Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Oportunidades y puntos de partida

Autor:

Dorelys Canivell Canal

En los últimos tiempos se ha hablado mucho del trabajo en los barrios vulnerables. Todo lo que se hace allí pretende transformar y mejorar la calidad de vida de sus moradores. Se trata de una tarea impostergable, llamada a tener un gran impacto comunitario, en especial en la familia.

En Pinar del Río se trabaja en 15 de las 47 comunidades registradas en el estudio inicial. Según los especialistas de la Dirección de Trabajo y Seguridad Social en el territorio, las problemáticas más frecuentes son las condiciones de las viviendas, el mal estado de las calles, el alumbrado público y el saneamiento comunitario.

A eso se suman las familias que presentan situaciones de vulnerabilidad, la mayoría motivadas por los bajos ingresos de sus miembros. En esos núcleos suelen existir también madres con varios hijos pequeños, personas de la tercera edad y hasta algunas con algún tipo de discapacidad.

La generación de ingresos para sustentar a cada hogar es vital en el tratamiento que se les ha dado, de ahí que se ha logrado emplear a más de 600 personas de las alrededor de 1 700 que en la provincia estaban desvinculadas del estudio y el trabajo y eran aptas para ello.

De acuerdo con datos ofrecidos por los especialistas de Trabajo y Seguridad Social a la televisión local, la mayoría ha aceptado plazas en el sector agropecuario, en el área de los servicios, en cargos técnicos, como trabajadores por cuenta propia o vinculados con mipymes, actores económicos que también presentan una demanda significativa de fuerza de trabajo.

¿Por qué es importante ofrecer un empleo a estas personas? Entre otras cuestiones porque en el contexto actual de precios astronómicos, las diferencias se marcan más y el acceso es desigual. Y porque es justo que se valgan por sí mismas.

Y hagamos otro análisis. ¿Pueden una persona o familia salir de su estado de vulnerabilidad solo con una ayuda económica o entrega de recursos? ¿Puede el Estado sostener esas acciones?

Resta mucho por hacer. Junto a la oferta de empleos, el reto está en otorgarles las herramientas para que puedan cambiar su condición. Pero para ello es necesario garantizar empleos acordes con sus niveles de escolaridad y capacitar en diferentes oficios, de manera que puedan sentirse socialmente útiles. En la Cuba de hoy todos somos importantes, desde el intelectual hasta el obrero, y cualquiera puede ser mañana una persona vulnerable.

Entonces bien vale la pena que en cada localidad se analice de forma profunda cuáles son las capacidades reales para ayudar a esas familias. Siempre las habrá que dependan del Estado, pero muchas otras podrían salir adelante por sí mismas.

La figura del trabajador social se torna esencial, porque es él quien coordina el grupo de prevención a nivel de comunidad y quien debe establecer prioridades. A esta tarea hay que ponerle amor, sensibilidad, transparencia… esa dosis de humanidad que conlleva siempre el trabajo con los más desprotegidos, acaso los más ingenuos, o simplemente los que más necesiten de los demás.

Y no basta con la oportunidad, porque como escuché recientemente decir a una profesora, «podemos tener las mismas oportunidades, pero no todos tenemos los mismos puntos de partida».

Entonces vamos a acompañar, a asesorar, a colaborar, a enseñar, a otorgar herramientas. A ayudar al hombre en la comunidad. Solo así se recogerán en esa noble, pero muy compleja tarea, los mejores frutos.

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