Una escuela de la UNRWA que albergaba a desplazados bombardeada el domingo en la ciudad de Gaza. Autor: Reuters Publicado: 01/07/2025 | 01:03 am
LA fiesta de Donald Trump y Benjamín Netanyahu por el espectacular bombardeo aéreo de los centros nucleares de Irán «duró menos que un merengue en la puerta de un colegio».
Toda la leyenda supremacista forjada alrededor del ataque «preparado durante 15 años» con superbombas de perforación, lanzadas desde sofisticados aviones, a un costo de 2 000 millones de dólares, se esfumó en menos de 24 horas. Y nada menos que a partir de «un informe secreto» del Pentágono. !Qué papelazo!
Trump, más rojo que un tomate echaba fuego por la boca, mientras Netanyahu seguía repitiendo la mentira (pretexto) de la «amenaza existencial» abortada gracias a su «acción preventiva».
Los misiles iraníes que impactaron en Tel Aviv, Haifa, Bersheva y otras ciudades lo pusieron en crisis y ahí Trump se mandó a correr y arregló un «alto al fuego...ya está bueno, vamos a parar, ni un tiro más».
Los días siguientes, una semana ya, han sido una guerra de amenazas de Trump y sus allegados desmintiendo y acusando a CNN, The New York Times y toda la prensa mundial que argumenta y duda del triunfalismo de Trump.
Al propio tiempo, su socio "Bibi" sufrió el más duro golpe militar de la Resistencia Palestina en Gaza en un día: Siete muertos y 15 heridos en un ataque a un transporte blindado. En total, junio cierra como el mes más mortífero del año, con 20 militares sionistas muertos y una alta cifra de heridos. Nada que celebrar.
La superioridad aérea, terrestre y naval, el ilimitado poder de fuego, descargado sin piedad, día y noche, contra la indefensa población civil en Gaza y Cisjordania —blanco de una feroz campaña de desalojo por parte de colonos sionistas— solo consigue aumentar el expediente del genocidio, el descrédito político y moral. Otra derrota.
Los diarios bombardeos, desde el amanecer hasta la noche a lo largo de las ruinas y escombros de la Franja de Gaza, las matanzas de civiles en las cercanías de los centros de distribución de las minúsculas raciones de harina y pan, revelan el rostro de una entidad política criminal, ajena al derecho humanitario, que pierde prestigio y legitimidad, repudiada a diario por manifestaciones masivas en ciudades de Europa y Estados Unidos.
El resumen de los hechos ocurridos en las últimas 24 horas es prueba irrefutable.
Al menos 71 palestinos murieron este lunes 30 de junio, como resultado de los bombardeos israelíes de escuelas, hospitales y centros de ayuda que albergaban a civiles desplazados.
El fotoperiodista palestino Baraa al-Najjar murió en un ataque aéreo cerca de la rotonda de Halawa en Jabalia, en el norte de la Franja de Gaza, informó la red Al Quds.
En la zona de Mina, al oeste de la ciudad de Gaza, 21 civiles, en su mayoría mujeres y niños, murieron y otros 30 resultaron heridos, según estimaciones iniciales, tras un bombardeo.
Más de 33 personas perdieron la vida en un ataque con misiles contra un café de la playa de la ciudad de Gaza.
Funcionarios militares israelíes admitieron haber disparado contra civiles palestinos que hacían fila para recibir ayuda en Gaza a pesar de que no representaban ninguna amenaza, según un informe del periódico Haaretz del lunes.
Esta admisión surge tras un informe del periódico del viernes en el que soldados israelíes admitieron que se les ordenó disparar contra civiles hambrientos en los cinco puntos de distribución de Gaza, donde el llamado Fondo Humanitario para Gaza (FGH), respaldado por Estados Unidos e Israel, ha estado entregando ayuda limitada desde el 27 de mayo. Casi 600 palestinos que buscaban ayuda han muerto desde entonces a manos de las fuerzas israelíes, por lo que la GHF ha sido ampliamente condenada por organizaciones de derechos humanos por su falta de transparencia y responsabilidad.
El miércoles, 15 grupos jurídicos y de derechos humanospidieron la suspensión de GHF por su papel en debilitar a las organizaciones humanitarias internacionales y fomentar el «desplazamiento forzado» de palestinos en Gaza, lo que podría constituir complicidad en «crímenes de derecho internacional, incluidos crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad o genocidio».
Los funcionarios de la unidad del Comando Sur dijeron que se les «ordenó disparar contra multitudes desarmadas cerca de los sitios de distribución de alimentos en Gaza, incluso cuando no había ninguna amenaza presente» y dijeron «que civiles habían muerto debido a fuego de artillería 'inexacto y no calculado'», según el informe. En el incidente más grave, entre 30 y 40 personas fueron atacadas.
El ejército israelí mató a un palestino e hirió a otros ocho mientras esperaban ayuda al este de Khan Younis, informó Al Jazeera el lunes, citando al complejo médico Nasser como fuente.
Israel ha matado a casi 600 personas que esperaban en fila para recibir ayuda desde que asumió la distribución de la ayuda que realizaban las Naciones Unidas y organizaciones de derechos humanos hasta finales de mayo.
Los funcionarios de la morgue del complejo médico Nasser en Khan Yunis anunciaron el lunes que se han quedado sin tumbas para enterrar a la gente debido al gran número de personas muertas en los ataques israelíes a Gaza, informó Quds News Network.
Por otra parte, Estados Unidos está considerando una posible venta de armas por 510 millones de dólares a Israel, anunció el lunes la Agencia de Cooperación de Seguridad de Defensa de Estados Unidos (DSCA).
Mientras, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, anunció el lunes que Netanyahu había «expresado interés» en lo que sería su tercera reunión con Trump desde que el republicano regresó al poder en enero, y que ambas partes estaban trabajando en una fecha. La visita se produciría mientras Washington asevera que «presiona» por un alto el fuego en Gaza.
La Corte Penal Internacional emitió en noviembre pasado órdenes de arresto contra Netanyahu y el ex ministro de Defensa Yoav Gallant, acusándolos de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad por la actual guerra de Israel en Gaza.