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Tan rápido como un click

La biblioteca municipal Rolando Hernández Lemus, de Fomento, es la primera institución de su tipo en el país que digitaliza todos sus catálogos

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

FOMENTO, Sancti Spíritus.— Juan Eduardo Bernal Echemendía, Juanelo, yayabero de pura cepa, quedó boquiabierto con la rapidez que le respondieron desde la biblioteca municipal Rolando Hernández Lemus, ubicada muy cerca del histórico lomerío del Escambray. Bastó un click, para encontrar la información que buscaba a la distancia de alrededor de 50 kilómetros de su hogar.

«Solicité el libro y en minutos ya lo tenía», dijo este lector empedernido.

Además de la velocidad, otros valores noticia distinguen el servicio de la institución cultural, de Fomento, de acuerdo con Lilia Rosa Oliva Prieto, directora de la biblioteca provincial Rubén Martínez Villena, responsable del trabajo técnico-metodológico de las 29 bibliotecas públicas de Sancti Spíritus: «Es la primera de su tipo en el país en digitalizar todos sus catálogos y lo hace con calidad y efectividad».

Decirlo así parece fácil. Mas conoce bien todo el colectivo de la Rolando Hernández Lemus cuántas horas de entrega y sacrificio hoy le permiten encabezar más de un titular periodístico por contar con un servicio del primer mundo.

«Un resultado de su director y el resto de quienes laboran allí, a través de un proyecto de colaboración internacional», destacó la directiva.

Sin dudas, el ser la primera con sus catálogos digitales en línea con los fondos completos y un sistema de gestión bibliotecaria adaptado a las necesidades de una institución de su tipo se convierte en referente para el resto de la nación.

«Es un salto y en paralelo se tendrá que hacer la investigación e incitación de cómo esas herramientas digitales pueden revolucionar la relación de un municipio con su biblioteca. Igualmente, sus vínculos con los públicos más jóvenes y el segmento etario de nuestros mayores, quienes podrán leer con mucha más facilidad porque es cierto que cada día los impresos tienen las letras más pequeñas», reconoció Omar Valiño, director de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, durante la celebración por el medio siglo de existencia de la referida institución fomentense.

Ni tan siquiera los tiempos de COVID-19 impidieron lograr un anhelo respaldado por el proyecto de colaboración internacional Prodel y la contribución territorial. Con la paciencia propia y la precisión de arqueólogos se digitalizó el fondo bibliográfico y se obtuvo una sala de navegación con óptimas condiciones.

Por eso hablar de libros digitales compartidos desde el mismo corazón de la Rolando Hernández Lemus, ubicada en el otrora Teatro Baroja, la edificación más elegante de Fomento, mediante cualquier aplicación: WhatsApp, Telegram o correo, resulta común para residentes en este lomerío. Durante el propio proceso de digitalización se lograban esos intercambios luego de la solicitud de los usuarios.

«Es esa una manera de estrechar los lazos con los lectores —declaró Ángel Martínez Niubó, director de la biblioteca municipal fomentense y artífice de toda la transformación—. Hay quienes se ponen románticos y hablan del olor del papel y del sonido de la hoja, pero el libro digital existe y no se le puede dar la espalda porque hay una verdad: el público que asiste a estos espacios ha disminuido como consecuencia de la evolución tecnológica; por tanto, nuestros profesionales tienen que ir a su encuentro».

Además, de abrir sus catálogos de forma digital, laboran en la inscripción del usuario en ese formato. En la computadora se registra también la hoja de vida de cada uno. En ese expediente se anexan los títulos que lleva, las veces que visita la biblioteca, la sala… En fin, cada acción.

Todos los catálogos de la institución están digitalizados.Foto: Tomado del perfil en Facebook de la biblioteca municipal de Fomento.

«En el caso del catálogo, este forma parte de una aplicación que se puede llevar en el teléfono, tableta o computadora personal. Por tanto, desde cualquier parte de la geografía nacional o internacional es posible tener acceso al estado de nuestra colección.

«Las bibliotecas actuales han de tener acceso a internet y las bibliotecarias
deben estar preparadas para servir de puente entre lo impreso, lo digital y el usuario. Con las tecnologías urge que nuestro personal replantee su papel. No podemos tener ahora en el siglo XXI una biblioteca de hace 20 o 40 años, sino que siempre hay que mirar más allá para saber qué camino tomar», opina el también reconocido poeta Martínez Niubó.

Ha sido eso una máxima entre quienes custodian la literatura en Fomento. Incluso, mucho antes del 20 de septiembre de 1972 —fecha reconocida como la de inauguración de la biblioteca municipal— y cuando ya existían familias con colecciones de libros.

«Las bibliotecas son sitios de encuentros y, siempre, un punto de partida —define el directivo municipal—. Sé que se puede ser buena persona sin haber leído jamás un libro. Pero no concibo ciertas ocupaciones y oficios si quienes los ejercen permanecen lejos de los textos. La lectura enriquece y moldea el espíritu.

«De ahí que no solo existen bibliotecas provinciales, escolares y municipales. Aquí, como en otros territorios, tenemos sucursales en Agabama y El Pedrero, localidades intrincadas. Son instituciones con vida, gracias a nuestras bibliotecarias, escritores, editores, maquetadores y correctores, pues ellos hacen posible la existencia de los libros».

Un ambiente se respira cada vez que se cruza el portal del otrora Teatro Baroja, testigo de muchos de los sucesos trascendentales del municipio de Fomento y que aún hoy conserva esa dicha de acunar uno de los mágicos encuentros con la cultura, y ahora desde la distancia y rapidez de un click.

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