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Entre jóvenes y veteranos,los que regresan

Cuba no les ha cerrado las puertas. En la actual temporada hay 34 jugadores que probaron suerte en el extranjero y optaron por el retorno. El cienfueguero Pavel Quesada es uno de ellos

Autor:

Norland Rosendo

Dicen que la Serie Nacional es un torneo de muchachos. Mitad verdad, mitad no. Dicen también que es de viejos. Mitad no y mitad sí. Ni lo uno, ni lo otro es cierto categóricamente, pero hay de todo en esta edición de campeonato, quizá la polémica esté en las proporciones. Veamos.

Cerca de 17 por ciento de los 640 atletas inscritos (40 en cada uno de los 16 equipos) tiene 20 años o menos. No es la edad ideal para jugar en la categoría élite, pero confluyen varias razones para que haya que «quemar» etapas; en otros tiempos los había imberbes también, aunque eran los menos.

Esos muchachos tienen mucho que aprender, y juzgarlos con el mismo rasero que a atletas consagrados no es lo más sensato. Cuando deberían estar preparándose para campeonatos de las categorías propias de su edad, defienden a su terruño en el evento cumbre. De su parte está la energía, el ímpetu, y también los errores más ingenuos. Paciencia.

Tampoco están totalmente desacertados los que hablan de una serie envejecida. Uno de cada cuatro peloteros tiene 30 años o más y, por mi cuenta, hay el doble de cuarentones que en la actual temporada de las Grandes Ligas: ocho por cuatro.

Esos, que no son tan veteranos como algunos los (des)califican, aportan experiencia, oficio. No obstante, las habilidades y destrezas de no pocos están en el tránsito por la curva decreciente, después de haber llegado a la cima de sus potencialidades.

Entre las causas que contribuyen a esos bolsones en los extremos de las edades de los jugadores de nuestro campeonato nacional de pelota está la emigración. Se van muchachos deslumbrados por su posible llegada a la Gran Carpa. Pero ese sueño no se cumple para todos. Ni siquiera para la mayoría. Ya se ha dicho que uno de cada 14 cubanos que se van en busca de un contrato en las Grandes Ligas, lo logran. ¿Qué pueden hacer los demás?

Cuba no les ha cerrado las puertas. En la actual temporada hay 34 jugadores que probaron suerte en el extranjero y optaron por el retorno. El cienfueguero Pavel Quesada es uno de ellos.

Él estuvo algunos años en República Dominicana, donde jugó con peloteros de MLB. «Lo que me enseñaron en Cuba y lo que aprendí con los profesionales me ayudó a subir el nivel, y eso lo estoy poniendo a disposición de mi equipo».

—¿Te costó trabajo tomar la decisión de regresar?

—No lo pensé mucho, tenía a mis hijos y a mi familia aquí, llevaba mucho tiempo sin verlos, y cuando comprendí que no iba a lograr lo que pretendía, opté por volver.

—Aquello no es tan fácil como lo pintan, ¿verdad?

—No es tan fácil como parece. Una cosa es lo que dicen y otra la realidad.

—¿Consideras que esa es la decisión más sabia para muchos que están allá?

—Creo que sí, una decisión a tiempo puede valer mucho. Si salieron y no lograron su objetivo, lo mejor que pueden hacer es regresar y jugar aquí.

—¿Cómo te recibieron tus compañeros?

—Me siento muy bien, como siempre. Ahora quiero darlo todo en el terreno.

—Tú formaste parte de aquella manada prodigiosa de Elefantes de principios de esta década y ahora cuentan con una hornada de muchachos con mucho talento, ¿podrán armar otro equipo como aquel?

—No me gustan las comparaciones, es muy temprano aún, pero hay jóvenes talentosos entre los que juegan de regulares y también otros que se buscan un puesto. Hay futuro.

Avanza la Serie Nacional con el aporte de los más jóvenes, los que se acercan a las dos décadas jugando, y poco a poco crece también la lista de los que regresan por «cuenta propia» después de comprender que el sueño MLB no es para todos.

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