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«En la lucha por la invulnerabilidad política, busquemos primero nuestras flaquezas, esas que nos hacen vulnerables, y construyamos juntos el difícil y seguro camino hacia el socialismo irrevocable», sostiene el Informe Central al VII Congreso de la FEU.
El documento, leído en la sesión plenaria por Carlos Lage Codorniú, presidente de la FEU, reafirma que el compromiso de los estudiantes es «afianzarnos a nuestros principios y a los mejores valores que ha sembrado la obra de la Revolución en nosotros; y luchar por encima de nuestras carencias, insuficiencias y dificultades para formar al hombre nuevo que habrá de seguir defendiendo y alzando la sociedad nueva».
Los estudiantes recordaron el llamado de Fidel el 17 de noviembre de 2005, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, a garantizar la continuidad de la Revolución.
Por ello, el Congreso fue convocado bajo el precepto de pensar en el futuro de la Revolución, en su invulnerabilidad, sus riesgos, sus retos, y en cómo los hombres pueden asegurar o no que los procesos revolucionarios se derrumben o sean irreversibles.
«La FEU del VII Congreso ha cambiado su fisonomía —expresó el dirigente estudiantil—. Luego de más de 80 años limitada a los grandes recintos universitarios, se fue a vivir a todos los municipios del país, transformó sus estructuras, amplió sus posibilidades de impacto en la sociedad y se hizo más de pueblo.
«Con el inicio de la Batalla de Ideas las viviendas de la capital del país recibían a los universitarios para diagnosticar desde varias aristas el entorno social del momento. Nacían así las Brigadas Universitarias de Trabajo Social (BUTS) convocadas por nuestro Comandante en Jefe, cuyos primeros resultados fueron la génesis de muchos de los Programas de la Revolución, incluido el de Formación de Trabajadores Sociales.
«La Revolución Energética llevó a una reedición de las BUTS, también bajo la guía de Fidel. Más de 80 000 miembros de la FEU participaron durante el curso escolar y más de 125 000 en el verano, acompañando a 28 000 trabajadores sociales, igualmente estudiantes universitarios».
Para los delegados, las BUTS han sido un proceso en que los dirigentes de la FEU han tenido que tratar a cada estudiante por separado.
El Congreso concentró su discusión fundamental en las estructuras de base, y la brigada fue reconocida como la primera trinchera.
Se reconoció que la organización no ha puesto en el centro de su trabajo tareas que debieran ser primordiales, como la atención a las brigadas y la discusión de los dirigentes con sus estudiantes y viceversa.
En ese sentido se reconoció que es poca la cultura del debate que existe en los estudiantes cubanos.
Los jóvenes asistentes al Congreso sostuvieron que unidad no quiere decir pensamiento único, es flexibilidad, es escuchar, pues las mejores decisiones salen a partir de contradicciones.
Para este Congreso se dio especial seguimiento a la preparación de los dirigentes estudiantiles, método que debe ser parte del actuar cotidiano de la organización. Ernesto Guevara, de Santiago de Cuba, reconoció que los estudiantes cubanos no estaban acostumbrados a discusiones con la profundidad a que los llamó el discurso de Fidel del 17 de noviembre de 2005.
«No estamos habituados a hacer el trabajo político-ideológico con profundidad, con claridad, con franqueza. Hay temas tabú, como la continuidad de la Revolución. ¿Cómo no vamos a discutirlo? Sin ser irreverentes ni irrespetuosos, pero si no lo hacemos, ¿cómo vamos a estar claros de lo que nos toca como estudiantes?».
El Congreso concluyó. El resultado de sus jornadas estará fundamentalmente en la manera de retomar todos los días lo que se pudo hacer para esta cita.
