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El «ZIKArio» que amenaza América

La Organización Mundial de la Salud ha notificado que, en los últimos dos meses y medio, la transmisión del virus del zika se ha detectado en una veitena de países y territorios

Autor:

Patricia Cáceres

Una veintena de países ha activado las alarmas. No es para menos. El virus del zika, similar al dengue y la fiebre amarilla, ha tenido una rápida y preocupante expansión geográfica, sobre todo en naciones de América Latina.

Hasta hoy se ha confirmado su presencia en Brasil, Barbados, Bolivia, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Guyana Francesa, Haití, Honduras, Martinica, México, Panamá, Paraguay, Puerto Rico, San Martín, Surinam, Venezuela y Estados Unidos donde, a mediados de esta semana, se reportaron los primeros casos.

El foco de atención radica en las mujeres embarazadas, pues aunque no es por lo general mortal, el virus se ha vinculado con el aumento de reportes de microcefalia (fallo en la formación del cerebro del feto, lo cual provoca que la cabeza del bebé sea mucho más pequeña que las de los otros niños de la misma edad y sexo).

El foco de atención radica en las mujeres embarazadas, pues el virus se ha vinculado con el aumento de reportes de microcefalia (fallo en la formación del cerebro del feto). Foto: salud.univision.com

Según informa la agencia de noticias EFE, los gobiernos de Colombia y Jamaica han recomendado evitar los embarazos, tras las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de extremar la prevención, ante el incremento de anomalías congénitas en áreas donde circula el virus.

«En consideración a la fase en la cual se encuentra la epidemia y el riesgo existente, se recomienda a todas las parejas habitantes del territorio nacional no embarazarse durante esta fase, que puede ir hasta el mes de julio de 2016», sugiere una circular del Ministerio de Salud de Colombia, país donde se han notificado 11 712 casos, de los cuales 297 corresponden a mujeres en estado de gestación.

Asimismo el Gobierno de Jamaica, donde no hay casos reportados, aconsejó a las mujeres del país que retrasen sus embarazos «por los próximos seis a 12 meses» ante la creciente amenaza.

El Gobierno dominicano extremó la vigilancia en puntos fronterizos, puertos, aeropuertos y cruceros, tras confirmarse la presencia del virus en Haití.

Por su parte Estados Unidos, donde se confirmaron tres casos este miércoles (dos de personas que viajaron a Colombia en diciembre y de otra que visitó Venezuela), emitió una alerta de viaje en la que recomienda a las mujeres embarazadas, o que planeen estarlo, que eviten viajar a 14 países de América donde circula el zika.

«Hasta que se sepa más sobre el virus y por cautela recomendamos precauciones especiales tanto para las embarazadas como para las mujeres que están intentando quedar embarazadas», indicaron los centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de ese país.

Brasil, con 3 530 reportes hasta la fecha, es la nación con el número más alto de casos de microcefalia, sospechosos de haber sido provocados por el virus.

De ahí que el Gobierno emprendiese una intensa movilización para combatir el Aedes aegypti, mosquito transmisor del dengue, el chikungunya y el zika, además de iniciar una investigación de las muertes de 38 bebés presuntamente relacionadas con el virus.

El virus se transmite por la picadura de mosquitos pertenecientes a la familia Aedes, principalmente el Aedes aegypti. Foto: www.nacion.com

Se trata de una situación dramática, sin precedentes. Todos los días se acumulan nuevos casos, pero no estamos consiguiendo conectar los puntos, declaró al diario español El País Artur Timerman, presidente de la Sociedad Brasileña de Dengue y Arbovirosis.

¿Cuándo se descubrió el virus?

Se identificó por primera vez en 1947 en los bosques de Zika, en Uganda, África. Fue prácticamente desconocido hasta el 2007, cuando se produjo un gran brote con 8 187 afectados en Yap y otras islas cercanas a los Estados Federados de Micronesia. Entre octubre de 2013 y febrero de 2014 se detectó un nuevo brote en América Latina por las autoridades de Chile.

¿Modo de transmisión?

Por la picadura de mosquitos pertenecientes a la familia Aedes, principalmente el Aedes aegypti, el mismo que transmite el dengue, el chikungunya y la fiebre amarilla. Cuando el insecto portador pica a una persona, en primer lugar infecta células cerca del sitio de la inoculación. Más tarde se extiende a los ganglios linfáticos y a la sangre.

Además de la transmisión por la picadura de los mosquitos, podría producirse la transmisión perinatal transplacentaria (de la madre al feto) y sanguínea. También hay casos de transmisión sexual, pues permanece en el esperma durante más tiempo. Pese a los rumores, no se transmite por la lactancia materna.

¿Sintomatología?

Los expertos creen que el período de incubación de la enfermedad podría ser de un par de días. Los síntomas son similares a otras infecciones causadas por el mismo transmisor. Incluyen fiebre, dolores de cabeza, erupciones cutáneas, dolor muscular y articular, y conjuntivitis, que permanecen entre dos días y una semana.

Por lo general, los adultos tienen un proceso de recuperación muy rápido y casi sin necesidad de hospitalización. No obstante, no ocurre lo mismo con los recién nacidos, debido a la incidencia que está teniendo en mujeres embarazadas durante los primeros tres meses de gestación.

¿Cómo detectarlo?

Mediante un análisis de la reacción en cadena de la polimerasa —a través de muestras de ADN— y el aislamiento del virus a partir de muestras de sangre.

¿Existe algún tratamiento?

Según la OMS, no existe un tratamiento específico o una vacuna para protegerse de sus efectos. Los síntomas pueden controlarse con el uso de paracetamol o dipirona, para manejar la fiebre y el dolor. Pero no se aconseja el uso ni la prescripción de ácido acetilsalicílico u otros fármacos antiinflamatorios, por el riesgo de complicaciones hemorrágicas.

¿Qué hacer para prevenirlo?

Al decir de la OMS, «la prevención y el control se basan en la reducción de la cría de mosquitos mediante la eliminación de los lugares de cría y del contacto entre estos insectos y las personas. Se puede lograr reduciendo el número de hábitats acuáticos naturales y artificiales en los que pueden vivir las larvas, reduciendo la población de mosquitos adultos alrededor de las comunidades en riesgo, y utilizando barreras como los repelentes, mosquiteros, el cierre de puertas y ventanas y la utilización de prendas largas», aconsejó la entidad internacional.

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