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El papel de Cuba en la expedición del contingente de guerrilleros dominicanos e internacionalistas para derrocar a la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo fue reconocido en el encuentro amistoso efectuado en la localidad de Higüey (Este), informa Prensa Latina.
Para muchos dominicanos esa expedición marcó el principio del fin de la dictadura de más de tres décadas que convirtió a República Dominicana en un feudo personal en pleno siglo XX.
Juan Astiasarán, embajador de Cuba, aludió en su intervención a los estrechos lazos históricos entre cubanos y dominicanos, que datan del hidalgo gesto del cacique Hatuey y se prolongó en la verticalidad del Generalísimo Máximo Gómez, los hermanos Marcano y la pléyade de quisqueyanos que combatieron en el Ejército Libertador.
Martí distinguió a Gómez con su amistad y, cuando lo convocó a la guerra necesaria, le dijo que sólo tenía para ofrecerle «la ingratitud probable de los hombres», lo que no impidió que el veterano y recio guerrero lo abandonara todo para irse con su novia, como calificaba a Cuba, subrayó el diplomático.
El encuentro fue auspiciado por el Centro Regional del Este, el Comité de Amigos de Cuba en Higüey; y Livio Cedeño, director del periódico El Cometa, y contó con la asistencia de periodistas y académicos interesados en conocer la realidad cubana desde una perspectiva objetiva, así como familiares de estudiantes dominicanos en Cuba.
Astiasarán aludió a la secuencia de esa fraternidad en medio de los avatares de Cuba tras la proclamación del Período Especial debido al doble bloqueo que enfrentó el pueblo de la Mayor de las Antillas durante una década a partir de 1990 y la constante solidaridad de los dominicanos.
De su parte, Cedeño, e Iván Rodríguez, de la Campaña Dominicana de Solidaridad con Cuba y Antonio Santana, coincidieron en destacar la indestructible amistad entre ambos pueblos.
