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¿Debe prepararse el hombre para procrear?

En la búsqueda de una mejor procreación, el hombre también debe asumir un papel activo en la prevención de actitudes no saludables que entorpecen la fertilidad Pregunte sin pena

Autor:

Juventud Rebelde

La sexualidad humana tiene tres funciones fundamentales: la erótica, la comunicativa y la reproductiva. La función reproductiva es la más antigua y permite la continuidad de la especie. Por ello la procreación es una de las fases más importantes del ciclo vital del hombre.

La preocupación por los problemas del comienzo de una nueva vida está presente desde la más remota antigüedad. Hombres y mujeres tienen diferencias anatómicas, genéticas, hormonales y culturales que responden a costumbres sociales diferenciadas, resultado de la evolución histórica de la sociedad durante más de tres milenios.

Lo que se conoce como capacidad espermática es vital para lograr que los espermatozoides consigan la fertilización. En la capacitación espermática participan mecanismos bioquímicos y fisiológicos que activan y controlan sustancias integradas en la membrana plasmática del espermatozoide para que este pueda sortear las estructuras del aparato reproductor femenino.

Cada espermatozoide está compuesto por una cabeza, donde se encuentran los cromosomas; en su parte intermedia o cuello se encuentran las mitocondrias responsables de producir la energía necesaria para que pueda alcanzar al óvulo, y su cola o flagelo, similar a un látigo, tiene como objetivo impulsar al espermatozoide hacia la célula reproductora femenina.

La función del espermatozoide es fertilizar al óvulo, para lo cual el semen le sirve de vehículo y aporta las sustancias necesarias para su supervivencia y energía. En condiciones adecuadas, los espermatozoides pueden permanecer vivos fuera del organismo durante varios días.

El semen, también conocido como esperma, es un líquido viscoso y blanquecino. Es producido por glándulas del tracto urogenital masculino. Comienza a producirse a partir de la pubertad y manifiesta las características del adulto a partir de los 13 años en la mayoría de los adolescentes.

Según los especialistas un semen normal es aquel que tiene más de 20 millones de espermatozoides por mililitro, con movilidad lineal progresiva de al menos 25 por ciento y con más de un 30 por ciento de espermatozoides de forma normal. Se considera que el volumen medio de semen en una eyaculación es mayor de 3 mililitros, aunque ello depende de la abstinencia sexual previa y del grado de excitación durante la actividad sexual, entre otros factores.

Calidad y envejecimiento

La calidad espermática se mide por la estructura, cantidad, viabilidad y funcionalidad de los espermatozoides. Tanto los procesos de espermatogénesis como el de capacitación espermática son fundamentales para garantizar la calidad espermática.

El hombre produce espermatozoides durante toda la vida. Sin embargo, a medida que avanza su edad disminuye la cantidad y viabilidad de las células reproductivas. La disminución de la calidad espermática y de la fertilidad en el sexo masculino es lenta y progresiva y ocurre más tarde que en la mujer.

El envejecimiento en el hombre no significa la pérdida de su fertilidad. Al menos el 50 por ciento de los hombres mayores de 60 años mantienen su esperma con calidad reproductiva. Algunos estudios plantean que la fertilidad masculina se puede sostener hasta edades cercanas a los 90 años. Lo anterior depende, por supuesto, de los estilos de vida adoptados y de determinados factores ambientales estrechamente relacionados con la calidad espermática.

Peligrosas adicciones

Todas las adicciones se definen como estados de intoxicación periódicos provocados por el consumo repetido de una droga. Entre ellos el alcohol y el tabaco, que a pesar de tener un carácter social legal, son considerados drogas por sus perjudiciales efectos sobre la salud.

El primero provoca múltiples daños en el organismo, en dependencia de la frecuencia y cantidad consumida. Entre esos daños están las afectaciones a la fertilidad. En el hombre el alcoholismo hace disminuir el proceso de espermatogénesis, incidiendo en el número, viabilidad y funcionalidad de los gametos masculinos.

El tabaco contiene toxinas que también provocan efectos adversos en la producción y calidad de los espermatozoides. Mientras, las llamadas drogas duras tienen mayores consecuencias y pueden provocar hasta la infertilidad.

La calidad espermática se favorece garantizando hábitos de vida saludables y eliminando ciertas prácticas impuestas por la moda.

Por ejemplo, las prendas íntimas en los hombres no deben utilizarse ajustadas en exceso y deben privilegiarse tejidos que resulten frescos para los órganos genitales. En particular, los testículos deben estar a una temperatura más baja que la corporal, pues el calor puede disminuir la producción de espermatozoides, así como su calidad.

Asimismo, los buenos hábitos nutricionales benefician los procesos relacionados con la fertilidad masculina. El consumo de frutas y vegetales, en especial aquellos que sean fuentes de vitamina C, contribuyen a la síntesis, desarrollo y mantenimiento de los espermatozoides y el semen.

La afectación de las glándulas que participan en la formación del semen altera la esperma y la nutrición de los espermatozoides.

La próstata, una de ellas, se encuentra ubicada delante del recto y debajo de la vejiga. Rodea la porción posterior de la uretra, conducto que transporta la orina y el semen hacia el exterior. Produce el líquido prostático, incoloro, rico en ácido cítrico, enzimas y proteínas. Este líquido constituye el medio de transporte para los espermatozoides y da volumen a la eyaculación.

Its y salud reproductiva

Las enfermedades de transmisión sexual guardan estrecha relación con la salud reproductiva en el hombre. Entre esas enfermedades se encuentran las ocasionadas por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), la gonorrea, la sífilis y la hepatitis B, entre otras.

La gonorrea es una enfermedad de transmisión sexual. Se combate oportunamente con antibióticos, pero no tratada provoca infertilidad.

La sífilis es una infección bacteriana producida por el Treponema pallidum. Se encuentra dentro de las primeras enfermedades de transmisión sexual descritas. Su tratamiento con antimicrobianos es eficiente pero su efectividad depende de una detección temprana. Causa graves consecuencias a la función reproductiva del hombre. Al infectar a la mujer puede provocar severos daños congénitos en el bebé, en órganos vitales como el cerebro y el corazón.

La hepatitis B ataca directamente al hígado. Al circular por la sangre, saliva, semen y otros fluidos corporales es considerada como enfermedad de transmisión sexual.

El control higiénico sanitario, evitar la promiscuidad, adicciones y hábitos negativos en el vestir, una correcta alimentación, entre otras medidas, son fundamentales para lograr una correcta salud reproductiva en el hombre. (Fragmentos. Tomado de Infomed)

Nacimiento de un espermatozoide

Los espermatozoides o gametos masculinos crecen y maduran a través del proceso de espermatogénesis. Este proceso está regulado por hormonas llamadas gonodotrofinas, secretadas por la hipófisis. Estas células reproductoras masculinas se encuentran en estado inmaduro en los testículos. La maduración se produce cuando los espermatozoides se desprenden del epitelio seminífero atravesando diversos conductos hasta llegar al epidídimo, donde se almacenan hasta la eyaculación.

Allí reciben las secreciones provenientes de glándulas sexuales accesorias como la próstata y las vesículas seminales, incrementan su movilidad y adquieren la capacidad de fertilizar.

En el proceso de espermatogénesis participan las células de Sertoli que controlan el ambiente que favorece el mantenimiento de las células reproductoras masculinas. El ciclo espermatogénico del hombre tiene una duración de 70 días en los testículos y aproximadamente entre 7 y 21 días de maduración en el epidídimo.

En el epidídimo se almacenan unos 500 millones de espermatozoides maduros provenientes de ambos testículos, número que es reemplazado continuamente. Los espermatozoides solo son fértiles durante algunas semanas.

El proceso de espermatogénesis por sí solo no determina que la fecundación sea lograda, sino que garantiza la formación y maduración de los espermatozoides. Para la fecundación es necesaria también la intervención de otros elementos que ayudan a la interacción con las secreciones de la mucosa del aparato reproductor femenino.

Pregunte sin pena

A.N.: Leí por Internet el artículo sobre el Síndrome de Peter Pan (Síndrome de Peter Pan: Crecer en Nunca Jamás, Mairim Silva Rodríguez, 26 de agosto de 2006). Me veo bastante identificada. Tengo 30 años, sigo viviendo con mis padres y lo peor es que hace tres años renuncié a mi trabajo de mucho tiempo. Me siento muy angustiada. No tengo amigos, no tengo trabajo y el único recurso que me ronda todo el tiempo es el de morir. No tengo motivos para continuar. Ayer corté una relación que de alguna manera me llevó a todo. Lo que me está pasando sería muy largo de explicar.

¡Qué bueno haber encontrado una explicación que sirva de ayuda! Pero como tú misma adviertes, lo que te sucede es mucho más largo de explicar. Por el momento, no temas a la angustia, esta es una señal como también puede serlo cualquier dolor.

Es la consulta personal con un profesional de la psiquis la que más te ayudaría. Desde la creación del Psicoanálisis de Freud sabemos que hablar libremente facilita el encuentro con lo más peculiar de uno mismo. Luego habrá tiempo para ver, comprender y concluir —según advertía J. Lacan, psicoanalista francés— con ese necesario análisis personal para el alivio emocional, la aceptación y el cambio si son precisos.

Es loable que a pesar de sentirte muy mal, te hayas ocupado de encontrar explicación a lo que te sucede y cortes una relación si la palpas como dañina. Además, has logrado escribirnos solicitando ayuda.

Eso muestra que tienes más recursos de los que crees. Con estos podrás aliviar esa angustia. Deja que la muerte sea solo la sorpresa inevitable que todos vamos a enfrentar algún día. No es un recurso. El reto es vivir.

El término Síndrome de Peter Pan fue popularizado por Dan Kiley en 1983. «Peter Pan o el síndrome de la persona que nunca crece» agrupa comportamientos y los nombra. Pero estos pueden tener distintos fundamentos psicológicos. Por eso es muy importante que logres asistir a una consulta.

Mariela Rodríguez Méndez, MSc. Psicología Clínica, Consejera en ITS y VIH/SIDA. Psicoanalista.

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