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La última teoría de Hawking: de lo infinito a lo típico

La nueva teoría del físico fallecido en el mes de marzo parece rescribir sus propias ideas sobre el origen universal

Autor:

Iris Oropesa Mecías

Ya lo decíamos en marzo, cuando la noticia de su muerte dio la vuelta al planeta. Stephen Hawking no paró nunca. Y si la silla de ruedas no le ató, habría que ser muy ingenuo para pensar que la muerte lo haría.

Apenas un par de meses tras su despedida, mayo ha puesto a rodar de nuevo su firma debajo de ideas revolucionarias. Detrás de la ciencia intentará  regalarte hoy ese puzzle que es su último ensayo sobre el origen del universo y fue enviado a revisión apenas diez días antes de su muerte.

MULTIVERSO

Una explosión que puso a andar el todo hace unos 13 800 millones de años atrás. Se piensa que gracias a la inflación, en apenas una fracción de segundo el universo se expandió hasta límites infinitos. O al menos, esa es la archiconocida teoría del Big Bang sobre la cual el físico británico, y en general las reflexiones de física moderna tras las teorías einstenianas han reposado. Ya lo hemos escuchado hasta el cansancio.

Pero para la década de los 80 una pregunta quedaba pendiendo en el aire sin respuestas: ¿cómo fue exactamente el proceso de expansión que originó todo lo existente? ¿los mundos nacidos de esta expansión tocaron un límite, o debemos pensar en términos de finitud?

Para apagar el ruido sordo de esa interrogante el británico y el estadounidense James Hartle unieron fuerzas y utilizaron la mecánica cuántica para explicar cómo todo surgió de la nada. Sin embargo, nuevamente (acaso no es esa la eterna lucha entre la verdad y la ciencia) otra pregunta tormentosa era paradójicamente liberada.

En un doble filo la teoría Hartle-Hawking abría la posibilidad de que el Big Bang hubiera creado no solo un universo, sino un número infinito de ellos con leyes propias y diferentes de las nuestras.

Esta múltiple diversidad suponía que si nuestras leyes físicas no se replicaban en esos otros universos, entonces tampoco era posible describirles desde este mundo, y atados por ellas. Por eso para la década de los años 90, Hawking uniría esfuerzos con otro compañero de batallas mentales: James Hertog, cuya coautoría también rubrica el artículo publicado en el Journal of High Energy Physics.

«Ni Stephen ni yo estábamos contentos con ese escenario», explicó Hertog a BBC . «Sugiere que los universos múltiples surgieron al azar y que no podemos explicar mucho más sobre eso. Nos dijimos entre nosotros: “Quizá tengamos que vivir con eso”. Pero no queríamos darnos por vencidos».

Para no rendirse, precisamente, y poder ordenar el caos que suponía la propuesta, los físicos echarían mano de la teoría de las cuerdas. Como su nombre, tratarían de «contener» con ellas hasta el punto de lo descriptible el desorden del multiverso propuesto.

VEINTE AÑOS NO ES NADA

Durante más de dos décadas la dupla batalló con el problema científico. La teoría, que fue aceptada para su publicación antes de la muerte del físico británico el pasado 14 de marzo, predice que el universo es finito y más simple de lo que su primera tesis había anunciado. ¿Significa entonces una regresión sobre sus propios pasos?

Nuestro universo es parte de un gran número de mundos. Pero ese cúmulo de universos es finito. Y esos diversos mundos son similares entre ellos. Esta es la visión final del cosmos que propone la nueva publicación.

A primera vista, pareciera que de la teoría del todo a la reflexión sobre la finitud de los universos se da un repliegue de la cosmovisión del físico británico. Sin embargo, los especialistas en el área han apuntado que se trata de una superación de teorías, un proceso común en los diferentes campos de la reflexión científica.

El propio Hawking entendió muy pronto lo difícil de pensar en un multiverso incontrolable. «Nunca he sido un fan del multiverso», declaró el pasado año. «La teoría usual de la inflación eterna predice que globalmente nuestro universo es como un fractal infinito, con un mosaico de universos diferentes separados por un océano en inflación. Las leyes de la física y la química pueden diferir de un universo a otro, que juntos forman un multiverso. Pero […] si la escala de los diferentes universos en el multiverso es grande o infinita, la teoría no se puede comprobar experimentalmente».

EXPERIMENTAR Y COMPROBAR

Pero si recordamos por un segundo, por muy brillante que sean los nombres que firman este nuevo ensayo, no podemos olvidar que el más elemental método científico exigiría observar y comprobar la tesis para que rebase el campo de la física teórica. Y, ¿de qué modo se podría observar a los universos para chequear su grado de similitud entre sí?

Aquí entra al escenario de nuevo la estrella astronómica de los años recientes: las ondas gravitacionales. Resulta que el detectar una onda gravitacional sería el método para poder demostrar esta última teoría.

Será necesario desarrollar esta teoría al punto de hacer predicciones concretas sobre las ondas gravitacionales emitidas en los estadios iniciales del universo. Bastaría entonces chequear si las observaciones experimentales coinciden con las predicciones derivadas de la teoría, para tener el último sí a la idea de universos similares al nuestro.

Mientras muchos medios hacen eco de esta última propuesta «hawkiana» para seguir el rastro final del influyente físico sin ahondar en sus intríngulis, académicos han opinado que la teoría es sin dudas interesante, pero, como cualquier otro modelo de universo, requeriría de ese paso comprobatorio antes de asumirse como el único.

Carlos Sopuerta, físico del Institut d’ Estudis Espacials de Catalunya (IEEC)lo resumió de este modo para el diario español La Vanguardia: «no hay motivos para pensar a priori que el de Hawking y Hertog sea más acertado que otros (modelos). Mientras no tengamos predicciones concretas sobre los fenómenos que podemos esperar observar, no podremos comprobarlo».

TAN CERCA DEL NOBEL

Si la comprobación que describimos hubiera sido detectada mientras el físico inglés estaba vivo, podría haber puesto en sus manos el premio Nobel que tanto él mismo como sus seguidores a nivel mundial deseaban.

Sin embargo, dado que el comité noruego no otorga este lauro de manera póstuma, la demostración de un multiverso finito ya no colgará un Nobel a favor del afamado astrofísico.

Stephen Hawking fue considerado por muchos el físico más brillante desde Albert Einstein, pero algunos de los descubrimientos científicos teóricos que realizó en el campo de la cosmología, y especialmente en el estudio de los agujeros negros, no podían ser confirmados por datos de observación durante mucho tiempo, algo que suele ser común en el campo de la física teórica.

Mientras tanto queda imaginar las posibles repercusiones de estas propuestas, que van desde las reflexiones creacionistas como las defendidas por Francis Collins, hasta la nueva carrera por establecer comunicación con alguno de esos universos «paralelos». Y, por supuesto, contentarnos con que aún alguna teoría del todo llene las agendas mediáticas a cargo de un Hawking siempre inquieto.

La dificultad de siquiera imaginar cómo es un multiverso lleno de mundos semejantes queda demostrada en las imágenes que cientos de internautas han compartido tras la publicación. Foto: Tomada de Pinteres

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