.

«Es algo inevitable en mí esa inseguridad, pero a la vez te digo que constantemente busco la manera de tratar de hacer mi labor de un modo distinto, porque lo rutinario te mata, y tampoco está en mí ser monótona y repetitiva».

—Sueles concederle mucho valor a la gente de pueblo...

—Esas personas (un pescador, un vendedor de periódicos...), que a algunos pueden parecerle insignificantes, no lo son absolutamente; conviven contigo, están en tu pueblo y tienen historias riquísimas.

—Estuviste en lugares recónditos en Venezuela. Ayudaste a los cubanos a conocer la dimensión geográfica de esa nación, al tiempo que resaltabas la labor de los médicos. ¿Ir a esos parajes remotos fue una iniciativa personal?

—La tarea del periodista allí es cubrir la misión de los especialistas de la salud. Adonde vayas depende en cierto modo de su iniciativa. Me fijé el propósito de llegar a los lugares donde los médicos estaban en condiciones más difíciles, porque creo que lo merecían, por el esfuerzo que emprenden en condiciones extremas.

«Pero, a la par, tenía el objetivo de que la gente conociera la belleza de Venezuela, dar a conocer la historia, la geografía de los diferentes sitios y, al mismo tiempo, enfocar en su contexto la cotidianidad del médico cubano ubicado en semejantes puntos.

«Médico que agradece enormemente que tú vayas a verlo y conversar con él. Y fui a los cuatro puntos cardinales del país suramericano: a Santa Rita, en la Península de Paraguaná (el punto más cercano a Cuba); a los caños del Delta Amacuro, en el Oriente; y a la Gran Sabana, en el sur, justo en la frontera con Brasil, además del Alto Orinoco; y por el este, al Táchira, a Zulia, en los límites con Colombia. Hasta al mismísimo borde del Amazonas incluso».

—A esta altura de tu carrera ya has cumplido varios de tus sueños dentro del mundo del periodismo televisivo. ¿Se podría decir que en vez de matar al enano, lo despedazaste?

—He cumplido algunos sueños y eliminé al dichoso enano. Lo del despedazamiento es una ocurrencia tuya. No creo que sea para tanto.

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