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Teatro El Portazo, así de resistente y duro

Todos los hombres son iguales es el próximo estreno del grupo matancero, una obra en la que trabajan desde abril del 2019 y que, cuando la situación epidemiológica permita, tendrá al fin su puesta en escena

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

La pandemia y otras circunstancias han sido las culpables de que Teatro El Portazo no haya podido estrenar Todos los hombres son iguales, obra en la que ensaya desde abril de 2019. Pero ya sabemos que el colectivo matancero que dirige Pedro Franco no es de los que se deja vencer fácilmente, menos ahora que el montaje de la pieza escrita por el dramaturgo Yunior García está siendo impulsada por el Consejo Provincial de las Artes Escénicas y el Centro Promotor del Humor.

Un acuerdo de coproducción que, según Franco, «no solo ha beneficiado las relaciones de ambas instituciones sino que también debe propiciar una presencia más activa del humor en la ciudad de Matanzas, donde tiene un público ávido de estas propuestas. En tiempos en que el contexto se complejiza a la hora de realizar espectáculos, soluciones de colaboración como esta ejemplifican la unidad a la que estamos llamados».

El caso es que Todos los hombres son iguales se halla terminada en un 95 por ciento, «gracias asimismo al apoyo de patrocinadores estatales y privados que bajo la etiqueta #apoyaalteatrocubano han respondido con una conmovedora solidaridad a que este proyecto salga adelante. Ahora estamos a la espera de que la situación epidemiológica permita la culminación total de la puesta en escena y la viabilidad de los ensayos generales», insiste este hijo adoptivo de la Atenas de Cuba, nacido en Santa Clara.

«Nuestra agrupación arribará a los diez años de fundada en 2021 y mucho del tiempo transcurrido lo hemos empleado en la búsqueda de estrategias del lenguaje para lograr establecer una relación más íntima, activa, útil, descarnada y verdadera con nuestros espectadores. Sobre esta necesidad de trabajar para y por el otro, descansa la obra de Teatro El Portazo. Más allá de la exploración de los ambientes de consumo gastronómicos como plataforma eficiente para dinamitar el contexto de recepción e instaurar nuevas convenciones y pactos de fe, lo que nos seduce trasciende el dónde presentamos nuestros espectáculos, pues lo que nos importa es el cómo nos podemos comunicar directamente con ese público. En esta exploración cabe cualquier género teatral, de hecho la proyección es insistir en la diversidad para rehuir de etiquetas y preconcepciones», enfatiza Franco.

«En este punto de la trayectoria del grupo, extrañamos ese camino que ofrece el llamado teatro de autor, los desvelos de contar una historia con sus personajes definidos, su progresión de la acción contada en sucesos y escenas estructuradas antes de que acontezca el milagro de la puesta en escena y la angustia de los ensayos. Abordar un texto como Todos los hombres son iguales después de haber pasado por una experiencia tan reveladora como fue el Cabaré Político, es un regreso sobre nuestros pasos, una ocasión idónea para abrir otra puerta.

«Hacía años que quería montar una comedia y Yunior García, excompañero de estudio en la ENA, tiene estos deliciosos textos en los que erige un mundo de infinitas posibilidades para despertar y jugar con la teatralidad».

Aprovechándose del WhatsApp, el responsable del montaje de la trilogía En zona, que conformaron Por gusto (Abel González Melo), ganador del premio Aire Frío a la mejor puesta en escena de 2012; Antígona (Yerandy Fleites) y Semen (Yunior García), les cuenta a los lectores de JR que el elenco de Todos los hombres son iguales «vuelve a ser diverso en su procedencia: jóvenes de Santiago de Cuba, Santa Clara, Sancti Spíritus, Matanzas y La Habana conforman un ensamble de diez actores en escena.

«Para las dinámicas creativas de Teatro El Portazo es una novedad la apertura de un elenco “Habana” que asumirá también esta comedia musical. O sea, la misma puesta en escena podrá ser presentada simultáneamente en dos ciudades a la vez. Esta es una variante que hemos encontrado para optimizar la visibilidad del grupo en la cartelera cubana al tiempo que se hacen ahorros sustanciales en materia de circulación.

«Convergen en Todos los hombres... varios ganadores del premio Adolfo Llauradó de actuación y rostros conocidos de la Televisión Cubana, junto a otros experimentados de nuestro grupo y recién egresados de las distintas escuelas de arte del país. Ellos defenderán esta producción que pretende dar una vuelta de tuerca a las exigencias técnicas que forman parte del sello de nuestra agrupación. Ha sido estimulante ver el compromiso y talento de estos elencos. Esa manera de enfrentar y dominar una propuesta que demanda de habilidades de canto, baile y un entendimiento de la estructura del humor, nos ha hecho crecer como profesionales. Estoy seguro de que el público sabrá notarlo y agradecerlo».

—¿Cuándo será el estreno?

—«Ahora mismo no existe la certeza de una fecha para que por fin se pueda dar ese añorado encuentro con el público, pero el elenco matancero está listo para subir al Teatro Sauto y contribuir a instaurar una “nueva normalidad” que cuente con el arte como herramienta fundamental para elevar la calidad de vida de la población, sobre todo en tiempos tan hostiles.

«Nos vimos obligados a salir de nuestra sede habitual, el Café Teatro Biscuit hacia esa querida institución Monumento Nacional por cuestiones de espacio y para poder cumplir con eficiencia los requerimientos de distanciamiento que debe existir entre los espectadores. Nunca antes habíamos actuado en un lugar tan canónicamente teatral como este célebre edificio y está siendo una oportunidad singular para El Portazo, compuesto en su mayoría por jóvenes artistas, al ofrecerles la posibilidad de probarse en un espacio que demanda otro uso de la especialidad y de los mecanismos de recepción.

«Es una lección invaluable para todos la experiencia de adecuarnos a otros códigos y otros rigores a la hora de organizar la representación. Agradecemos a la dirección del Sauto por abrirnos las puertas y auguro una fructífera relación entre El Portazo, este icónico teatro y el culto público matancero.

«En cuanto a la capital, estoy convencido de que más temprano que tarde, cuando la programación escénica se estabilice en La Habana, ahí estaremos en cartelera, con nuestra propuesta y recibiendo agradecidos a los espectadores que han contribuido a que nuestras presentaciones en La Habana tengan categoría de suceso», afirma Pedro, seguramente pensando en la más que favorable recepción que han conseguido espléndidos espectáculos como The Cuban Coffee by Portazo’s Cooperative (CCPC) y CCPC, la República Light (este codirigido por María Laura Germán), ambos Premio Villanueva de la Crítica.

—Pedro, ¿cómo se las arreglaron para los ensayos con la COVID-19 y los protocolos sanitarios?

—Ha sido notable la modificación de nuestra dinámica de trabajo en las actuales circunstancias. El teatro es un arte presencial que implica un riesgo real. Nuestra poética estimula el contacto, la relación con el otro ocupa nuestras prioridades... Por ello ha sido difícil dar este timonazo poético e intentar asimilar la distancia como discurso, trabajar la frontalidad y esmerarnos en comunicar de una manera diferente a como nuestro público está habituado.

«Creo que la supervivencia del teatro está dada por su capacidad de adaptación y no por la renuncia a su misión de provocar el encuentro del ser humano consigo mismo. Ensayamos pocas personas por sesión de trabajo, todo muy fragmentado, como una maquinaria, muy biopolítico. Asimilar las medidas sanitarias pertinentes que implican cero relación física y el nasobuco borrando las expresiones del rostro se ha convertido en un ejercicio de conciencia, en una responsabilidad adquirida. De ahí que la imaginación y el optimismo han sido nuestra mejor defensa, no perder el propósito nos ha salvado.

«No descanso tanto en lo que estamos haciendo ahora sobre escena, tengo confianza en que de la contención de estos meses brotarán unas vivas ganas de relacionarnos y sabremos aprovechar eso. Tenemos la dicha de ser uno de los pocos grupos de teatro en Cuba que podrán estrenar (si es posible) este año. Y de los pocos artistas en el mundo que, gracias a la protección de sus instituciones productoras, están trabajando (en la caliente) sobre escena. Este es el mejor de los regalos: saberte parte de la historia. Cuando nuestros nietos nos pregunten qué estábamos haciendo durante la pandemia podremos responder que teatro. Así de resistentes y duros».

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