
¿Los jóvenes pueden ser como el Che?
Medio siglo después de la ráfaga cobarde en La Higuera, que cortó una vida pero agigantó a un símbolo, seguimos preguntándonos si podemos imitar al guerrillero que se hizo latido y sol para muchos en el mundo
Che Guevara
Al Che Guevara nadie tiene que «revivirlo». No hacen falta cantos elegíacos ni esfuerzos por obligar a la memoria colectiva, mucho menos sermones. A cincuenta años de que creyeran haberle asesinado, Juventud Rebelde va a hallarle allí donde está, en lo vivo de las anécdotas que le cuentan y en su propia voz.
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Medio siglo después de la ráfaga cobarde en La Higuera, que cortó una vida pero agigantó a un símbolo, seguimos preguntándonos si podemos imitar al guerrillero que se hizo latido y sol para muchos en el mundo
Su última orden de combate lo mantiene recorriendo el mundo, hasta en la piel de miles de jóvenes
«Quizá algún día el Che muera en un campo de batalla o emerja en una revolución triunfante; se percatará entonces de la autenticidad de su carta de despedida y de su identificación total con la Revolución Cubana y su Jefe», escribía el Che en 1966
Les asusta su eternidad ajena a mármoles, intentan hacerlo marca, acomodarlo dentro de la tiranía del mercado y sus esclavos, para acabar por retroceder cuando aparece citado, como símbolo de las causas más genuinas
Hoy, cuando se cumplen 50 años de su caída en La Higuera, las ofrendas y homenajes más recurrentes son al Guerrillero Heroico, al redentor de los preteridos y olvidados de siempre; como si ese irreductible no fuera el mismo en la guerra y la paz
En cuatro cuadros, «el guajiro más distinguido de Barajagua» mostró a un joven con un pulóver sobre el cual lleva estampado el rostro del Che. «Se lo va quitando en una especie de striptease, pero al terminar de hacerlo, él lleva esa misma estampa grabada en la piel de su pecho»
Miles de cubanos del 67 grabamos nuestra edad con el tiempo de su ausencia, marcando aspiraciones propias con hazañas del Comandante Amigo. Así llegan ahora mis 50 con los suyos y compruebo lo que otros predijeron desde el principio: el Che que creyeron matar sigue más vivo que todos nosotros
Hasta el rostro de estos íconos se me confunde a veces. Quién Che, quién Cristo. He llegado a creer que la casualidad «providencial» quiso que en el semblante del Guerrillero se materializara la tan discutida imagen de Jesús
Es un día cualquiera del año 1962. El Che, ministro de Industrias del Gobierno cubano, había seguido muy de cerca el avance de la obra y los nueviteros contaban con su presencia en el acto inaugural
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¿Cómo pudo hacer tanto? Es de los hombres que inspiran esa interrogante y que a veces nos hacen pensar que no habrá más Che Guevara. Ciertamente como él no habrá réplica exacta, ni genética ni históricamente hablando. La trampa, sin embargo, estaría en creer que no habrá más héroes; estaría en mirar obnubilados una «perfección» a la que nadie podrá siquiera acercarse
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En su clásico ensayo sobre el socialismo y el hombre en Cuba, el Che comienza por recordar que los revolucionarios están movidos por profundos sentimientos de amor. Esa pasión lúcida no se dirige a un concepto abstracto de humanidad
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