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¿Un tal Samuel Shankland?

Shankland acaba de convertirse en el primer trebejista estadounidense en ganar el Grupo Élite del Memorial Capablanca

Autores:

Javier Rodríguez Perera
Eduardo Grenier Rodríguez

A la salida del hotel Habana Libre un hombre dice «ganó un tal Samuel Shankland». Es la tarde noche del pasado sábado y Sam, quien de desconocido no tiene un pelo, más bien es una suerte de ilustre en Estados Unidos y en el mundillo del ajedrez, acaba de convertirse en el primer trebejista estadounidense en ganar el Grupo Élite del Memorial Capablanca, que clausuró su edición 53. El veinteañero, natural de California, hizo 7,5 puntos de 10 posibles, gracias a cinco éxitos e igual cantidad de tablas.

«No creo que signifique tanto ser el primer norteamericano en dominar el Capablanca, porque muy buenos jugadores de mi país han sufrido restricciones que les impidieron competir en este evento a lo largo de su historia. Estoy feliz de haber participado y de llevarme el primer lugar, además de que me encanta conocer este hermoso país.

«En 2017 tuve un buen torneo, este año nuevamente, aunque aquí se juega muy buen ajedrez. No sé si podré venir el próximo año porque tendré que analizar mi cronograma competitivo, pero si puedo regresar lo haré, incluso por varias razones que no tienen que ver con mi deporte», declaró el actual campeón nacional de Estados Unidos y ganador de 16,2 unidades para su coeficiente ELO en el apartado principal del certamen internacional habanero, en el cual contendieron seis jugadores.

Antes del reciente título, Sam se adjudicó el cetro del campeonato doméstico de su nación, un torneo que le permitió sobrepasar por primera vez la barrera de 2700 puntos, tras obtener 8,5 rayitas —seis triunfos y cinco igualadas— y firmar el armisticio con estelares como Fabiano Caruana (2822), Wesley So (2778) e Hikaru Nakamura (2769).

«Obviamente fue magnífico ganar ese campeonato, ha sido el mayor triunfo de mi carrera, tuve un excelente performance de casi 2900 en un evento en el que participaron tres de los diez mejores jugadores del planeta. La felicidad por ese logro me permite continuar adelante para mostrarle al mundo que no fue cuestión de suerte y que puedo seguir jugando buen ajedrez. Si tienes un gran torneo como ese y mantienes el nivel en otros certámenes, te seguirán mirando con buen ojo.

«Mi meta es convertirme en campeón mundial. Es probable que pueda fracasar, porque eso sucede cuando te planteas retos muy altos, pero hay que llegar hasta donde puedas y ser ambicioso. Por ejemplo, si mi objetivo es competir por el trono del orbe y termino tercero, sería un gran suceso en mi trayectoria. Por eso es bueno tener metas altas.

«Llevo dos torneos consecutivos jugando con excelente calidad y evidentemente este año ha sido mejor que el anterior. Ahora tengo mi mente puesta en la Olimpiada Mundial en septiembre, en Georgia, la cual debe ser más difícil que la pasada, cuando ganamos el oro, pero si jugamos igual o mejor podemos repetir la corona, porque tenemos un gran equipo. Es muy probable que defienda el cuarto tablero», concluyó el jugador que venció cuatro veces a los dos cubanos que compitieron en el apartado Élite del Capablanca.

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