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Poesía de... Eduard Encinosa

Autor:

Eduard Encinosa

Eduard Encinosa (Baire, 1973) Escritor y pintor. Obtuvo el Premio Calendario de Literatura para niños en 2002, y el de Poesía en 2004. Entre sus libros se encuentran De ángel y perverso, El jardín del agua y Golpes bajos. Los poemas aquí reunidos pertenecen al poemario Lecturas de Patmos, publicado por la Editorial Oriente en fecha reciente.

La burbuja

Escribir desde Patmos indefine las orillas. El aire alumbra los temores que la razón no resiste. Miedo a ser la mano por donde la sangre alcanza su forma o el puño exprimidor de las palabras como postes azules/ amargos

Uno intenta vivir salirse en la burbuja hacia

los soles conquistados pero siempre es difícil acariciar la luz que nos pierde luz al fin vencida

en su propio reflejo. Caer en el círculo conservar la aureola  cuando los ciclones arquean las palmas y ya no encuentras sentido

Aquí la voz siempre al lado opuesto pero una vez perdida es laberinto ansia amordazada lienzo

en que la desidia muestra su mano casi transparente. Aquí la voz la nada en ti/ creciendo

De otro cuerpo el poema regresa a tu cuerpo

y en Patmos un Ángel respira el fondo de una escalera. Ángel muerto/ no dividido. Aquí la voz

el negro milita la aureola y escupe al canario que lo oscurece.

Aquí la voz. ¿Saltas?

Duele mostrar el rostro y saberte en el juego de no elegir la lluvia o el paisaje. Única orilla certeza única y el otro estorba los olores que dios te dicta. Atrás quedan siempre los tatuajes por donde cruza el odio sacudiéndose la inercia. Atrás se borra

el camino y comienzas a deshilarte en palabra única/ reflejo

Aquí la voz. Susto de no dormir. Burbuja al fondo de la escalera

Clandestinos

La carne está casi podrida

tus voces también.

De la cocina el olor a frijoles contra la pared mezclándose con el placer de un policía. Triste Isabel Santos se ve más linda y el candil amenaza sin bozal

“no tiren voy a entregarlo vivo”

después viene el silencio los nylon de sangre coagulada el reventadero en que escondes tu mano al final del poema. “no tiren” la casa rodeada

esa imagen donde Isabel Santos llora pobrecita mujer de matarife que tira la puerta y se golpea

el vientre/ hondo/ como una vaca que va a podrirse

en la cocina

muy sola

muy linda.

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