EL ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos) se ha convertido en la Gestapo de Donald Trump, la ha responsabilizado de la protección de su régimen de supuestos enemigos, raciales y políticos. Como la de Hitler, dispone de informantes, vigilancia, allana domicilios, centros laborales, escuelas y encierra en prisiones privadas en EE. UU. a quienes quiere deportar, incluso a cárceles brutales como la de Bukele en El Salvador o en el campo de concentración de la ilegal Base Naval, en territorio secuestrado a Cuba en Guantánamo.
No es el ICE el único cuerpo policial-militar, tampoco son los inmigrantes indocumentados los únicos expuestos a la cacería humana. Hay políticos, servidores públicos electos por el voto ciudadano en el juego de la democracia, que han sido detenidos y encausados. Todos son del Partido Demócrata.
El alcalde de Newark, la mayor ciudad del estado de Nueva Jersey, Ras Baraka, fue arrestado en mayo frente a Delaney Hall, un nuevo centro de detención privado del Grupo Geo, cuando representantes del Congreso de EE. UU. intentaron supervisar las condiciones carcelarias de los inmigrantes. Baraka fue fichado como un delincuente.
Al comparecer ante un tribunal federal acusado de allanamiento, declaró que los fiscales intentaron «humillarlo» y «degradarlo», y lo obligaron a dar por segunda vez las huellas dactilares y tomarle una foto policial. El Alcalde ha dicho que continuará enfrentando al Grupo Geo, demandado por la ciudad después de que la compañía ganó un contrato con ICE, de 15 años y por 1 000 millones de dólares para administrar Delaney Hall.
En ese incidente del 9 de mayo, la representante LaMonica McIver (también demócrata por Nueva Jersey) fue acusada de dos cargos por agredir, resistir y obstaculizar a un agente especial de Investigaciones de Seguridad Nacional y a un oficial de ICE, cuando estos arrestaban al alcalde Baraka.
La semana pasada fue ultrajado, empujado y esposado en el suelo el senador Alex Padilla, demócrata por California. Ocurrió durante una rueda de prensa de Kristi Noem, secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, cuando intentó hacerle una pregunta sobre lo que acontecía en Los Ángeles, y los hombres del Servicio Secreto lo expulsaron por la fuerza y lo detuvieron.
Este martes 17 de junio, el contralor de la ciudad de Nueva York y candidato demócrata a la alcaldía, Brad Lander, fue arrestado por agentes enmascarados del ICE y del FBI en los pasillos de un tribunal federal de inmigración.
El exgobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, afirmó que el incidente era el «último ejemplo de la brutalidad extrema del ICE de Trump, que está fuera de control», y añadió: «Es fácil imaginar el miedo que sienten las familias de todo el país al enfrentarse al ICE».
Cuomo continuó describiendo en su cuenta en X la situación que se está viviendo en Estados Unidos, donde el mandatario ha dado la orden de deportar al menos a un millón de personas: «Esto no es lo que somos. Esto debe parar, y debe parar ya».
En un artículo publicado este martes en commondreams.org, el periodista e historiador Peter Montague asegura que Trump está experimentando con las tácticas de un estado policial, sobre todo, en ciudades o localidades pequeñas para intimidar y dominar con vistas al próximo proceso electoral para que le aseguren control del Congreso.
Por demás, Trump presiona en las redes sociales y declara a los medios su intento de postularse a un tercer período presidencial, lo que es violatorio de la Enmienda 22 de la Constitución de Estados Unidos, pero… un «estado de emergencia» nacional o la participación de las fuerzas armadas en una guerra en el exterior —y ahí ronda Irán como posibilidad irracional—, pudiera abrirle ese camino.
Montague desmonta una parte poco publicada de la «grande y hermosa ley» presentada por Trump al Congreso, el segmento dedicado a ese estado policiaco: más de 100 000 millones de dólares en fondos nuevos para medidas enérgicas contra la inmigración: 75 000 millones de dólares en fondos suplementarios para que el ICE amplíe la aplicación de la ley en el interior del país; otros 45 000 millones de dólares para ampliar la detención de inmigrantes adultos; 14 400 millones de dólares adicionales para las operaciones de transporte y deportación del ICE; 10 000 millones de dólares adicionales para contratar a más agentes del ICE; además, 2 400 millones de dólares para recompensar a las fuerzas del orden locales por participar en las actividades del ICE: un total de 146 800 millones de dólares en fondos nuevos para que el ICE repita su invasión de Los Ángeles en docenas de ciudades más simultáneamente.
Demasiado turbio el ambiente político en el imperio de Trump.
24
