Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Se va, se va, se fue… John Bolton

Autor:

Juana Carrasco Martín

Foto: AP No hablamos de pelota, así que tampoco es un jonrón. El que se fue, ¡Por fin!, es John Bolton, el embajador designado ante la ONU, escogido de a dedo por George W. Bush aprovechando un receso en el Capitolio, porque los legisladores jamás le dieron el visto bueno. El hombre con cara de perro gruñón ha renunciado, a sabiendas de que ni este Congreso que termina sus funciones en diciembre, y mucho menos el que tomará asiento en enero, lo iban a aprobar.

Otro halcón levanta vuelo luego del fracaso electoral republicano del pasado 7 de noviembre pues Donald Rumsfeld también entregó su cartica de renuncia, pero quedan muchos más en el nidal bushiano. Bolton también se lleva bajo el brazo no pocos fracasos y sus explosivas declaraciones dentro de la ONU para defender los intereses de Estados Unidos frente a buena parte del planeta, en especial los subdesarrollados. Y no podemos olvidar que con anterioridad hizo no pocas cosas contra la organización mundial (recuerden aquella de que si desaparecieran diez pisos del edificio de la ONU en Nueva York «no pasaría nada»).

Una avalancha de votos a favor de la resolución de la Asamblea General que condenó por decimoquinta ocasión consecutiva el bloqueo estadounidense contra Cuba; su incapacidad, a pesar de las torceduras de brazos, para imponer a Guatemala como su candidato al Consejo de Seguridad a fin de cerrarle el paso a Venezuela; tampoco pudo conseguir que llegara a su fin la reforma administrativa del organismo mundial para que este sirviera única y exclusivamente para fomentar un mundo de su preferencia.

Solo ejerciendo el veto pudo contener una resolución de condena a Israel por sus desmanes contra el pueblo palestino en Beit Hanoun, y cuando esta se presentó en la Asamblea General obtuvo la aprobación de amplia mayoría, demostrando que por mucho que quiera y apriete Estados Unidos y Bolton no podían salirse siempre con la suya. Por cierto, ya había ejercido con anterioridad el veto, ta mbién para impedir otra resolución contra las agresiones israelíes en los territorios palestinos ocupados. Sin embargo, con premeditación fungió como valladar a una temprana solución de la guerra que Israel lanzó contra el Líbano, permitiendo de hecho la destrucción de la economía y la infraestructura libanesa, además de las centenares de vidas tronchadas, en su mayoría civiles libaneses.

Y la lista puede incluir unos cuantos casos más que han llevado fuego a este convulso planeta. Como dijo el secretario general de ONU, Kofi Annan, Bolton «hizo el trabajo que se esperaba que hiciera», por eso la Casa Blanca se lamentó sin tapujos: «fue un exitoso embajador en la ONU», y le siguió el llanto: «estamos de duelo por el hecho de que no fue recompensado y honrado» por ello».

«Total tranquilidad», comentaban las agencias, en el edificio de acero y cristal junto al East River de Manhattan. Bolton, a quien no pocos le asignaban las características de un elefante en una cristalería, entró en ONU por la puerta de atrás y así mismo se retira...

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