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Sin la Trova, Cuba no sería la misma

Con su acercamiento al quehacer trovadoresco cubano entre 1965 y 2000, la joven historiadora Cynthia Vargas Sarmiento se alzó con el galardón literario que otorga la Asociación de Escritores de la Uneac

Autor:

Sergio Félix González Murguía

Cada año, el Premio David, auspiciado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), pone el foco sobre parte de lo más novedoso del acontecer literario nacional. Se trata de creadores que desde diferentes aristas y géneros vislumbran aspectos de lo posible, lo vivido y lo por vivir, para acompañar con su arte la cotidianidad del público lector.

Desde su primera entrega en 1967, el certamen literario estimula y difunde a escritores inéditos que tienen, con este premio, una vitrina segura para exponer sus obras, este año en formato de libro electrónico, según ha informado la Asociación de Escritores de la Uneac.

Acercarnos a las historias de los premiados es también una oportunidad para conocer los intereses y reflexiones que rondan el trabajo de estos jóvenes creadores. Juventud Rebelde no ha querido perder esa oportunidad de transitar por los entresijos de sus ideas, esas que nos muestran desde el noble arte de la escritura.

Tal es el caso de la joven historiadora Cynthia Vargas Sarmiento, quien mereció el galardón en el apartado de Ensayo por su investigación La historia de la canción trovadoresca: crónica de una revolución dentro de la Revolución, un recorrido por 35 años (1965-2000) de canciones y nombres inseparables del imaginario popular amasado en las últimas décadas.

Para esta joven de 24 años, nacida y criada en la barriada capitalina del Cerro y egresada en 2021 de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana (donde se desempeña como profesora del departamento de Historia de Cuba), abordar el fenómeno de la trova cubana es hacer referencia también a recuerdos de la infancia, forjados entre rock y mucha trova, con la que su padre la despertaba cada mañana.

«Me pones en un dilema si me pides que te diga mi canción preferida», asegura en un diálogo virtual con este periódico, a través de WhatsApp, donde se confiesa apasionada desde muy joven por las creaciones de tantos trovadores, en especial de Carlos Varela. «Pero si tengo que decirte una, entre tantas imprescindibles, sería El leñador sin bosque», se decide, con el temor de ser injusta con otras canciones que también la han marcado.

La idea de realizar una investigación histórica sobre la trova surgió cuando cursaba el cuarto año de la carrera, ante la siempre difícil disyuntiva del estudiante universitario para decidir el tema a abordar en su proyecto de tesis de licenciatura. «Ante todo, el tema que decidas debe interesarte a ti», le comentó su tutor, el profesor Fabio Fernández. Y a ello apeló la joven investigadora, cuyos intereses rondaban la trova cubana, el teatro de los 60 y la obra del poeta nacional, Nicolás Guillén.

«Siempre me ha interesado la historia cultural, el análisis histórico desde otra perspectiva que puede ser la mirada crítica de determinado artista, el impacto de los discursos que parten de los creadores. La función social de estos discursos y cómo se crea un diálogo entre el artista y la sociedad dentro de un contexto común, donde pareciera el artista el portavoz de toda una generación», comenta quien ha fungido recientemente como especialista de crítica e investigación de la Asociación Hermanos Saíz en la capital.

Con La historia de la canción trovadoresca…, Cynthia Vargas analiza el discurso poético en la obra de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola, Carlos Varela, Santiago Feliú y Frank Delgado, «teniendo en cuenta las circunstancias históricas en las que se desarrollan como artistas, como hombres de una época de cambios, en transición constante. Parte de la historia de las últimas décadas contada en canciones.

Silvio Rodríguez, Noel Nicola y Sara González, destacados exponentes de la Nueva Trova. Foto: Archivo

«El tema es complejo, pues son muchos los trovadores de la Nueva y Novísima Trova que pueden ser analizados. Escogí estos no solo por popularidad, sino porque eran los que siempre escuchaba de pequeña. Lo más complejo del tema es dilucidar y asumir problemáticas que parecen lejanas en el tiempo, y sin embargo, siguen vigentes hasta hoy. Las preocupaciones de estos trovadores fueron las de mi padre y ahora son las mías».

En defensa del patrimonio cultural

La trova cubana fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación, desde la ciudad de Manzanillo, provincia de Granma, haciendo notar los valores ineludibles de un género que ha sido expresión de realidades tan complejas y dinámicas como las que ha vivido Cuba en los siglos XX y XXI. En la difusión de estas ideas y el análisis del contexto y los discursos hay un empeño preservador, sin duda alguna.

«Ese es uno de mis propósitos fundamentales con esta investigación: hacer un llamado de atención a quien lo lea, sea artista o no, esté al frente de una institución cultural o no. Es un texto para todos, para releernos desde el pasado y tomar acciones contra todo lo que impida y frene la creación verdadera. Es una forma de defender a quienes, desde otros lenguajes, se preocupan por nuestra realidad y sus cambios», asegura Vargas Sarmiento, cuyo proyecto investigativo, ganador del Premio David 2023, aspira a ser la primera entrega de otros que analicen más aspectos del rico ecosistema trovadoresco cubano y sus intérpretes.

«Tengo el recuerdo nítido de ver a mi papá cantándole a mi madre Gretel, de Varela. Juntos cantábamos las canciones de Frank Delgado y lo perseguíamos por todos los conciertos. Así que hacer una revisión historiográfica sobre el campo cultural cubano de los 60 en adelante es hablar también de nuestras vidas, porque sin la trova no seríamos los mismos».

—Y Cuba, ¿sería la misma?

—La historia puede contarse desde distintos puntos de vista. Ahora bien, sería imposible estudiar la música cubana sin hablar de Silvio, Pablo, Noel o Sara. La Nueva Trova es un resultado directo de ese cambio revolucionario producido a partir de 1959. De lo contrario, tal vez Pablo se hubiera mantenido en el filin y Silvio nunca se hubiese lanzado a ser un trovador en las formas creativas en que lo ha sido… hubieran sido las cosas distintas.

«La influencia de la Nueva Trova está en todas las canciones que escuchamos, por lo menos en los primeros 20 años de la Revolución. Hay un predomino brutal de la trova hasta los 90, cuando se ponen de moda el hip hop y la salsa, y es necesario difundir aquello para no olvidarlo.

«Mi intención es continuar las líneas de investigación que ronden la historia cultural, especialmente la música y el teatro. Uno nunca termina de decir todo lo que quiere decir, por tanto, sigue abierta esta línea investigativa, quizá para avanzar hacia los trovadores «posnovísimos» y contar lo que vino después de los 90, en aras de conectar con la tradición musical del género en el siglo pasado.

«Hay otros aspectos que valdría la pena analizar, como la pérdida de espacios de este género en la actualidad. Si bien era un fenómeno de masas que abarrotaba las plazas, ¿cómo es que ahora la trova no tiene tantos espacios, tanta promoción, habiendo tantos trovadores? Me pregunto, en el año 23 de este siglo, ¿qué ha pasado con la trova en Cuba, con sus letras, y cómo ha sido desplazada poco a poco, a rincones en los que, a veces, no sé dónde está? Andar ese camino me parece sumamente interesante».

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