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El zurdo Liván Moinelo debe ser una pieza clave en el bullpen. Autor: Wbsc Publicado: 07/01/2023 | 11:35 pm
El anuncio en una misma lista de entrada de jugadores radicados fuera de Cuba y los que viven dentro es, sin dudas, un hecho histórico para el béisbol nuestro. Sucedió este viernes cuando se reveló el grupo de 50 del cual saldrá la selección para el quinto Clásico Mundial.
Sin que resulte aún el mejor equipo Cuba posible, será competitivo y con más opciones de superar la primera fase del torneo de selecciones de mayor linaje en el béisbol, pero el hecho hay que entenderlo más allá de las dos rayas de cal que delimitan el campo de juego.
Aunque era conocida la aceptación de la mayoría de los 12 jugadores que no tienen vínculo contractual con la Federación Cubana de Béisbol, siempre constituyó un buen batazo para nuestro deporte nacional que se oficializaran en la prenómina.
Además de las licencias que requiere Cuba para competir en el Clásico y llamar a jugadores residentes en Estados Unidos o tengan contratos con MLB —dos permisos discriminatorios que gestionaron los organizadores del evento para poder violar sin consecuencias el bloqueo— esos muchachos han tenido que lidiar con la presión de quienes se oponen a normalizar las relaciones entre los dos países, los que, antes que puentes, tienden muros.
Si no fuera por esa política de hostilidad, seguramente muchos otros hubieran gestionado su inclusión en la lista. Jueguen donde jueguen, saben que no hay otra como la afición cubana, la cual está además hambrienta de ganar en torneos internacionales.
Será un Clásico histórico para Cuba, no solo en lo competitivo, pues la plata de 2006 no parece al alcance de este grupo, pero sí está más cerca de seguir armándose selecciones con el mayor potencial cubano, para lo cual sería también muy provechoso un acuerdo como el logrado entre MLB y FCB en 2018 y cuya implementación congeló Trump con su mandato «hiperagresivo» contra nuestro pueblo.
Es una lástima que Yordan Álvarez y José Dariel Abreu no hayan respondido a los intentos de contacto del mentor Armando Johnson. Son dos de los cubanos que más están brillando actualmente en la Gran Carpa y con ellos en el lineup las opciones de seguir avanzando crecerían sobremanera.
No pocos pensaron que Yasmani Tomás iba a estar en la lista después de mostrar su interés y justo cuando está teniendo una excepcional campaña en la Liga del Pacífico Arco de México, una de las más fuertes del mundo, pero los seleccionadores no lo convocaron. Dijo Johnson que entre él y Luis Robert Moirán se quedó con este último, una respuesta polémica, pues no juegan en la misma posición.
Entre las ausencias «nacionales» que más debate han generado aparecen las de Freddy Asiel Álvarez, Yamichel Pérez, Dennis Laza y Yordanis Samón, uno de los mejores bateadores por Cuba en las últimas cuatro competencias internacionales: 22 jits en 54 turnos para average de 4.07. A juicio de este redactor, algunos de ellos cabían en una relación de 50, por encima de otros que, incluso, pueden aportar menos en la preparación.
Y hago un aparte para Frederich Cepeda. El hombre de este siglo, entre los mejores en Clásicos. Sus reflejos no serán los mismos, aunque sus números en la actual temporada dicen lo contrario. Cabía también entre medio centenar y si por decisión técnica no está, aplaudo la idea de que sea invitado especial. Cepeda, más que un jugador de béisbol, es un ícono, un símbolo para Cuba.
Algunos podrán hablar solo de los que no están, pero por encima de las diferencias respecto a la nómina, hay un proyecto inédito de juntar para vencer, y eso hay que salvarlo, sostenerlo, argumentar sus beneficios e incluso, fortalecerlo. Saldrá un mejor equipo Cuba. El de este viernes fue uno de los pasos históricos en esa dirección.
