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La pregunta de una abuela

El 24 de septiembre de 2014, la habanera Sonia Hernández  contaba aquí lo sufrido, luego de que el 21 de agosto de ese año, en la Oficoda de Plaza, le diera alta a su nieta en su libreta de productos alimenticios racionados.

La leche (en polvo) de agosto de la nena debía adquirirla por vale piloto en el mercado Su Mesa. Fue allí y no había. Fue y fue, y nada. El 4 de septiembre, quien le atendió le dijo que hasta había vales pendientes de julio. Y Sonia cuestionaba: «¿Los niños comen y toman la leche diariamente o cuando aparecen los alimentos?».

El 29 de diciembre pasado llegó la respuesta de Teresa Mora, directora de Organización y Sistema de la Unión de Empresas de Comercio y Gastronomía de La Habana, quien señala que el 25 de septiembre se entrevistó con Sonia, quien le precisó que había solucionado el problema hacía unos 20 días o más.

Sonia contó, precisa Teresa, que cuando el dependiente de la unidad piloto le indicó dirigirse a la Empresa, se encontró con dos compañeras (no pudo identificarlas), quienes le informaron que los directivos solicitados estaban en una reunión en el Poder Popular. Y le indicaron ir a la Zona Comercial, donde fue atendida y le plantearon que hablara con la económica, Ana. Esta, a su vez, le informó que su caso debía atenderse por Arianna Soto, especialista de Productos Alimenticios, o por Manuel, representante del Consejo Popular donde se ubica la unidad piloto, o Jesús. Pero ella no se presentó de nuevo a la Unidad Básica, afirma.

En presencia de Arianna, refiere, se procedió a indagar sobre la queja, y aquella aseguró que la Unidad Básica inició agosto con apenas 2,2 kilogramos de leche en polvo de tránsito para niños; «que por ese concepto no hubo entradas del producto ni en los meses de julio y agosto por indicación de la subdirección comercial de la Empresa provincial de Comercio, aun cuando se realizó la solicitud a esa entidad de que se mantuviera el piso establecido de 30 kilogramos de leche por concepto de tránsito, dado el flujo de niños que proceden de otras provincias en el período vacacional, a lo cual no se le dio cumplimiento».

Arianna, añade, mostró cartas de solicitud relacionadas con los pedidos, del 6 de julio y el 4 de agosto. Y que tras ese déficit, con fecha 4 de septiembre, se aprobaron 85 bolsas de un kilogramo para dar respuesta a la demanda. No obstante, apunta que la actitud del dependiente de la unidad fue incorrecta, pues la orientación, conocida por administradores y trabajadores de unidades pilotos, es que los productos que no haya por ese concepto, deben reponerlos con los que tienen en existencia y luego reportarlos a la Unidad Básica para su restitución.

Arianna, dice Teresa, dijo que desconocía la situación  hasta que fue publicada en JR, pues no se informó por el representante del Consejo Popular, el dependiente o el administrador de Su Mesa, ni se personó la consumidora para realizar el planteamiento.

El 26, en consejo de dirección extraordinario de la Unidad Básica, se analizó la queja. Al técnico A en Productos del Comercio, especialista principal y representante del consejo popular donde está la Unidad Piloto, por no chequear regularmente la documentación de esta y desconocer la falta de leche para niños de tránsito, se le trasladó a una plaza de menor remuneración por el término de un año, con derecho a reintegrarse a la suya al final.

Y el dependiente integral de Comercio de Su Mesa, ante la falta de leche, apunta, debió presentar solicitud ante el administrador, quien conoce el mecanismo para  solucionar esos casos. «El dependiente integral tuvo la oportunidad de resolver el problema en varias ocasiones, sin que el hecho trascendiera y la niña se quedara sin el producto; solo tenía que coordinar con su administrador en busca de un modo de ayudar a la consumidora».

A él se le trasladó a una plaza de menor remuneración (de sereno) con pérdida de la que ocupaba. Y, añade, se encuentra sancionado también por graves situaciones detectadas por la especialista principal y la jefa de la Oficina de Registro de Consumidores (ORC) municipal: los vales de leche en polvo entregados no cumplían con lo establecido: eran vales fotocopiados, no los originales emitidos por la ORC. «Al ser interpelado por ambas funcionarias, dice Teresa, presentó los verdaderos vales, pudiendo realizarse la conciliación sin detectarse faltantes».

Agradezco la respuesta y adiciono que, si bien fueron sancionados los responsables directos del suceso, no se toman medidas con los superiores de estos, quienes debían tener control sobre asunto tan sensible. En tal sentido, tampoco se argumenta el por qué la Subdirección Comercial de la Empresa Provincial de Comercio no mantuvo el abastecimiento del stock de leche «de tránsito» en julio y agosto.

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