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Cubano Carlos Guzmán expondrá Elixir de la vida en Rusia

Los nuevos lienzos del pintor antillano Carlos Guzmán estarán del 20 de junio al 12 de julio a disposición del público en la galería Mart de San Petersburgo

Autor:

Juventud Rebelde

LA HABANA, mayo 20.—El pintor cubano Carlos Guzmán da hoy los toques finales a una serie de cuadros titulada El elixir de la vida que expondrá dentro de un mes en la galería Mart de San Petersburgo, Rusia.

Del 20 de junio al 12 de julio, los nuevos lienzos estarán a disposición del público a fin de recordar algunos de los antiguos sueños de los alquimistas, aunque para Guzmán el elixir de la vida ya está descubierto.

A criterio del pintor, dibujante, escultor e ilustrador de publicaciones, hacer siempre el bien, tratar al prójimo con respeto, convertir las energías negativas en positivas, conocerse uno mismo, intentar superar errores y mejorar comportamientos, conlleva al seguro camino de la felicidad.

Al observar sus cuadros, el espectador percibe cierta atracción por las novelas de caballería, las intrigas de las cortes, la vida de juglares, alquimistas e inventores de siglos pasados con sus dudas, búsquedas y suposiciones sobre la naturaleza y el universo.

Como la mayoría de los cubanos nacidos en la segunda mitad del siglo XX, Guzmán admira la cultura rusa pues creció entre objetos y conceptos culturales de aquella nación.

Las ilustraciones de los libros de ese país me encantaban de niño, al igual que los dibujos animados, soy un apasionado del cine ruso y toda mi generación le debe mucho a esa cultura porque vivíamos prácticamente en Rusia, pero sin el frío, contó en entrevista con Prensa Latina.

El estilo de Guzmán cruza más por la Europa medieval y renacentista que por la Cuba caribeña y multirracial, las ideas para gran parte de las creaciones brotan de la niñez, de montones de relatos y creencias familiares.

Muchas imágenes están relacionadas con historias que contaba mi familia campesina de raíces españolas, y eran narraciones sobre brujas, inventos para transformar objetos o sustancias, convertir piedras en oro por ejemplo, o la supuesta ubicación de tesoros escondidos, explicó.

Cuando nos reuníamos de noche, alguien siempre tocaba aquellos temas y hablaba de aparatos para facilitar la búsqueda de las fortunas ocultas, puntualizó este niño grande que los años y las pasiones llevaron a coleccionar juguetes.

En su estudio, próximo a la intersección de las calles Oficio y Obispo, en la Habana Vieja, el artista trabaja rodeado de miniaturas de trenes, camiones de carga, carros de bomberos, grúas, ómnibus, un helicóptero y una escopeta que no alcanzó a disparar en la adolescencia.

Para Guzmán la máquina es inseparable del hombre, por eso incluye en sus obras distintos artefactos como piezas de relojes, radios, compases, fonógrafos, viejos proyectores de cine, faroles, rondanas y antiguos instrumentos de laboratorios de física y química.

Asegura, empero, ser consciente del valor transitorio de lo material porque cuando el ser humano viaja a espacios diversos, sus posesiones no tienen igual significado para otros.

Muchos objetos, símbolos o formas no aparecen a simple vista en sus lienzos, pero las escenas de Guzmán empujan al detenimiento en un mundo donde se mezclan sin límites fantasía y tiempos pasados, aventuras renacentistas, presupuestos naturalistas y signos de la masonería.

Compases y lupas, ojos, añejas cerraduras y llaves, estrellas, soles y lunas, comparten el espacio con mariposas, peces, caballos, aves y flores.

Llevo a la pintura un montón de metáforas, símbolos, historias que ocultan mensajes, relatos; pues en lo que pinto me gusta esconder, ponerle pistas al espectador, y hablo no solo de imágenes sino de números, reveló.

Paradójicamente, odia los celulares y asegura que apenas se sienta en una computadora, no le interesan los programas de edición, diseño u otros relacionados con las artes plásticas, le asusta la tecnología muy moderna porque, a su juicio, los artefactos deben apoyar al hombre, no dominarlo.

Como artista necesito dibujar, embarrarme, probar la pintura, prefiero hacer las cosas con mis manos y no critico a quien necesite de las nuevas tecnologías para trabajar; porque también son herramientas, reconoció el profesor de dibujo, ilustración y pintura.

Después de exponer en San Petersburgo, Guzmán partirá al Principado de Andorra, a fin de participar en la cuarta edición del foro internacional Colores para el planeta, convocado por la Unesco.

Artistas de los cinco continentes seleccionados por el organismo internacional pintarán cuadros para ser expuestos en eventos.

Hace años que las obras del cubano transitan por galerías y museos de Austria, Reino Unido, Argentina, Sudáfrica, Portugal, Brasil, México, Estados Unidos, España, Francia y otros países.

Sus nuevos cuadros dan continuidad a una colección exhibida en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, el pasado mes de abril, sobre el elixir de la vida, una temática para nada ajena al espíritu y el sistema de creencias de este graduado de la academia de artes plásticas San Alejandro.

El taller de Guzmán ocupa un piso de una casa colonial cedida por el historiador de esta capital, Eusebio Leal, a él y otros tres grandes de la plástica nacional: Pedro Pablo Oliva, Zaida del Río y Ángel Ramírez.

La entrada muestra bocetos de algunas de las figuras que habitan su mundo, una modesta colección de máquinas de escribir y proyectores de cine de varias décadas de edad.

Sin embargo, insiste en todo momento en la purificación y correspondencia de energías.

Cuando dejamos de vibrar acorde a la naturaleza es terrible, mientras más nos separamos de ella peor, pues solo en la cercanía podemos apreciar lo que realmente somos, apuntó entre tazas de café cubano y pinceladas.

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