Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Elecciones en la Florida

Autor:

Lázaro Fariñas

SI como una vez soñé, una enorme nave espacial hubiese trasladado a la isla de Cuba para el medio del océano Atlántico o del Pacífico, en estos momentos no estaría escribiendo sobre lo que ocurre en Estados Unidos. Desgraciadamente, mi sueño fue solo eso y en sueño quedó, por lo que debo seguir escribiendo, para Cuba, de lo que pasa en este país. Por lo menos, desde aquí puedo darles a mis compatriotas mi opinión sobre algunos de los acontecimientos que diariamente ocurren a solo unos cuantos kilómetros al norte de sus costas. 

Ahora les vuelvo a comentar sobre las próximas elecciones, las cuales creo que son muy importantes para el futuro de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

Si estas que se llevan a cabo hasta el 6 de noviembre próximo por el Senado Federal en el estado de Texas entre el republicano Ted Cruz y el demócrata Beto O’Rouke son importantes, las que tendrán lugar el mismo día en Florida guardan quizá aún más trascendencia para ambos partidos y para el futuro de esta nación. En Texas, el que está a punto de perder un senador en Washington es el Partido Republicano, mientras en Florida es el Demócrata el que corre peligro.

Un adiós al impresentable Ted Cruz sería de mucho beneficio para las futuras y actuales relaciones entre ambos países. Cruz, como se sabe, es un enemigo acérrimo y jurado del mejoramiento de esas relaciones, por lo tanto, sería beneficioso que el hombre hiciera sus maletas y regresara a su casa para nunca más volver a hacer daño en Washington.

El caso de Florida es muy diferente. El senador actual, Bill Nelson, también es enemigo de Cuba, pero, por lo menos, pertenece al Partido Demócrata, el mismo que en 2014 apoyó a Barack Obama para dar el paso histórico de restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba.

Rick Scott, actual gobernador del estado, multimillonario, republicano e íntimo amigo de Trump, en ningún momento y bajo ningún concepto aceptaría ninguna política de acercamiento de Estados Unidos con Cuba. El hombre no solamente es íntimo del Presidente, sino que está rodeado de lo peor de la ultraderecha anticubana de Miami. Los Díaz-Balart, la lleana Ross y cuantos herederos del batistianismo viven en esta ciudad, apoyan ciegamente a este caballero.

Nelson no es amigo de las buenas relaciones con Cuba, pero, por lo menos, es en sí una persona decente, mientras la historia personal del gobernador Rick Scott no es nada como para sentirse orgulloso. Basta decir que en el pasado, siendo presidente de una compañía que brindaba cuidados de salud, le hizo una estafa al Medicare por la que, como consecuencia, tuvo que pagar la multa más grande que hasta ahora se ha pagado a esa institución de salud, o sea, más de mil millones de dólares.  

El hombre es de armas tomar y su paso por la gobernación del estado deja poco que desear. Lo increíble del caso es que fue electo y reelecto a la gobernación  que en estos momentos está prácticamente empatado en las encuestas y sus posibilidades de ganarle al demócrata son bastante probables.

Creo que el triunfo de cualquiera de los dos estará muy relacionado con otra de las elecciones que se llevarán a cabo en la misma fecha: las de la gobernación del estado. En esos comicios se presentan dos candidatos, también completamente diferentes, un demócrata de la raza negra con ideas sumamente liberales y con un magnífico programa de reformas sociales, y un republicano blanco reaccionario, ultraderechista e íntimo amigo de Donald Trump.

El demócrata Andrew Gillum es el actual alcalde de Tallahassee, la ciudad que es la capital de Florida, y es un hombre carismático que puede atraer a muchos votantes a las urnas. El republicano Ron DeSantis es un congresista medio opaco y medio pesado que no oculta su admiración por las ideas de Donald Trump, ni tan siquiera en sus anuncios de campaña. La participación de Gillum puede motivar a la comunidad negra a salir en masa a votar, algo que, unido al voto femenino y al antitrumpismo reinante, bien puede influir en un gran triunfo del Partido Demócrata en Florida.

De más está decir que todos los congresistas del estado y del país tendrán que ser elegidos en estas elecciones y que del resultado dependerá si al Presidente le ponen la tan deseada camisa de fuerza que le limite sus movimientos o si, por el contrario, el loco seguirá suelto y sin vacunar, como hasta ahora lo ha estado. Esperemos a ver qué pasa.

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