Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Plantar bandera

El diálogo constructivo que siempre se propone Cuba en los escenarios interamericanos, aunque confluya con tendencias políticas opuestas, fue fructífero

 

Autor:

Yisell Rodríguez Milán

Será difícil el escenario y los medios de comunicación no nos respaldarán, me comenta uno de los muchachos que comparte conmigo el vuelo hasta Panamá. Pero pienso, y le digo, que para los izquierdistas y revolucionarios del mundo las cosas casi nunca han sido fáciles… aunque entiendo su punto de vista.

Las noticias en Internet aseguraban la presencia aquí, en los foros paralelos de la Cumbre de las Américas, de contrarrevolucionarios relacionados con la ultraderecha más reaccionaria de la región, como la Fundación Nacional para la Democracia (NED) junto a otras asociaciones anticubanas, desenmascarados por Wikileaks en 2009 cuando, con la publicación de un memorando confidencial, se probó que carecían de influencias y estaban más preocupados por sus dineros que por una agenda política que sirviera a las mayorías.

Dos serían sus principales plataformas de acción en Panamá: el Foro de la Sociedad Civil y el de los Jóvenes. En el primero, como muestra de los altos grados de permisibilidad irresponsable a la que llegaron los organizadores de la Cumbre, está hasta el connotado terrorista Félix Rodríguez Mendigutía, implicado directamente en el asesinato del Che.

El Foro de los jóvenes, por suerte para las Américas, al menos hasta el momento no ha sido manchado de esa manera. El diálogo constructivo que siempre se propone Cuba en los escenarios interamericanos, aunque confluya con tendencias políticas opuestas, fue fructífero.

Incluso cuando no aparecieron las credenciales de no pocos jóvenes aceptados para participar, se les permitió el acceso a las mesas de trabajo en las que se habían postulado.

Yo estuve en la de Gobernabilidad democrática y participación ciudadana, una de las que —pensaba— sería la más polémica. Mi credencial, por fortuna, fue la primera que se entregó a nuestro grupo, aunque (y esto por infortunio) mi nombre aparecía justo debajo del de uno de los personajillos denunciados en un tabloide repartido por toda la capital panameña.

El debate en el foro partió de un  documento preelaborado, según el representante de la Young Americas Business Trust (Yabt), a partir de los planteamientos de los más de 5 000 participantes en los diálogos nacionales promovidos en el hemisferio en torno a los temas de la Cumbre.

Por tanto, únicamente nos correspondía a los presentes analizar lo plasmado, aportar solo un párrafo a la declaratoria final y proponer acciones concretas que pudiéramos emprender nosotros mismos o en recomendación a los Gobiernos.

Pero Cuba, cuando se habló de algunos problemas de las Américas de manera generalizadora, plantó bandera.

Hay muchas de esas cuestiones que la Isla ya venció, dijo Arianna Guerra, vicepresidenta de la Federación Estudiantil Universitaria.

De manera general, la mayoría coincidió en que en muchas otras naciones del continente, la baja representación de los jóvenes en los gobiernos o las discriminaciones por género y a los pueblos originarios son situaciones comunes.

Se propuso, desde la parte cubana, la inclusión del tema de la injerencia en los asuntos internos de algunos países y de la extraterritorialidad de ciertas leyes, como problemas para la gobernabilidad en la región. Sobra decir que, además, se respaldó al Gobierno Bolivariano de Venezuela.

Pero la mejor parte fueron las propuestas. De todo se escuchó: formas para ganar en representatividad gubernamental, estrategias para motivar la participación, recomendaciones a partir de experiencias nacionales, plataformas para alcanzar la movilización, y muchas más.

Hoy se aprobará la Declaración final de este foro y, sea cual sea el resultado, siempre quedará la sensación de que al menos contribuimos al debate con nuestras ideas zurdas.

Aunque yo, lo que no olvidaré, será la acogida feliz con que jóvenes de las más variadas posiciones políticas recibieron la presencia de Cuba en Panamá. Recuerdo en especial a dos delegados, una muchacha —creo que argentina— cuyo abuelo era de nuestra tierra, y un joven —este no sé de dónde— que comentó: «Estoy feliz de esta oportunidad de compartir con jóvenes cubanos».

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