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Facilidad intemporal

Elvis Matos Rodríguez (calle 4 no. 8, reparto Paraíso, Baracoa,  Guantánamo) cuenta que en 1998 el ciclón Georges les derrumbó la casa. Y tuvieron que levantar una facilidad temporal que de temporal nada ha tenido; y mucho menos les ha hecho fácil la vida.

Fue en 2013 que el Consejo de la Administración Municipal (CAM)  les aprobó un subsidio de 90 000 pesos para su problema habitacional, a nombre de su mamá. Al fallecer el padre en 2015, las dos mujeres quedaron sin el amparo de un hombre que las ayudara en el propósito.

En 2016 el ciclón Matthew derribó la facilidad temporal donde vivían, y se agravó su situación. Y el pasado 30 de mayo, la madre de Elvis cumplió 94 años, seis de ellos esperando por los materiales que deben asignarles por el subsidio. En todo ese tiempo, solo les entregaron 74 tramos de acero que se corrompen por no utilizarse, en un territorio con alta salinidad. Y cada cuatro o cinco meses, afirma, el delegado de la circunscripción pasa por la vivienda y les dice que no hay materiales. La misma respuesta que en el punto de venta, aunque al menos pudo adquirir 900 bloques. Pero después, más nada…

 «¿De qué prioridades se habla en Baracoa, expresa Elvis, cuando una anciana de 94 años tiene que pasar por esta situación?  ¿Morirá mi mamá sin ver al menos un cuarto confortable para que tenga mejor calidad de vida aunque sea? En varias ocasiones nuestro Presidente ha expresado que a los subsidiados hay que visitarlos al menos una vez al mes para darles  atención y seguimiento.

 Ya lleva la mujer dos meses visitando cada semana el punto de venta. Y el administrador de este le dice que los materiales existen, pero que su subsidio no entra entre los 180 casos priorizados.

 «¿A qué les llaman priorizados si los subsidios son prioridad a nivel nacional?, expresa. La delicada situación de salud de mi mamá, con 94 años, me hace pensar que no disfrutará del beneficio aprobado por la Revolución. A mí me está afectando grandemente realizar cada gestión, porque trabajo en una empresa productiva y cada vez que pido permiso para dirigirme a los lugares e intentar solucionar esta situación, dejo de producir, afecto a mi empresa y me afecto salarialmente.

 «Nosotras tenemos que agradecerle por siempre a la Revolución, y no dejar de admirar y respetar a muchos de nuestros dirigentes como Raúl y hoy Díaz-Canel, porque dirigen con una capacidad e inteligencia increíbles a pesar de las adversidades y atropellos por el bloqueo económico desde hace 60 años. Pero nos molesta que otros, quienes han sido formados con principios revolucionarios y preparados para realizar un trabajo político y tratar a la masa con respeto, no sepan valorar la confianza depositada en ellos», concluye Elvis.

Una vergüenza ese adeudo

 El impago a los campesinos por sus producciones, que tanto desestímulo genera en un momento en que el país reclama tanto de la agricultura, también tiene su origen en el seno mismo de las cooperativas, como lo cuenta Ángel Domínguez, residente en Los Pozos, consejo popular Yacabo Arriba, en el municipio guantanamero de Imías.

 Ángel, quien reside en la localidad de Los Pozos de Yacabo Arriba y es socio de la cooperativa de crédito y servicios (CCS) Julio Antonio Delgado, refiere que a partir de mayo de 2018, él y otros 20 campesinos entregaron toda su producción de tomate a la CCS. Y aún no han recibido el pago correspondiente.

 Señala que se quejaron ante los funcionarios de la empresa agroforestal que los atiende, suponiendo que era una deuda de esta, y ellos les aseguraron que pagaron los adeudos a la cooperativa.

 «Lo cierto es que los malhechores que se embolsillaron nuestro dinero —afirma—, no han recibido el peso de la justicia. Y nosotros aún continuamos sin respuesta».

 Es una vergüenza el proceder de una cooperativa que lleva el nombre glorioso de Julio Antonio Delgado, un joven combatiente de 21 años del Movimiento 26 de Julio, natural de Yacabo Arriba, quien cayera heroicamente el 19 de septiembre de 1958 enfrentando al ejército de la tiranía batistiana.

 Pero al final, ojo con que el movimiento cooperativo se aparte de sus principios fundacionales. No es la primera vez que afloran en esta columna adeudos a productores que provienen de malos manejos de  directivos de esas formas productivas. La asamblea general de asociados de la CCS es democrática y tiene que hacer sentir su fuerza y poder, para evitar que se llegue a tales extremos. Cooperativa viene de la palabra cooperar, no de engañar y entorpecer.

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