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Impeachment o no, he ahí el dilema

El número de estadounidenses que hoy aprueban al presidente Donald Trump bajó al 37 por ciento según una encuesta Reuters/Ipsos

Autor:

Juana Carrasco Martín

El número de estadounidenses que hoy aprueban al presidente Donald Trump bajó al 37 por ciento según una encuesta Reuters/Ipsos. La publicación por parte del Departamento de Justicia del informe de 448 páginas del abogado especial Robert Mueller tiene mucho que ver con ese porcentaje, pues aunque la supuesta conspiración con Rusia para influir en las elecciones de 2016 «fue borrada de manera indudable y definitiva» —al decir de Intercept—, el mandatario interfirió más de una vez en la investigación.

En marzo, cuando el fiscal general William Barr solo dio a conocer un sumario de ese informe, la aprobación al mandatario que era del 43 por ciento. Ahora, la encuesta encontró que el 50 por ciento sigue considerando que «Trump o alguien que trabajaba para su campaña trabajó con Rusia para influir en la elección de 2016», y el 58 por ciento que el presidente «intentó detener las investigaciones».

La versión extendida del texto de Mueller centra su primera parte en la supuesta intromisión rusa; mientras que el segundo segmento analiza si Trump obstaculizó la investigación de los Órganos de Justicia.

Mueller mantuvo la ambigüedad sobre el tema, como si  fuera un péndulo en constante movimiento: decidió no culpar al mandatario de delito alguno, aunque también dijo que la investigación no lo exonera, pues encontraron «varios actos del Presidente que eran capaces de ejercer una influencia indebida sobre las investigaciones». Según The Guardian se trata de 11 ocasiones en que hubo obstrucción de la justicia.

Tales ambivalencias se reflejan en el sondeo Reuters/Ipsos con una ligera ventaja para el Presidente cuando se trata de definir si quieren que sea juzgado. El 40 por ciento está por el impeachment, el 42 por ciento dice No.

Al parecer se ha enterrado cualquier teoría de conspiración con que los demócratas, la comunidad de inteligencia de Estados Unidos y los grandes medios estuvieron alentando a la ciudadanía estadounidense y dando de qué hablar al resto del mundo; sin embargo, el tema sigue acaparando páginas, sonidos, imágenes, formando parte de las hipermedias y de las redes sociales, y el posible impeachment no ha caído en desuso.

Los demócratas continúan divididos sobre la cuestión. Aunque todos quisieran no tener al «republicano» en la Casa Blanca, nada fácil resulta romper el statu quo, para dejar en entredicho no a un presidente, sino al sistema. Ahí todos pierden, y ello está claro entre los políticos más avezados del stablishment, curtidos en el arte de la hipocresía y la simulación.

Sin embargo, hubo voces proyectadas de inmediato a favor del juicio a Trump. No olvidemos que ya está en curso la carrera para las elecciones presidenciales y unos con visión 20-20 quieren ponerlo en la picota pública y otros, desde la miopía, perciben aun borrosa o lejana la fecha definitoria de noviembre de 2020.

Uno de los casi 20 precandidatos demócratas para la próxima campaña electoral, la senadora Elizabeth Warren, solicitó a la Cámara de Representantes iniciar el proceso de destitución de Trump.

También están a favor de ello el exsecretario de Vivienda Julian Castro, y el multimillonario Tom Steyer. Ha llamado a igual acción la representante Rashida Tlaib, y está dispuesta a apoyarla la neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortes, una de las muy activas legisladoras neófitas, ambas blancos predilectos de las iracundias de Trump en las redes sociales. Apuestan por el juicio político la californiana Maxime Waters, y el texano Al Green.

Sin embargo, Nancy Pelosi, la speaker de la Cámara, ducha en estas cuestiones de los enfrentamientos políticos entre los poderes en Washington, teme —probablemente con razón— que el proceso se paralice en el Senado, controlado por los republicanos, pues solo podría echarlo a andar dos tercios de los votos, y que ello perjudique al Partido Demócrata en 2020, cuando ella y otros consideran que la ciudadanía debe pasarle la cuenta a Trump. Pero, ¿no cederán nuevamente ante el gran manipulador, dándole por segunda ocasión su consentimiento?

Por ahora, probablemente muchos le den una y otra vez lectura a la página 74 del segundo volumen del informe, en la cual se relata cómo cuando el entonces fiscal general, Jeff Sessions, le informa que habían instituido un fiscal especial, Donald Trump exclama: «Oh, Dios mío, es terrible. Este es el final de mi presidencia. Estoy jodido»… «Se suponía que tenías que protegerme».

El 7 de noviembre de 2018, tan solo a unas horas de las elecciones parciales en Estados Unidos, cuyo resultado desfavoreció a Trump al recuperar los demócratas el control de la Cámara de Representantes, Sessions «dimitió» uniéndose a la extensa lista de renuncias y despidos en el Gabinete de Donald Trump.

Como puede verse, es total la transparencia y la democracia que reina en Washington.

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