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Subsidio angustiante

Allá en calle 12 No. 368, en Deleite, Banes, provincia de Holguín, Alina Caridad Sigarate Peña no ha sido tratada con la atención eficaz que amerita la política de subsidios, para que los más vulnerables solucionen su problema de vivienda, como ha indicado el Presidente Miguel Díaz-Canel.

Cuenta ella que a fines de 2016 se le otorgó un subsidio de 90 000 pesos para rehabilitar su casa, afectada por el ciclón Sandy, y por el padecimiento oncológico de su hijo.

El técnico que comenzó a atenderla, refiere, empezó una batalla por disminuirle el subsidio a 58 000 pesos, pues consideraba que era excesivo. Le paralizó el subsidio por más de dos meses, sin visitarla ni darle explicación. Alina se enteró en la tienda de materiales de construcción, cuando se topó con el papel que había dejado aquel, indicando el corte. Menos mal que ella había adquirido antes el cemento.

Ella visitó varias veces la Dirección Municipal de la Vivienda (DMV), explicando su caso, sin solución alguna. Y llegó a entrevistarse con el Presidente del Gobierno municipal, quien ordenó restablecerle el subsidio original y explicó que en el consejo popular Deleite se daba esa cuantía de subsidio a muchos, por ser zona sísmica.

El Presidente del gobierno también orientó cambiarle a Alina el proyecto, pues como célula básica apenas incluía cuarto, baño y cocina; y al ella tener una cocina con meseta enchapada y todo, no era lógico hacer otra y demoler aquella.

Ante la presencia de Alina, el Presidente indicó al Director de la DMV y al técnico, visitarla para comprobar su situación y resolverla. Dijo además que ese era un caso excepcional. Eso fue en junio de 2017. Desde entonces, Alina fue incontables veces a la DMV, y siempre era la misma respuesta: No te preocupes, te vamos a visitar. Pero nunca lo hicieron.

El técnico de marras fue sancionado en agosto de 2018, y al que lo sustituyó, ella lo interceptó varias veces en la calle. Este le informó que tenía indicaciones de no ir a su vivienda, pues el subsidio tenía problemas.

El cemento almacenado comenzaba a deteriorarse, y Alina  decidió hacer la zapata de la casa. El técnico la visitó. Levantó un acta y dijo que no iba a certificar la zapata, cuando ella asegura que se han certificado otras sin los parámetros establecidos. De nuevo Alina a hacer numerosas visitas a la DMV, obteniendo siempre la misma respuesta.

En enero de 2019 la visitó la trabajadora social de la Salud, y quedó impactada por las condiciones en que vivía el hijo de Alina tras una intervención quirúrgica, yendo a una letrina improvisada para hacer sus necesidades.

La trabajadora social llevó el caso al Gobierno municipal. Y la vicepresidenta de este visitó a Alina. El Presidente la recibió, en presencia del Director de la DMV y el arquitecto de la comunidad. Le cambiaron al fin el proyecto, y el Presidente le orientó al Director de Vivienda visitarla en esa semana y resolver de una vez por todas su situación, certificar la zapata y garantizarle los recursos para continuar la obra. El Director de la DMV volvió a incumplir la orientación del Presidente, y el técnico siguió sin aparecer.

«Desde junio de 2017 —señala— tengo más de 20 sacos de cemento echándose a perder, 820 bloques que al momento de adquirirlos, en ese año, no tenían la calidad requerida y ya muchos no sirven para construir. Tengo las barras de acero sobrantes de la zapata, y nunca me dieron gravilla, la compré con mi salario.

«Esos materiales me los dieron en la oficina de trámites, pues al no visitarme el técnico personalmente hice la gestión allí. Ahora pusieron al técnico de antes, el que había sido sancionado. En este Consejo hay personas con subsidios como yo, que no han podido terminar sus viviendas. Ya el contrato de mi subsidio está vencido. Debo pedir una prórroga, iniciar de nuevo los trámites.

«Mi hijo sí ha sido víctima del bloqueo estadounidense, eso lo constata la historia publicada en la edición de Bohemia del 31 de octubre de 2003: su caso, al igual que el de otros niños, resultaron conmovedores. Somos de los agradecidos de esta Revolución, porque es única. En otro país mi hijo no hubiera sobrevivido a la enfermedad.

Alina concluye con un llamado a la sensibilidad ante su dolor, el que presupone tener un hijo enfermo de una patología oncológica, que ahora está estable, pero presenta problemas neurológicos por las secuelas del padecimiento.

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