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¡Refuerce su corazón!

La práctica sistemática de ejercicios físicos, el no fumar y la asunción de una dieta sana disminuye la probabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares, primera causa de muerte en el país

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

¿Cuánta sal le adicionas a tu comida habitualmente? ¿Cuántas veces a la semana realizas caminatas, trotes, bicicletas, aeróbicos o cualquier otro ejercicio físico? ¿Son frecuentes en tu mesa las viandas y las carnes fritas, y no los vegetales? Si tomas o fumas, ¿cuán difícil te puede resultar el abandono de estos hábitos tóxicos?

La respuesta a cualquiera de estas preguntas y todas a la vez, te puede llevar a repensar tu estilo de vida que, de no ser saludable, se convierte en una causa importante de la aparición de enfermedades como las cardiovasculares, primera causa de las 17,5 millones de muertes anuales prematuras en el mundo y del 30 por ciento de los fallecimientos en Cuba.

Son las enfermedades cardiovasculares y en especial, las cardiopatías isquémicas, la primera causa de incapacidad prematura de la fuerza laboral en Cuba y en el resto del mundo, pues las personas aquejadas con estos padecimientos, luego de un episodio de un infarto cardíaco, por ejemplo, demoran en reincorporarse a la vida útil y asumirla como tal, lo cual trae consigo un impacto socioeconómico negativo.

¡Refuerce su corazón! es el lema que guía todas las acciones este 29 de septiembre, Día Mundial del Corazón, pero nuestro actuar responsable en beneficio de nuestra salud no debe circunscribirse a una fecha, sobre todo cuando los especialistas señalan que más del 80 por ciento de las enfermedades cardiovasculares son prevenibles a partir de la identificación de los factores de riesgo.

El presidente de la Sociedad Cubana de Cardiología, Eduardo Rivas Estany, jefe del departamento de Rehabilitación del Instituto Cubano de Cardiología y Cirugía Cardiovascular (ICCCV) que para lograr cambios en nuestro estilo de vida es necesario realizar ejercicios físicos con sistematicidad, no fumar y asumir una dieta sana en la que no predominen las grasas saturadas y los alimentos denominados chatarra.

«Mantener una vida activa incide en la disminución de la mortalidad y la morbilidad asociada a las enfermedades cardiovasculares, pues no solo favorece la no aparición de estas dolencias sino que inciden de manera positiva en la calidad de vida de los pacientes que ya sufrieron algún episodio relacionado con ellas».

El doctor Alfredo Dueñas Herrera, jefe del Departamento de Cirugía Preventiva del ICCCV insiste en que, aunque existen factores de riesgo no modificables como la carga hereditaria, la edad o el sexo —pues los hombres tienen mayor riesgo que las mujeres—, la asunción de hábitos de vida saludables nos mantiene alejados de la probabilidad de padecer una enfermedad cardiovascular.

«Alrededor del 28 por ciento de los hombres y el 19 por ciento de las mujeres que mueren debido a una enfermedad del corazón tienen menos de 60 años, lo que nos demuestra que a edades cada vez más tempranas se detectan estas dolencias».

Apuntó Dueñas Herrera que los fumadores, por ejemplo, tienen casi el doble de riesgo de presentar este tipo de enfermedades, pues aunque este hábito se asocia con más frecuencia al cáncer, no es menos cierto que se afectan las funciones de las arterias, en tanto órganos de nuestro cuerpo y no simples vías de comunicación, y, por tanto, la función del corazón.

«El consumo excesivo de alcohol es otra condición que generaría mayores probabilidades de padecer “males del corazón”. No podemos categorizar en torno a una cantidad mínima de alcohol a consumir a diario porque cada organismo reacciona de manera diferente pero sí se ha comprobado que el límite de alcohol para las mujeres está por debajo del admisible para los hombres, pues ellas tienen más células adiposas en su cuerpo, más grasa, y el alcohol se absorbe más por este tipo de células», agregó el también profesor consultante de la Facultad Manuel Fajardo de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana.

Rivas Estany reflexionó en torno a las preferencias alimenticias de la mayoría de los cubanos, que preferimos panes, pizzas, espaguetis, dulces y otro tipo de alimentos  dañinos para la salud, en vez de incorporar más vegetales y frutas en nuestra mesa.

«La adición de sal y grasa en exceso en el modo de preparación de nuestras comidas incide negativamente en la salud de nuestro corazón, y favorece la hipertensión arterial», acotó.

Dueñas Herrera insistió en que la cantidad de comida que se ingiere en los diferentes horarios del día debe ser también modificada, en el caso de que no respete normas saludables. «Habitualmente el cubano come más en la noche, poco antes de ver televisión y dormir. Lo ideal sería desayunar bien y no un sorbito de café, almorzar moderadamente y comer temprano en la noche alimentos ligeros, disminuyendo o eliminado carbohidratos y azúcares».

Si un país sustenta el cuidado de su población en métodos curativos y no preventivos, le sería incosteable la vida. Por ello, la prevención de los padecimientos, en especial los asociados al corazón, siempre será la mejor vía para enfrentarlos», enfatizó Dueñas Herrera.

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