Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Denigrante

Desde Avenida de los Libertadores 107, entre calle 2 y Martí, en el reparto Sorribe, de la ciudad de Santiago de Cuba, denuncia la doctora Silvia Sánchez que en la esquina de 3 y Libertadores se viven situaciones denigrantes para los vecinos, sin solución por parte de las autoridades.

Hace varios meses, señala, allí se reúnen a altas horas de la madrugada jóvenes y adolescentes, gritando y profiriendo palabras obscenas, cantando congas y riñendo entre ellos.

Los vecinos no pueden dormir. Una vecina, al mandar a callar a los escandalosos, recibió una andanada de piedras hacia su apartamento. En varias ocasiones, apunta,  se comunican con el Puesto de Mando del Poder Popular, pero nada se resuelve.

El 6 de noviembre, cuando me escribió, confesaba Silvia que se dirigió a esas personas, cerca de las 5 y 45 a.m., para que, por favor, los dejaran dormir, entonces, como afrenta, cantaron más alto, y dijeron más alto palabras obscenas.

Silvia se pregunta qué los obliga a resistir a esos desordenados, que no creen en nadie.

¿Remotorización o recondenación?

Andrés Miranda Vázquez (Carretera Central y Final, Reparto El Chelín, Palma Soriano, Santiago de Cuba) cuenta en su carta que se desempeña como chofer de ómnibus para la transportación de los trabajadores de la Empresa Azucarera Dos Ríos, de ese territorio.

Refiere que en agosto pasado el ómnibus a su cargo fue llevado a la Empresa Cecilio Sánchez para hacerle una remotorización. Y cuando se recogió el equipo el 22 de octubre por la persona facultada para ello, acompañada por el propio Andrés, fue una desastrosa revelación: la instalación eléctrica era pésima, sin terminación; el motor sin compresor de aire, sin reloj de presión de aceite, problemas con el reloj de la temperatura, el amperímetro y la batería.

Tuvieron que hacer el recorrido de Santiago de Cuba hasta Palma Soriano sin frenos, debido al mal trabajo. Y al exigir sus derechos como clientes ante tamaña chapucería fueron maltratados.

«Como trabajador que soy, señala, me inquieta que en una empresa de servicios con el prestigio que siempre la caracterizó no exista una persona responsabilizada con el control de la calidad, que verifique y certifique la terminación de un trabajo; más, tratándose de un transporte para traslado de personal.

«Después de haber realizado el pago por la remotorización y la mano de obra, ahora el ómnibus se encuentra parqueado en la Empresa Azucarera Dos Ríos, sin solución hasta que se encuentre un compresor para adaptarlo, a pesar de que en el expediente de levantamiento realizado por el MITRANS se plasmó que tenía freno de aire.

«¿Cómo es posible que se pusiera un motor sin los requerimientos necesarios? Es inaceptable que no se rigieran por el levantamiento. ¿Es que para la empresa la remotorización es solo poner un motor y cuatro neumáticos?».

Hace usted muy bien, Andrés, en protestar y no aceptar tal inconsecuencia y chapucería de la entidad que «remotorizó» el ómnibus, o más bien lo recondenó al desahucio.

Pero lo peor es que la Empresa Azucarera Dos Ríos haya pagado por servicio tan mediocre, como si no le importaran esas erogaciones baldías, ni le dolieran.

Lo peor es que no haya reclamado. ¿Es que no existe una base contractual? ¿Es que se dilapidan así los recursos de la nación?

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