Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La Reina que destapó a Pandora

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

¿Conoce usted la diferencia entre una olla multipropósito RCP 10 y una RCP 20? Esas, las llamadas «ollas Reina» que solo encontramos en estos tiempos en las tiendas de MLC, difieren en su nomenclatura por su diseño y cantidad de minutos en el tiempo de cocción, a partir de lo cual, también difieren en el precio de venta.

Pero si usted tiene una en casa, lo importante es que coincida la olla que emplea para cocinar con la olla que aparece registrada en el papel que le entregaron en el momento de su compra. No sea que, estando en tiempo de garantía, se le rompa, y al llegar al taller sufra lo inimaginable.

No es ficción, sino pura realidad. Y lo curioso es que quien hoy puede hacer el cuento, compró la dichosa olla en el habanero centro comercial Boyeros y Camagüey, de la Corporación Cimex, lugar este que, recientemente, fue nombrado en el periódico Tribuna de La Habana por la queja de una cliente ante la alteración del precio del jamón barra, lo cual fue comprobado por la Dirección de Supervisión de la entidad.

El mismo lugar donde otra persona adquirió un refrigerador, y cuando necesitó llevarlo a arreglar le detectaron que el relay original había sido cambiado por uno de factura criolla, y gracias a un video tomado por el propietario se demostró que no había sido él quien hizo la fechoría.

El suceso de la olla confirmó varios hechos. Los mejores, prefiero mencionarlos de primeros. El buen trato recibido en el taller de La Víbora, donde fue oportuna la explicación de que esa olla no se recibía ahí, y que no se correspondía con los documentos que la acompañaban, así como el gentil gesto de quien respondió al teléfono ante la queja del cliente, orientándole hacia quién dirigirse en los niveles superiores.

También es gratificante ahora recordar la atención de quien, desde un nivel superior al centro comercial, acudió a escuchar atentamente la queja, revisar las cámaras de seguridad de la fecha requerida y al final, decidir la medida de devolver el efectivo de diferencia.

No obstante, aunque no pocos trabajadores de la tienda dejaban entrever que todo transcurrió en regla y que el cambio físico de la olla lo había realizado el que se daba por estafado, aún está por demostrarse que el cliente que miente, cuando consta por comprobante conservado y por testigos conocidos, que, efectivamente, fue en esa tienda donde compró el equipo y donde le fue entregado el único en venta ese día, que no se correspondía con los papeles.

¿Hasta cuándo permitiremos que hechos así sucedan en nuestros establecimientos, sean en MLC o en CUP? El control con lo que suceda en sus predios debería ser férreo, porque un cliente debe ser siempre complacido y no engañado. ¿Cuántas personas más compraron seis meses atrás una olla similar, y quizá conserven los papeles que le acreditan un tipo de olla y realmente cocinan con otra?

A pocos días de vencerse la garantía, este cliente acudió al taller y comenzó la odisea inesperada, pero los demás, aun sin enterarse, pagaron de más por un equipo que no es el que tienen en casa. De estafas similares o mayores, quizá, algunas personas también puedan hacer sus historias.

Lo importante es comprender, desde la máxima dirección hasta el trabajador de menor rango, que una empresa gana prestigio cada vez que su actuar es impoluto en todos los niveles.

En un entorno donde no existe una reñida competencia, tal vez pensemos que eso no importa porque los clientes no tienen otras muchas opciones donde comprar, pero, en todo caso, eso es peor. ¿No se da cuenta de que se culpa entonces a «niveles superiores»? La molestia y la inconformidad llegan a poner en duda la transparencia de un sistema que, como bien se sabe, vela por los intereses del pueblo.

Espero que, sensatez mediante, las investigaciones pertinentes se desarrollen para evitar la repetición del jamón a sobreprecio, la olla cambiada y el refrigerador adulterado. Hoy somos dependientes y mañana clientes. ¿De qué lado no hacemos bien las cosas?

Gracias a la «Reina» rota, supongo que varias cajas de Pandora se hayan abierto en esa dependencia.

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