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Con la literatura no hay marcha atrás…

Se llama Ediel Pérez Nogueras, en el género de poesía mereció el David 2016 y fue seleccionado finalista del concurso de la revista La Gaceta de Cuba

Autor:

Yunier Riquenes

Estaba en el Salón de Mayo, en el Pabellón Cuba. Se presentaban algunos libros de la editorial Sed de Belleza. Escuché a un joven hablar con pasión del poeta Ángel Escobar (Guantánamo, 1957-La Habana, 1997). Con su texto premiado en su concurso de ensayo, La fuga de una línea mágica: el sentido decolonial de la poesía de Ángel Escobar, el sello de la Asociación Hermanos Saíz en Villa Clara le rendía homenaje en el año en que se celebran fechas cerradas.

Se llama Ediel Pérez Nogueras (Artemisa, 1981), y según la ficha del libro en el género de poesía mereció el David 2016; fue seleccionado finalista del concurso de la revista La Gaceta de Cuba en su 14ta. edición. Resultó, además, ganador de la Beca de Creación Literaria de la Uneac, Artemisa 2015, en ensayo, así como mención en el Premio nacional de reseña crítica sobre temas literarios, 2016. Actualmente es profesor en la universidad del territorio que lo vio nacer, en la carrera de Estudios Socioculturales.

«Yo escribo sobre todo poesía. El ensayo y la poesía tienen muchos puntos de contacto, son reflexión, acercamiento a la realidad, me comentó en el inicio», afirma Ediel.

«Estoy muy contento de que mi primer libro sea un ensayo sobre un poeta, quizá uno de los más importantes de las últimas dos o tres décadas en Cuba, y en el continente también».

—¿Ángel Escobar, por qué?

—Es un poeta guantanamero, de los márgenes de la Isla. Se puede decir, de una Isla que se encuentra en los márgenes de occidente.

«Desde su poesía hay una conversación con la identidad desde el ángulo de la marginalidad. A veces me han preguntado por qué yo siendo de occidente siento esa inquietud acerca de este poeta negro, guantanamero, y es que esos son los misterios de la poesía.

«Me centré fundamentalmente en los últimos libros, sobre todo los que se escribieron de la década de los 90 hacia acá, que versan sobre las problemáticas del hombre, del sujeto en el fin de siglo, y son, según la crítica, los más importantes. Me refiero a Abuso de confianza, Cuando salí de La Habana, El examen no ha terminado y La sombra del decir, sobre todo esos cuatro textos.

«Por supuesto, en mi análisis visito otras obras anteriores, pero sobre todo esas que se adentran en la problemática de fin de siglo. Creo que es uno de los poetas más leídos por generaciones más recientes y eso señala algo; o sea, el nivel de identificación con ese poeta que analiza la realidad más contemporánea cubana de una manera que ningún otro ha podido quizá explicarla».

—Pudiera pensarse entonces que eres graduado de Filología...

—No, no soy filólogo. Me gradué ya muy tarde en la carrera de Estudios Socioculturales. Pasé mucho tiempo en una preparación autodidacta, leyendo por mi cuenta; pero no, no tengo una formación muy académica. Sí me interesó mucho ponerme al día con las teorías literarias y culturales de estos tiempos.

—¿Es cierto que comenzaste por la Medicina?

—Comencé estudiando Medicina, algo que aparentemente no tiene nada que ver con la literatura. Después me embullé con la Historia y la abandoné. La literatura era siempre como un imán que me atraía. Hacía que no me pudiera concentrar en esos otros estudios. También veía que los estudios me robaban mucho tiempo de poder leer, de escribir, y mutilaban un poco mi libertad.

«La carrera de Socioculturales me ayudó a estudiar y a organizarme, pero mis lecturas literarias venían ya desde hace muchos años por un camino poético y hubo tutores literarios que me mostraron autores, lecturas…».

—¿Por dónde pudieran encontrarse los inicios de Ediel?

—Hay quien comienza escribiendo relatos. Yo me inicié por la poesía a partir de las lecturas primeras que hice de José Martí, imitando, como todo el que empieza. Creo que la poesía es esencial. Me considero, sobre todo, poeta. La poesía más que un género es una concepción de la vida. Cuando uno descubre el mundo de la poesía y la literatura, no hay marcha atrás.

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