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El ministro cubano de Salud, José Ramón Balaguer, expresó sus condolencias a quienes lamentaron pérdidas de vidas humanas como consecuencia de la pandemia de Influenza A (H1N1)
GINEBRA, mayo 19.— Cuba expuso este martes que las crisis que afectan al mundo requieren de un sistema de paz basado en la justicia social y la garantía del acceso a la salud como un derecho fundamental para todos.
Al usar la palabra ante el 62 período de sesiones de la Asamblea Mundial de la Salud aquí, el ministro cubano de esa esfera, José Ramón Balaguer, se refirió a la relevancia de la solidaridad y la armonía con la madre tierra, reportó PL.
En la condición de Cuba como presidente de turno del Movimiento de Países No Alineados, el titular indicó que el grupo señala al panorama económico y financiero de hoy como una de las más graves amenazas que afecta al mundo.
Balaguer expresó sus condolencias a quienes lamentaron pérdidas de vidas humanas como consecuencia de la pandemia de Influenza A (H1N1), «y particularmente al hermano pueblo mexicano, que en sus inicios fue uno de los más afectados por este virus».
Señaló que desde el 27 de abril, en Cuba se comenzaron a aplicar «medidas legítimas y atinadas, contempladas en el plan nacional de preparación para el enfrentamiento a la pandemia de la influenza, con estricto apego al Reglamento Sanitario Internacional».
El titular cubano mencionó entre estas la vigilancia y el cumplimiento de pasos sobre control sanitario en fronteras, aeropuertos, puertos y marinas, así como la supervisión clínico-epidemiológica de casos de infección respiratoria aguda e infección respiratoria grave.
En cuanto a la crisis, Balaguer comentó la preocupación manifestada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en especial la doctora Margaret Chan, por sus efectos en las poblaciones y sectores más pobres y grupos vulnerables. Según esa institución, la meta fundamental de la recuperación económica son las personas, por lo que es necesario enfatizar en la justicia y equidad social, puntualizó Balaguer.
El Ministro recordó que en la década de los años 90, cuando se recrudeció el bloqueo económico de Estados Unidos contra Cuba y se desmoronó el campo socialista de Europa del Este, el Gobierno en la Isla adoptó una política orientada a preservar los indicadores de salud de la población; fueron priorizados los grupos vulnerables y las acciones para conservar la vida, y no se aplicaron recetas neoliberales ni terapias de choque.
Además se crearon centros de investigación científica que produjeron nuevas vacunas por ingeniería genética —como la antimeningocóccica y contra la hepatitis B— y la vacuna por síntesis química contra el hemophilo influenzae, única en el mundo.
En 2008, precisó Balaguer, la tasa de mortalidad infantil en Cuba fue de 4,7 por mil nacidos vivos y la esperanza de vida alcanzó los 77,97 años.
