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Respuesta en tarima

«Escenografía en tarima», así califiqué aquí el pasado 10 de marzo los hechos denunciados por la lectora Ángela Rodríguez, residente en la camagüeyana localidad de Guáimaro; una insólita historia que hoy se cierra con la respuesta de Alberto Pablo Rodríguez, delegado de la Agricultura en ese municipio.

Recordemos el caso:

El 1ro. de marzo pasado funcionarios del nivel central de la Agricultura Urbana realizaron una visita a Guáimaro, y recorrieron diversas unidades del municipio. Con tal motivo, se surtió abundantemente el Mercado Agropecuario Estatal (MAE) La Naranja. Y cuando la inspección al territorio concluyó, ante los ojos atónitos de quienes esperaban para comprar, se retiró la mercancía que supuestamente habían situado allí para vender.

Ángela significaba la irritación de la gente ante lo que consideraba una burla. Y reflexionaba acerca de la necesidad de acabar con la mentira en nuestra sociedad, y no callar las denuncias al respecto, por el daño y el mal sabor que dejan en los ciudadanos.

Al respecto, señala el delegado de la Agricultura en Guáimaro que una comisión investigó la denuncia, y luego de entrevistarse con Ángela y otras personas, concluyó que, efectivamente, ese MAE fue surtido, y «luego de montada la escena y el pueblo presenciar la existencia de los mismos, fueron retirados… dejando a la población irritada con razón».

Precisa que a ese mercado nunca llegaron los visitantes, porque no estaba en el objeto del control; pero sí «fue responsable de la búsqueda y puesta en exhibición, así como del retiro de la mercancía, el compañero Luis Felipe Céspedes, quien fungía como director en funciones de Acopio Municipal». También tuvieron responsabilidad en el hecho Dany Daniel Ambrosio, subdelegado de Control de la Agricultura en el municipio, quien fungía como delegado en funciones; y Ángel Lorenzo Abreu, director adjunto de la Empresa Pecuaria Rectángulo.

Con tal motivo, se acordó demover definitivamente, a un puesto de menor escala, a Luis Felipe Céspedes. Y fueron amonestados en los respectivos consejos de dirección Dany Daniel Ambrosio y Ángel Lorenzo Abreu.

El delegado de la Agricultura en Guáimaro no abunda en las razones por las cuales pudo generarse la penosa falacia. Los guaimarenses, de seguro, asumirán este lamentable episodio como una lección de lo que no puede volver a suceder. Con la comida del pueblo no se juega, dijo este redactor entonces, y ahora remeda: Con la verdad no se juega.

Confianza y esperanza

Desde Calle 51 No. 1636, entre 16 y 18, Nueva Gerona, Isla de la Juventud, me escribe Vicente Rodríguez, un abuelo agradecido a la Sala de Nefrología del Hospital Héroes de Baire, de ese territorio, por todo lo que hacen por su nieto Alejandro Quintero, un muchacho de 20 años con serios problemas en sus riñones.

Vicente destaca el espíritu de sacrificio de ese colectivo en la atención tan esmerada a los pacientes que presentan insuficiencia renal crónica terminal, porque logran insuflarles confianza y esperanza.

En especial distingue la consagración profesional del cirujano general y mayor de las FAR, Alberto Rebollar, del Hospital Militar Luis Díaz Soto (Naval), en la capital: «Ha dedicado tiempo y empeño para venir hasta la Isla de la Juventud a realizar operaciones de fístulas arteriovenosas, las cuales facilitan hemodializar a estos pacientes».

También Vicente rinde su humilde homenaje, allí en el hospital Héroes de Baire, a su director, el doctor Iosvani Tamayo; a los nefrólogos José A. Chipi y Orquídea Martínez, esta última jefa de esos servicios; a la licenciada Luisa Burneo, jefa de Enfermería; y a Caridad Cánova, secretaria de la Sala. Y al resto de los trabajadores de ese lugar, así como a los del salón de Cirugía Ambulatoria.

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