Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

¡El que pida más es un abusador!

Autor:

Nelson García Santos

La marca Inivit se ha tejido durante años un prestigio a golpe de persistencia —¡qué falta nos hace por dondequiera!—, a tal extremo que solo con mencionarla los productores y los afanados en el timón de la ciencia y la técnica relacionada con la producción de alimentos se quitan el sombrero.

Quizá, más allá de sus sobresalientes aportes a la agricultura, su grandeza radica en ser precursora de llevar el conocimiento al surco mediante el diálogo in situ en cualquier rincón del país.

Desde sus inicios, el villaclareño Instituto Nacional de Investigaciones de Viandas Tropicales (Inivit) asumió ese modo de actuar, que con el paso de los años se fue ampliando y perfeccionando con la impartición de conferencias, charlas, encuentros… y la confección de materiales impresos y digitales.

¿Qué a cuántos han capacitado? Vale su curiosidad, pero digamos que un burujón casi infinitivo, aunque a usted le parezca mera exageración.

Los líderes administrativos que han estado o están al frente de la institución, a la vez han sido investigadores de la ciencia y la técnica, y abanderados de su aplicación.

Allí se ha formado una estela de jóvenes graduados, que ha sabido andar los caminos atrayentes, pero complejos y difíciles de descubrir o mejorar, de aplicar la agudeza bajo la mano sabia del talento.

Al observar lo hecho por esa institución descuella otra arista cardinal de su entrega: la de crear, preservar, innovar y persistir.

¿Que precise? Allá va eso: más de 500 resultados de ciencia y técnica avalan su trayectoria en el mejoramiento genético de clones; tecnologías de raíces, rizomas, tubérculos, frutales, así como en la producción, conservación y manejo de semillas.

Como si fuera poco, sobresale también su contribución a la sanidad vegetal, el manejo integrado de plagas y enfermedades y la obtención de bioproductos y biofertilizantes.

En el Inivit han nacido y se han validado más del 70 por ciento de las especies de viandas que se siembran en el país, con altos rendimientos probados en el centro y resistencia a plagas y enfermedades.

Para rematar, en la institución existen colecciones numerosísimas de variedades de boniato, yuca y plátano (vianda y fruta) que garantizan material de siembra sin tener que acudir a otros países.

¡Bárbaro! El que pida más es un abusador…

¿Que ni aun así se ha logrado producir esos alimentos en abundancia? Verdad verdadera…, aunque la responsabilidad no recae directamente en ese centro. Pero si no fuera por sus aportes, imagínese como estaríamos, ¡uf!

Nadie puede cuestionar —ni un «oportudorado», que es mucho decir— que el Inivit ha bregado, y brega, apegado a la persistencia a favor de la sociedad.

La noticia allí no fue ahora una nueva contribución (como sus plantas de bajo porte para contrarrestar los fuertes vientos, que muestra su anchura perspicaz), sino la acogida de la bandera de Vanguardia Nacional por vigésimo séptimo año consecutivo. ¡Qué persistencia, pensando y actuando para hacer parir mejor a la tierra! Y con esos bríos andan hoy como si hubieran empezado ayer.

 

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