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Yenigladys Suárez: «Mi meta no es ir a Tokio a pasear»

Yenigladys aspira a conquistar su boleto para los Juegos Paralímpicos de Tokio, para lo cual deberá ganar el oro en la venidera Copa del Mundo, último clasificatorio para la cita estival

Autor:

Enio Echezábal Acosta

Yenigladys Suárez tenía 15 años el 25 de septiembre de 2003, cuando la vida le cambió completamente. La entonces integrante de la preselección nacional juvenil de atletismo, cayó mientras intentaba completar un ejercicio de subida al banco con 70 kilogramos sobre sus hombros, y como consecuencia sufrió una fractura en su columna que terminó para siempre con sus sueños en el atletismo.

La hija de Eloína Hecheverría, multimedallista centrocaribeña y panamericana, siempre fue una niña activa que, a pesar de las negativas de su madre, insistió muchísimo para cumplir sus deseos de dedicarse a la actividad física de alto rendimiento.

«Cuando mi mamá se retiró, lo hizo muy decepcionada por cosas que sucedieron con ella, y por eso no deseaba que me convirtiera en atleta. Recuerdo que al principio yo estaba en gimnasia artística, pero aquello no me gustaba mucho. Luego a ella le dio porque fuera artista, música o bailarina, pero nada me hacía tan feliz como el deporte».

Poco después, el embarazo de doña Eloína y la insistencia de Yenigladys, hicieron que la muchacha terminara saliéndose con la suya y lograra dar sus primeros pasos en la pista. Eventualmente, por sus resultados fue captada para el equipo nacional, en donde la promovieron a las áreas de salto y velocidad. Ya para 2003 logró ser incluida en la selección juvenil, en donde rápidamente se estableció como una figura prometedora.

Tras su accidente, pasó aproximadamente seis años alejada del deporte activo. Luego llegó al tiro, según ella misma dice, casi por casualidad.

«No fue hasta los 21 años que me dirigí al hospital Julito Díaz y ahí el trabajo de los rehabilitadores me ayudó a entender que tenía un gran futuro por delante. Recuerdo que por ese tiempo otra cosa que me embulló bastante fue haber visto el documental de los Juegos Paralímpicos de Beijing 2008 y la actuación de Yunidis Castillo. Lo que sí tuve claro desde el inicio es que no quería regresar al atletismo, pues las modalidades de lanzamiento y velocidad en silla de ruedas no me gustaban demasiado».

Primero intentó con el tenis de mesa pero no halló un entrenador que la atendiera. Luego logró «conectar» con el tiro y en 2010 comenzó su aventura pistola en mano.

«Creo que, de cierto modo, lo que más me motivó cuando llegué al tiro fue el hecho de querer superarme y poder competir con mis compañeros, quienes ya llevaban tiempo practicando y tenían mucho dominio. Así fue que me esforcé con tal de mejorar y llegar a estar a su mismo nivel.

«Lo que más me chocó en mi primera competencia fue que la explosividad del atletismo a la que estaba acostumbrada no era algo positivo para el tiro. Poco a poco eso he tenido que irme acostumbrando a lidiar con la tensión y controlar mejor mis emociones, de forma que solo al final de la competencia pueda liberar lo que tengo dentro.

Aunque en 2017 estuvo a punto de tirar la toalla y regresar a la idea del tenis de mesa, afortunadamente le dieron una plaza en el equipo nacional de tiro y desde entonces todo comenzó a ir en ascenso constante.

«Mi primer evento internacional fue en noviembre de 2018, en un torneo que se celebró en Cali, Colombia, clasificatorio para los Parapanamericanos de Lima 2019. Más adelante, regresé a esa ciudad para participar en el Open Internacional y ahí obtuve un par de medallas de oro».

Ya en la cita continental, Yenigladys tuvo una de las mayores alegrías de su carrera, pues no solo ganó una presea de oro y otra de bronce, sino que su título fue el primero del tiro deportivo cubano en una cita de ese tipo, y a la vez fue la única que rompió el dominio de Estados Unidos y Brasil en la capital peruana.

«Abrí el 24 de agosto con un sexto lugar en la modalidad de 50 metros SH1 mixta. Ese día la pistola, que ya venía con problemas, se me encasquilló en la final. Eso evitó que pudiera completar todos mis disparos y terminara fuera del podio en una modalidad en que yo sabía que tenía grandes posibilidades.

«Al día siguiente coincidía con el cumpleaños de mi mamá y llegó el primer premio. Como todavía estaba afectada por lo sucedido el día anterior, clasifiqué octava a la final, pero luego vine desde atrás y escalé hasta un tercer puesto en los 25 metros pistola deportiva SH1, algo que para mí fue como si hubiera ganado el oro.

«El gran momento vino el 27, cuando pude conquistar mi corona en la pistola de aire SH1 a diez metros. Aunque la clasificación no fue la mejor para mí, me sabía asegurada para la final y eso me quitó presión. Ya en la fase definitiva estuve muy fina para vencer a la gran rival que fue la brasileña Debora Rodrigues».

No obstante el complejo contexto que existe para el desarrollo del tiro en Cuba, Yenigladys no pierde el impulso. Ahora mismo aspira a conquistar su boleto para los Juegos Paralímpicos de Tokio, para lo cual deberá ganar el oro en la venidera Copa del Mundo, último clasificatorio para la cita estival.

«Estoy trabajando duro no sólo para ganarme el derecho de ir a Tokio, sino para competir en serio. Mi meta no es ir allá a pasear, sino darlo todo por conseguir una medalla o al menos dar el máximo de mí. Siempre pienso en grande y soy ambiciosa en el deporte, porque esa es la mentalidad necesaria para lograr el éxito».

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