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Reflexiones sobre dos pueblos en sintonía

El vuelo de Moscú hasta Ankara fue un tramo que permitió al Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, compartir ideas sobre lo acontecido en la recién concluida visita oficial a la Federación de Rusia

Autores:

Alina Perera Robbio
Yaima Puig Meneses

«El mundo de hoy no es el mundo que necesita la humanidad; no es el mundo que se necesita para que haya igualdad, para que haya inclusión, para que exista emancipación, para que todos tengan derechos». Hasta esas reflexiones que conciernen a la civilización en su conjunto llegaron las ideas compartidas por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, con los periodistas que le acompañan en la gira internacional de estos días.

Aprovechando el paréntesis del viaje aéreo entre Moscú y Ankara –punto perteneciente a Türkiye (antes conocida como Turquía), el dignatario respondió algunas interrogantes que los reporteros le hicieron, y que apuntaban, sobre todo, a buscar una valoración de la recién concluida visita a la Federación de Rusia, y también a valorar intercambios como el sostenido con el Presidente Vladimir Putin.

Sobre ese encuentro que sin dudas tiene una connotación muy especial, el dignatario caribeño dijo que se trató de «una conversación entre amigos, y entre presidentes de países que están hoy sometidos a presiones, a sanciones». Son países –dijo sobre la Isla y Rusia- que deben moverse en medio de muchas complejidades, y que están emparentados por la historia.

Foto: Alejandro Azcuy

Al diálogo entre ambos mandatarios, según detalló Díaz-Canel, se llegó con una fuerte carga emocional, sentimental, toda vez que entrañó gran trascendencia develar un monumento dedicado al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en un lugar de Moscú. Se trató de «un gesto de amigos de Cuba, de gente de pueblo, de gente muy humilde» que contaron con el apoyo de Putin: «fue un proyecto que se fue gestando, y precisamente por la posibilidad de la realización que tuvo, fue que él (el homólogo ruso) nos invitó para que estuviéramos en esta ocasión en Rusia». Según valoró Díaz-Canel Bermúdez, entre ambos países existe «un nivel de coincidencias tremendo acerca de los problemas que afectan al mundo».

El mandatario destacó el alto nivel de relaciones que siempre ha existido entre la Isla y el país euroasiático. Se refirió a un diálogo que nunca se cortó; e hizo referencia a proyectos como la reactivación de la actividad de la acería -algo que marcha y que incluye la participación de especialistas rusos.

De igual modo mencionó a un centro de diagnóstico y de servicios para la tecnología Kamaz que hay en Cuba; y sumó a la lista los generosos programas de becas para la superación de numerosos jóvenes cubanos; la prospección petrolera; el intercambio cultural; el tema de la generación eléctrica, o de la industria sideromecánica, o la voluntad de mejorar la infraestructura bancaria financiera, o del transporte. En ellos, y en otros más, se va expresando día a día cómo dos países están unidos por un camino de doble día: el de la amistad más profunda, esa que es terrenal, y que también tiene mucho que ver con la dimensión espiritual de las relaciones bilaterales.

Fidel –un amigo cuya voluntad todavía gravita sobre la voluntad de ambos pueblos-; Raúl como otro artífice de la amistad que no cesa motivaron varias reflexiones del mandatario: «Creo, afirmó, que una de las cosas que nosotros tenemos que reconocer es que en medio de nuestras dificultades, y en medio de las adversidades que los amigos también enfrentan, hemos siempre encontrado una sensibilidad, de parte de ellos (los amigos rusos), para atender de manera diferenciada los problemas de Cuba». Y eso sucede justamente en un momento, como razonó Díaz-Canel, en que la humanidad vive uno de sus momentos más tensos y complejos.

En una de sus reflexiones comentó que existe una voluntad de proyección internacional en pos del multilateralismo, posición que emparenta a Rusia y a Cuba. «Creo que sobre eso hay también un sentido de responsabilidad: ¿Qué podemos aportar?: Ellos, desde una gran nación; nosotros, desde una pequeña nación pero con el ejemplo que damos de resistir creativamente», a pesar del enemigo que tenemos tan cerca y que «nos ha querido estrangular».

Contar la historia y hacerlo bien

De esa amistad entre rusos y cubanos que trasciende el tiempo habló detenidamente el Jefe de Estado con su equipo de prensa. Una amistad que, como había dicho el Presidente Putin durante la inauguración del Monumento al Comandante en Jefe, es la riqueza común de ambos pueblos.

¿Cómo hacer entonces para mantener viva esa llama y que las nuevas generaciones comprendan las verdaderas explicaciones de la historia?: «Porque las relaciones entre Cuba y Rusia, y antes con la Unión Soviética, han pasado también por momentos difíciles», recordó el mandatario y refirió cómo, con el paso de los años, se han ido reconstituyendo, actualizando y reactivando.

Foto: Alejandro Azcuy

Compartió entonces su convicción de que si no «hay una buena explicación histórica, un análisis riguroso de la historia, corremos el riesgo de que el oportunismo, el esquematismo y el revisionismo hagan de esas relaciones un dibujo que no refleja para nada sus verdaderas esencias».

Por eso es importante entender siempre «cómo se forjaron esas relaciones, que pueden haber pasado por momentos de no comprensión y que sin embargo superaron todas las adversidades», dijo el mandatario.

De esa «historia tan bella de relaciones» comentó también el mandatario, de la manera en que se han fortalecido esos vínculos que llegaron a los más diversos ámbitos y que «han pasado por las relaciones políticas y económico-comerciales, pero que también llegaron hasta las relaciones familiares, de amistad, de hermandad, de solidaridad y cooperación». Y cuando uno se detiene en esa historia, es tan hermosa, dijo, que puede cautivar a los jóvenes; y qué mejor que cautivar a los jóvenes, para que se sientan responsables de hacer crecer y darle continuidad a estas relaciones.

Razones para sentirse feliz

Con desenfado conversó el Presidente. Habló de resultados, objetivos comunes y puentes de cooperación que se entrelazan en varias direcciones, y habló también de felicidad, porque esta es una gira que, como se diría en buen cubano, «comenzó con buen pie». 

«Me siento feliz porque creo que la gira empezó muy bien con la visita a Argelia y ha continuado muy bien con esta visita a la Federación de Rusia», aseguró.

Esta gira va demostrando lo que muchos quisieron ignorar hace poco menos de una semana atrás: Cuba no está sola y tampoco va de «pedigüeña por el mundo»; mucho tiene para ofrecer y compartir con sus amigos y aliados y así también se consolidan los vínculos.

«Hay razones suficientes para estar feliz y eso lo hemos compartido, no soy yo solo, es que está feliz toda la delegación que me acompaña», señaló.»

Vamos a enfrentar la adversidad y los momentos duros, compartió con certeza el mandatario, con la «convicción de que nosotros podemos avanzar, de que nosotros podemos salir adelante, que con amigos así nosotros podemos superar también nuestras limitaciones. Eso no se puede asumir de manera pesimista, ese reto de creatividad, ese reto de superar lo difícil tiene un encanto y hay asumirlo también con felicidad, con alegría, con deseos, con empuje».

Yo creo, dijo, que en las jornadas que se avecinan se podrán vivir también emociones a la altura de estos intensos días. La insistencia de los máximos líderes de los países que forman parte de la gira para visitarlos «demuestra que Cuba no está aislada».

Sí, definitivamente la gira va trazando buenos rumbos y tejiendo hilos de amistad y cooperación, tan necesarios y urgentes para forjar un mejor futuro en este planeta tan sufrido.

Foto: Alejandro Azcuy

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